Rosario empezó a recuperar algo de su fisonomía habitual luego de 52 días de restricción por el aislamiento social obligatorio en el marco de la pandemia. Con la habilitación de más rubros comerciales en turno tarde, el microcentro revivió de manera parcial, aunque muy esperada por quienes se emplean allí. Tiendas de indumentaria, zapaterías, mueblerías, jugueterías, textiles, boutiques, relojerías volvieron a levantar sus persianas y la clientela reaccionó todavía con reticencia en esta cuarentena que ahora se extiende hasta el lunes 24. En rigor, la calle mostró más vehículos que personas. Algunos atribuyeron la ausencia de multitudes al paro de colectivos; otros sostienen que el motivo es simplemente preventivo, hay quienes alegan que tampoco hay plata como para que el centro reanude con un festival de ventas. Con todo, ayer Pablo Javkin recorrió el microcentro y reveló que analiza la autorización para otros rubros que aún esperan para reabrir.
-¿Puedo pasar? -preguntó una mujer a otra que limpiaba la vidriera de una pilchería en el paseo comercial de Córdoba al 1300.
-¡Sí, por supuesto! -se apuró en responder la vendedora y soltó el limpiavidrios para atender a la primera clienta en casi dos meses.
El paisaje ayer alternó locales abiertos con persianas bajas en otros. "Quién sabe cuántos de estos volverán a abrir o seguirán cerrados", evaluó una señora desde una regalería de peatonal San Martín.
Entre los comentarios también se mezclaban optimistas y pesimistas. "Arrancamos bien, al menos la gente entra. Sin dudas que abrir es mejor que la venta online como funcionamos en los últimos 20 días. De esa forma facturamos el 15% de lo que hubiera sido en tiempo normal. Y encima, con el inicio de clases. Esto nos golpeó, pero bueno, ahora volvimos a abrir", celebró el empleado de una cadena de librerías en la peatonal Córdoba, munido de mascarilla facial y rociador de alcohol frente a cuatro clientes que aguardaban en hilera al otro lado de la puerta. El protocolo ante todo, dijo el vendedor.
En las esquinas, todos los taxis cruzaban "libres" y en las esquinas los choferes masticaban bronca. El día 1 de reapertura comercial no contó para ellos. "Hoy trabajé peor que un sábado. Es mentira lo que dicen en televisión que volvimos a trabajar bien. La recaudación es 90% menos que antes. Imaginate que me vuelvo a casa con 500 pesos en el día, y de ahí gasto 200 pesos de gas para laburar mañana", dijo un taxista.
Una empleada recibía a todos en la galería La Favorita y le rociaba las manos con alcohol. "Sí, hoy reabrimos pero circula poca gente todavía", observó. Adentro, una vendedora de bijou contó su impresión: "La gente no anda paseando como antes, viene por algo puntual. La persona que entró, compró y se fue". Agregó que le alegra haber conservado el empleo, pero que también siente temor al sentirse expuesta al contacto directo con la clientela y el tránsito de personas en el paseo comercial.
"Venimos muy bien y debemos seguir por este camino, para así poder garantizar que nos sigamos cuidando entre todos. Después de estos 14 días, veremos qué otras cosas podremos flexibilizar”, comentó Javkin mientras recorría la peatonal Córdoba.
La reapertura corre por ahora para galerías, pero no para shoppings, según el decreto nacional 459 y el decreto provincial 393 con el que Santa Fe adhirió. Con todo, Falabella no reabrió a pesar de que estaba habilitada para hacerlo.
Agentes de la GUM y la Policía que recorrían el centro confirmaron esta sensación de que "la gente aún tiene miedo, y si viene es porque necesita algo concreto", resumió uno. Si bien el decreto lo habilita desde ayer, no se vio ni a un solo niño de compras con sus padres en la recorrida que este diario hizo por el centro.
El corredor de calle San Luis lucía ayer al promediar la tarde casi desolado, con muchos locales cerrados y pocos transeúntes. Sobre la dársena de plaza Sarmiento, dos camionetas de la Secretaría de Control emitían por altoparlantes un mensaje de prevención sanitaria, y ese era el sonido dominante en esa esquina habitualmente ruidosa.
Hasta El Palacio de la Oportunidad atendió menos clientes que lo esperado. Una vendedora en una zapatillería frente a plaza Montenegro evaluó: "La gente vino más temprano, ahora aflojó. Lo que pasa también es que nuestra clientela usa el colectivo, que hoy estuvo de paro". "Esto es mejor que vender online. Ojalá que la gente se cuide y nos cuide", anheló la empleada.