Arrancó por la derecha, pero todavía no estaba consagrado como el genio del fútbol mundial. A cinco meses de cumplir 20, ya campeón del mundo juvenil y con casi cuatro temporadas en la primera de Argentinos Juniors, Diego Maradona ensayaba hace exactamente 40 años su obra más maravillosa en un mítico escenario como Wembley, aunque el gol se le negó por un puñado de centrímetros. Corregida y ampliada, el astro astro recrearía aquella joya seis años después, ante el mismo rival y en los cuartos de final que del Mundial que marcarían su consagración definitiva como el mejor jugador del planeta.
Aquel 13 de mayo de 1980, la selección campeona del mundo dirigida por César Luis Menotti se presentaba ante Inglaterra, que venía de quedarse afuera del Mundial de Argentina pero estaba integrada por la base del Liverpool de Bob Paisley, que dominaba el fútbol europeo por aquellos años. Su estrella era el Super Ratón Kevin Keegan, balón de oro al mejor jugador europeo de 1978 y 1979, que ya había dejado a los "Reds" y brillaba en el Hamburgo alemán.
Por el lado albiceleste, la formación era casi calcada a la del '78, aunque la ausencia de Mario Kempes y Osvaldo Ardiles estaba suplantada por dos juveniles del '79: Maradona y Juan Barbas. Los otros dos titulares que no habían estado en el Mundial eran el zaguero de Racing José Van Tuyne y el puntero de Newell's, Santiago Santamaría, reemplazante de Daniel Bertoni. Lesionado en los primeros minutos, "Cucurucho" le dejó su lugar a otra joyita del juvenil: Ramón Díaz.
A pesar de los nombres rutilantes, la gira, que contemplaba otros dos partidos ante Irlanda (1-0) y Austria (5-1), era riesgosa, ya que el equipo hacía mucho que no se reunía y le faltaba rodaje competitivo. Por eso sufrió en el comienzo algunos sobresaltos que controló muy bien Ubaldo Fillol, aunque pudo abrir el marcador con una corrida de José Daniel Valencia, que terminó rematando contra el palo, después de que un defensor rechazara sobre la línea su toque ante Ray Clemence.
Entonces a los 19 minutos llegó la jugada en cuestión: disfrazado, sin saberlo, del Negro Enrique, Barbas tocó para Maradona, que aguantó la carga de Phil Thompson y giró, desairando también el cruce de Raymond Kennedy. Frente a los centrales Kenny Sansom y Phil Neal aceleró hacia el área y quedó cara a cara frente a Clemence. En aquel borrador, eligió pegarle de zurda, con cara externa, pero el balón salió pegado al palo derecho del arquero inglés.
A pesar de no haber sido gol, los 92.000 espectadores que colmaron Wembley ovacionaron la maniobra del Diez argentino. "Señores, el aplauso de todo el estadio para Maradona", se emocionaba Enrique Macaya Márquez, que compartió la transmisión oficial para la televisión argentina, con Mauro Viale en los relatos. Casualmente, el narrador también estuvo seis años después en el estadio Azteca cuando la copia superó al original. Pero su "notable lo de Maradona, notable, notable, notable, se va, se va, se va, se va, se va y le pega y es gol... le pega, le pega goooooooooolazo de Maradona... El mejor del mundo, Maradona dos, Inglaterra cero, que golazo, Maradona..." para "la jugada de todos los tiempos" quedó en el olvido y opacada por el "barrilete cósmico" de Víctor Hugo para Radio Argentina, que se transformó en complemento perfecto para el mejor gol de la historia de los mundiales.
El propio Maradona contó que su hermano Hugo, que cuatro días antes había cumplido 11 años, le cuestionó la definición. "¡Boludo!, no tendrías que haber tocado... Le hubieras amagado, si ya estaba tirado el arquero...". Y yo le contesté: "¡Hijo de puta! Vos porque lo estabas mirando por televisión...". Pero él me mató: "No, Pelu, si vos le amagabas, enganchabas para afuera y definías con derecha, ¿entendés?", contó el Diez en su libro autobiográfico sobre aquel diálogo telefónico con el "Turco".
Aquella anécdota de Maradona disparó el mito de que seis años después, tras dejar atrás a medio equipo inglés y enfrentarse a Peter Shilton, el Diez recordó el consejo de su hermanito para la definición. Sin embargo, el astro lo desmintió. "Como ya lo dije mil veces, en el momento no me acordé de aquello que me había dicho mi hermano el Turco, pero sí me di cuenta de que, aunque sea inconscientemente, algo de eso me había venido a la cabeza. Y a los pies. Porque defino como el Turco me había dicho que hiciera", contó Maradona.
Tras la oportunidad perdida por los visitantes, Inglaterra se puso en ventaja antes del final del primer tiempo, con un cabezazo de David Johnson tras un desborde de Stephen Coppell. El mismo delantero del Liverpool aumentó en el inicio de la segunda parte al aprovechar un rebote. El descuento rápido de penal de Daniel Passarella, tras una infracción que le cometieron a Maradona, ilusionó a los argentinos, pero Keegan selló el 3-1 final con un remate desde el borde del área cuando promediaba la etapa.
Sin embargo, con el tiempo, el partido pasó a un segundo plano y quedó en el recuerdo por aquel "no-gol" de Maradona, que luego tuvo otras dos recreaciones inolvidables, más allá de la del propio Diego en México. El 18 de abril de 2007, fue Lionel Messi, que casualmente tenía 19 años como el Diez en Wembley, el que construyó un gol muy similar en un partido que el Barcelona disputó ante el Getafe por la Copa del Rey, cuando comenzaban sus primeras comparaciones con Maradona.
Un año antes, en una publicidad de bebidas, un joven sin pinta de jugador pero con la famosa camiseta azul, que se metió de última en un picado, se reencarnó en Maradona cuando se enteró que se jugaba por la Coca y replicó el gol en un potrero con arcos marcados con buzos. Claro que el borrador original se dio hace 40 años, aquel 13 de mayo en el viejo Wembley.