El Poder Ejecutivo ya definió cuál será el precio de referencia para el petróleo con destino al mercado interno, el denominado barril criollo. Será fijado en 45 dólares el barril, es decir un precio inferior al vigente hasta el año pasado, pero muy por encima de la cotización del crudo en los mercados internacionales. A su vez, se anticipó que, de manera implícita, el mismo decreto señalará que el valor de los combustibles al público quede fijado en los valores actuales hasta fin de año.
La resolución abre más de un interrogante, sobre todo porque al mantener el precio de referencia en dólares, los precios internos quedan enganchados a la evolución de la moneda estadounidense. La otra pregunta que se hace el sector es: ¿podrán sostenerse las estaciones de servicio, sobre todo las de propietarios particulares, con precios congelados hasta fin de año, si no hay al menos una bonificación en el precio que reciben por litro?
El decreto del Ejecutivo, ya redactado, define un precio sostén que está por encima del costo de extracción como forma de garantizar el abastecimiento. Sin embargo, desde el ala de los especialistas, se ha cuestionado por qué, tratándose de un precio sostén a la producción local, se fija el valor en dólares. La determinación del precio con un horizonte que se prolonga hasta fin de año pretende darle estabilidad al costo del crudo para refinerías, pero aun así queda librado a lo que pase con el dólar.
Para los expendedores, en tanto, queda un problema adicional. El sector ya venía reclamando, antes de la emergencia sanitaria, una compensación por los aumentos salariales del año pasado que no llegaron a ser cubiertos con los aumentos del combustible, que representaria una proporción de alrededor del 16 por ciento del precio en surtidor, según relató a Página/12 Julio Alonso, presidente de la Federación de Entidades de Combustibles (FEC).
"Asumimos el compromiso de mantener el personal en todo el país pese a la brutal caída en el mercado,y lo estamos cumpliendo", señaló. Las ventas de naftas cayeron, en marzo y abril, entre un 80 y 85 por ciento con respecto al mismo período del año pasado, estimó, por el impacto de las restricciones para circular. Esta semana, con la apertura parcial de actividades, las ventas subieron "a un 45 al 50 por ciento de lo que podría ser considerado un nivel normal", indicó. Pero subrayó que "con ese número, no se puede mantener el negocio".
Los dueños de estaciones de servicio accedieron al programa de Asistencia al Empleo que les subsidió el 50 por ciento de los sueldos, admitió Alonso, que lo consideró insuficiente para cubrir el bache por la falta de ventas en ese período. "Desde el año pasado, venimos pidiendo una bonificación de impuestos nacionales y provinciales (IVA e Ingresos Brutos) sobre el 16% que le corresponde al expendedor, para equiparar el aumento de sueldos de 2019; pero ya con la pandemia no pudimos volver a tratarlo".
Las estaciones de servicio son la tercera pata en este asunto, pero no fueron convocados a la discusión sobre el precio del barril criollo, que quedó entre las petroleras y el gobierno. "A la secretaría de Energía sólo accedemos vía correo electrónico, que no es el modo de discutir de un tema tan sensible que, a corto plazo, puede derivar en el cierre de muchas estaciones de servicio", advirtió el titular de FEC. "También pedimos reunirnos con el Ministerio del Interior -- agregó finalmente--. Esperamos respuesta en los próximos días, no vamos a despedir a nuestros empleados pero tampoco vamos a llegar a fin de año. Sólo van a quedar las estaciones de red que son propiedad de las petroleras".