Al menos 60 miembros de la Gendarmería Nacional llegaron el domingo a Salvador Mazza, localidad argentina ubicada en la frontera con Bolivia, y este martes lo hicieron otros 67 policías de la provincia de Salta. El objetivo es reforzar los controles en la frontera con San José de Pocitos, pueblo fronterizo de Bolivia y paso previo antes de la cercanísima ciudad de Yacuiba.
A estos poblados los divide una quebrada que tanto el jefe de la Agrupación 7ª de Gendarmería Nacional en Salta, el comandante general Pablo Gigena, como el ministro de Seguridad de la provincia, Juan Manuel Pulleiro, reconocieron que es fácil de cruzar.
Es que a diferencia de la frontera entre Aguas Blancas (en el departamento Orán) y Bermejo (en Bolivia), donde el río homónimo de esta última ciudad fronteriza las separa, entre Salvador Mazza y Pocitos-Yacuiba sólo hay quebradas, con el agravante de que hay viviendas construídas sobre el límite internacional mismo, por lo que hay patios binacionales, asentados en ambos países.
Los pedidos de los controles y patrullajes habían sido reiterados por los vecinos del lado argentino de esa frontera seca que abrieron a pico y pala un camino para comunicarse directamente con Salvador Mazza. El reclamo se agudizó tras conocerse que en la ciudad de Tarija había muerto un vendedor ambulante de Yacuiba, ciudad ubicada a tres kilómetros de la frontera argentina. El 2 de mayo pasado se conoció que tenía Covid-19. El trabajador ambulante solía tener su puesto en el Mercado Campesino (donde algunos argentinos iban a comprar) y concurría a las ollas comunes (populares) que se hacían en el barrio Las Delicias, ubicado a solo 300 metros del paraje El Sauzal, de Salvador Mazza.
En su desesperación los vecinos levantaron alambrados y cerraron con ramas algunos de los 50 pasos informales o no habilitados de la frontera, en procura de impedir el paso de habitantes del lado boliviano a Salvador Mazza. Sin embargo, Nélida del Llano y Gabriela Maizares, de El Sauzal, contaron a Salta/12 que el paso de personas continuaba, dado que los controles del lado boliviano habían desaparecido. Eso sucedió, paradójicamente, cuando en Yacuiba se dispuso encapsular el barrio Las Delicias.
Contrabando de un lado y otro
Gigena reconoció en una nota con Radio Nacional Salta que por día las patrullas de Gendarmería detienen entre 20 y 30 personas que intentan cruzar la frontera. La mayoría buscaba pasar de Salvador Mazza a Yacuiba, porque en la localidad argentina se buscan alimentos industrializados para vender en Bolivia.
El agente sanitario que tiene a su cargo la llamada frontera seca, Felipe Sánchez, explicó a Salta/12 las razones del “contrabando” de alimentos. “En Yacuiba no tienen mucha industria, entonces tampoco tienen tanto alimento industrializado”, dijo, razón por la cual los cruces son para comprar mercadería.
Del otro lado, en tanto, Gigena sostuvo que se contrabandean cigarrillos y hojas de coca. Ambos productos tuvieron un incremento desmesurado, pues hay marcas de cigarrillos de Bolivia que en Argentina se vendían a $65 antes de la cuarentena, y ahora están en el orden de los $220. El precio de la hoja de coca, en tanto, estaba cerca de $2 mil el kilogramo en Salta Capital, antes de la pandemia, y en la cuarentena alcanzó casi $20 mil.
Si bien Gigena entendió que el control en esta frontera es más difícil, sostuvo que la disparada de los precios de la hoja de coca como de los cigarrillos importados dan cuenta de que los controles “funcionan” y que la frontera no es un coladero, como sostienen desde otros sectores.
El oficial detalló que los 60 gendarmes que llegaron el domingo desde el Móvil 5 de Santiago del Estero, se sumaron a los 130 uniformados de la fuerza nacional que aportaron el Escuadrón 52 de Tartagal, el 54 de Aguaray, y la Unidad de Reconocimiento de General Mosconi (todas localidades del departamento San Martín). Añadió que se incorporaron los puestos fijos en distintos sectores de la frontera para dar un mayor cuidado.
Pulleiro, por su parte, indicó a la Revista Actualidad, de Salvador Mazza, que los 67 policías de la provincia que llegaron entre este lunes y martes a la ciudad fronteriza, se suman a otros 27 que había destinado la provincia a fines de la semana pasada.
Por otro lado, el secretario de Gobierno de Salvador Mazza, Daniel Campos, sostuvo que los refuerzos en la frontera generaron rechazo del lado boliviano, dado que hubo situaciones en las que se tiraron piedras contra patrullas y controles de los uniformados.
Para este miércoles, en tanto, se esperan coordinar los trabajos para que por primera vez Bolivia acepte la repatriación de los más de 500 ciudadanos de ese país que aún se encuentran en Argentina. El único paso autorizado para las repatriaciones entre Argentina y Bolivia es Salvador Mazza.