Tanto el gobierno español como el francés manifestaron ayer que no van a negociar la posible entrega de armas con la organización separatista vasca ETA y exigieron nuevamente su disolución, tras tomar con escepticismo el supuesto desarme hasta al menos conocer los detalles del mismo.
“ETA ha hecho su enésimo anuncio. Dice que se va a desarmar. No habrá nada a cambio de nada”, anunció el presidente de España, Mariano Rajoy, en un acto de su partido en la ciudad vasca de Vitoria. La entrega de armas es una de las dos condiciones exigidas por el gobierno español, junto con la disolución total de ETA, para iniciar una nueva fase en el proceso abierto tras el cese de la violencia en octubre del 2011. “El gobierno de España aplicará la ley, como hemos venido haciendo siempre, y estoy convencido de que el gobierno de Francia, como ha venido haciendo siempre, aplicará la ley. Esa es la posición del gobierno y la posición última”, sentenció el mandatario conservador.
Por su parte, el ministro francés del Interior, Bruno Le Roux, aseguró que no negociará con la organización separatista vasca la entrega de armas e informó que “sólo la autoridad judicial está habilitada” para hacerse con el arsenal. “La única solución para un desarme respetuoso con la ley es señalar la localización de esas armas a las autoridades”, explicó Le Roux en un comunicado, en respuesta al anuncio que medios de comunicación españoles y franceses dieron a conocer ayer sobre el posible desarme de ETA el próximo 8 de abril. “Si ETA quiere proceder a su disolución y someterse a la ley, le corresponde entregar todas sus armas a ambos lados de la frontera”, agregó.
El ministro francés respondió así al dirigente del movimiento ecologista y social francés Bizi, Jean-Noel Etcheverry, quien reveló ayer al diario francés Le Monde que el grupo armado vasco le había confiado a su organización y a otros negociadores la responsabilidad del desarme de su arsenal. Según confirmaron ayer fuentes nacionalistas del País Vasco, Rajoy había sido informado el martes pasado sobre los supuestos planes de ETA para que este estuviese “a la altura de las circunstancias” facilitando la entrega de armas del grupo y evitando obstáculos al proceso.
Si bien Etcheverry pidió a las autoridades de Francia y España negociar la entrega de las armas, estas mostraron su cautela ante el anuncio y esperan conocer los detalles del plan antes de aprobarlo. Este escepticismo responde a que ETA ya protagonizó una supuesta entrega de armas en el 2014, que resultó ser falsa. Cinco años y medio después de anunciar el cese definitivo de la violencia, el grupo armado anunciará al parecer de forma inminente los detalles del plan para entregar el arsenal que sigue en su poder, escondido en su mayoría en territorio francés.
También la prensa tomó con cautela el plan de desarme que trascendió el viernes. Los editoriales dieron por “liquidada” a ETA desde hace tiempo y rechazaron cualquier contraprestación. “La banda ya ha sido derrotada tanto por la policía como por la sociedad”, señaló el diario El País. Mientras que para El Mundo, el desarme “no sería sino que una muestra más de la extrema debilidad de la banda”.
El grupo separatista vasco nació en 1959 en plena dictadura de Francisco Franco (1939-1975) con el objetivo de lograr, por la vía de lo que calificaba como “lucha armada”, la independencia del País Vasco del resto del país. Después de casi medio siglo y más de 850 muertos, ETA anunció el cese de la violencia en el 10 de octubre del 2011. Desde entonces, el grupo resultó descabezado por reiterados golpes policiales y judiciales. La organización evitó dar los pasos hacia el desarme, confiando en poder negociar con los gobiernos de España y Francia por ejemplo a cambio de beneficios para sus presos, actualmente casi 400 dispersos en cárceles de España y Francia.