“Sos muy linda para ser ingeniera”, es una de las tantas frases que las mujeres que trabajan en la Comisión Nacional de Energía Atómica se acostumbraron a escuchar en su vida cotidiana. Son un 35 por ciento de mujeres, y sólo hay dos gerentas sobre 40, por debajo de las gerencias de áreas. Yendo a la marcha del Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata, en 2015, un grupo decidió organizarse en Las Curie para que se escuchen sus voces. Ahora, en pleno Aislamiento Social Preventivo Obligatorio, sumaron sus voces críticas ante la posible designación de Mauricio Bisauta como presidente de la CNEA y también aprovechan para pedir la democratización de la forma de elegir la conducción de este organismo estratégico.
Las12 conversó con Marina Carpano y Carolina Komar, del Centro Atómico de Constituyentes (San Martín) y Adriana Serquis (Bariloche), quienes prefirieron expresar una posición colectiva antes que personal. “Las mujeres y diversidades sexogenéricas sentimos que hemos sido poco escuchadas, y que las situaciones que atravesamos dentro de la institución han sido minimizadas y subestimadas por las autoridades en la mayoría de los casos. Y Bisauta está desde hace años en ese grupo de autoridades”, dice el comunicado. “La CNEA tiene una gran deuda con las mujeres y diversidades que trabajan en la institución”, expresaron. La falta de datos oficiales sobre diversidades es en sí mismo un dato. En cuanto a las mujeres: “Ocupamos un porcentaje muy bajo en los lugares de dirección y, por ende, en la toma de decisiones: sólo alrededor del 17% de los puestos de dirección más altos. La mayoría de estos cargos de dirección que ocupamos son en áreas transversales, es decir, no de áreas de tareas técnicas propias de CNEA”, agregan y apuntan que son apenas el 16 por ciento de los puestos en las instalaciones productivas. Esto amplía la brecha salarial, teniendo en cuenta que allí se perciben turnos, guardias e incentivos económicos.
Sobre las formas de relación entre los géneros, las situaciones de violencia machista y abusos de poder, apuntan que “hubo situaciones concretas que fueron denunciadas. Pocas, demasiado pocas, pero también hubo un montón de estudios internos hechos por los colectivos de mujeres en los cuales se denuncian cuestiones más sutiles”. Para Las Curie, “hay una cierta violencia naturalizada. Se ve en un montón de ámbitos en los cuales habla una mujer, y es como que no pasó nada, pero dice lo mismo un hombre y todo el mundo se da vuelta. Son cuestiones sutiles, muy difíciles de denunciar, de demostrar que tienen que ver con una cuestión de género”. Como viene dejando en evidencia el movimiento feminista, se trata de “la punta del iceberg. Abajo hay un montón de construcción, de cositas que una fue naturalizando”. En primera persona, una de las entrevistadas asume: “Hice un montón y sigo haciendo el aprendizaje de ir cambiando la mirada, de ver qué cosas tenía naturalizadas. Antes pensaba que no pasaba nada, que era así, que nos tratan igual a mujeres y hombres, hasta descubrir que no es cierto”.
Sobre la posible designación del nuevo presidente del CNEA, Las Curie tienen algo para decir. “Bisauta cumplió un rol protagónico en el desmantelamiento de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) desde su cargo de presidente y vice en la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), reduciendo su plantel de 450 a 87 trabajadorxs”, expresan Las Curie en un comunicado, que se suma a otras críticas ya reflejadas por Página/12 . Y por videollamada, ponen el eje en “lo que significa la tecnología y la soberanía nacional sobre esas tecnologías, acá hay una fuerte puja sobre si uno tiene que dedicarse a tecnologías que se están desarrollando afuera y simplemente adaptarlas o implementarlas acá, o seguir pujando por una tecnología soberana, que ha colocado a la Argentina históricamente en una posición muy importante a nivel mundial. Entonces, perder esa soberanía, perder ese rumbo, que había sido empezado a revalorizar por el gobierno anterior al de Cambiemos… Me parece que retomar ese rumbo es importantísimo, pero no se puede hacer con actores que han contribuido a la destrucción durante los últimos cuatro años”.
Las Curie enfatizan que CNEA es “una institución verticalista” y bregan por el cumplimiento de la ley 24.804, que establece la designación de un directorio. Creada en 1950, la CNEA es un ente autárquico en jurisdicción de Presidencia de la Nación. “Queremos avanzar en la democratización. La realidad es que en estos días, hay dos o tres casos de todos los gerentes que fueron elegidos por los trabajadores, siempre de cargos de menor rango, no de los que llamamos primera línea de apertura, que dependen directamente de la Presidencia. Hay sólo contados casos porque por lo general son todos puestos desde arriba, por más que sean personas que vienen con historia en la institución”, dice una de Las Curie, mientras otra puntualiza que es bueno que “los integrantes del departamento elijan al jefe de departamento, y poder pelear que elección participen becarios, que a veces no están considerados como plenos trabajadores por la institución. Entendemos que si hay lugares donde se pudo hacer, quiere decir que se puede generalizar y éste es un momento para avanzar en esas formas democráticas, que las elecciones en todo caso tengan que ver no solamente con el área técnica, sino con cómo uno puede ejercer una jefatura y el manejo de un grupo, que también es importante para ser un jefe, un gerente”. Las Curie recuerdan que vienen de “cuatro años de resistir un montón de cosas”. “Y ahora queremos profundizar sobre las políticas soberanas, energéticas y científicas que sabemos que desde CNE podemos hacer”, agregan.
Con la decisión de discutir la soberanía, las políticas energéticas, la democratización de CNEA, Las Curie también se preguntan sobre el impacto diferencial de lo que viene, la llamada “nueva normalidad”, porque en un ámbito con tanta preeminencia de lo masculino, la agenda del cuidado es aún más invisible. “Muchos gerentes, como la mayoría son hombres, no tienen en cuenta las situaciones que ocurren con la pandemia, cómo se va a volver al trabajo, la posibilidad de flexibilizar las tareas en función de la cantidad de personas dedicadas al cuidado. Sabemos que casi siempre recae sobre las mujeres. Todo eso no se está teniendo en cuenta, solo se está discutiendo cómo cumplir los protocolos de seguridad para volver al trabajo”, alertan. Lo que les pasa a Las Curie es un tema de muchas trabajadoras del mundo. “¿Qué pasa con las mujeres ante el aumento en la demanda de las tareas de cuidado, cuando no pueden hacer teletrabajo 8 horas por día y a cualquier hora? ¿Por qué no están claros los criterios y terminan quedando en la práctica en manos de cada jefe, con las arbitrariedades que esto implica?”, preguntan.