Cada uno tiene sus mambos. Rosario (Mercedes Funes) es una madre que no puede resolver -mucho menos disfrutar- su maternidad en cuarentena. Julio (Coco Sily) es un sesentón que se instaló en la casa de su mamá para poder cuidarla y sufre la convivencia hasta la asfixia. Malena (Violeta Urtizberea) es una médica que interviene en la pandemia y a la que los vecinos del edificio donde vive la quieren linchar por miedo a que los contagie. Diego (Luciano Cáceres) es un gay que no soporta el encierro, la imposibilidad de ir al gimnasio y la inactiva vida sexual que le impone la pandemia. Todos padecen el aislamiento social preventivo obligatorio, pero no se conocen entre sí. Sólo comparten a la misma terapeuta, Anita (Carola Reyna), que trata de ayudarlos a resolver sus problemas a través de sesiones online. Ese es el cuadro de relaciones de Terapia en cuarentena, la única ficción que pudo grabarse en el país desde que se decretó la emergencia sanitaria y que hoy jueves a las 22 la plataforma Cont.ar pone a disposición gratuita los dos primeros capítulos.
En tiempos en los que las ficciones extranjeras copan las pantallas y concentran la audiencia, y la producción nacional atraviesa una de sus crisis más profundas, el estreno de una serie hecha en el país se presenta como una inmejorable propuesta. Terapia en cuarentena cuenta, además, con el agregado de haberse pensado, desarrollado, grabado y editado a distancia, sin contacto físico de ningún tipo entre todos los profesionales que intervienen, acatando el protocolo sanitario que impuso el gobierno nacional y los gremios audiovisuales para la actividad. De ocho episodios, que se irán estrenando de a dos por jueves, la serie es una alternativa creativa a los condicionamientos que el coronavirus impuso a la vida social y audiovisual argentina.
Sobre una idea original de Marcelo Camaño (Montecristo, Vidas robadas), Terapia en cuarentena avanza en su trama a partir de las sesiones online que la psicóloga Ana tiene con los distintos pacientes. Como para ella la modalidad virtual también es nueva, Ana deberá lidiar con las exigencias profesionales por la que la contactan sus pacientes, pero además con sus propios miedos e incomodidades que le genera esta inédita dinámica laboral. En tono de comedia dramática, la serie intenta acompañar la cuarentena contando historias con las que los usuarios se puedan identificar.
“Son pacientes que plantean temáticas comunes a muchos, con las que probablemente se pueda identificar mucha gente, atravesados por la cuarentena”, le explica Marcelo Camaño, el autor de la serie, a Página/12. “Son historias que nos harán reír un poco, emocionarnos y reflexionar sobre lo que nos pasa, si es que hay alguna posibilidad de hacerlo. Creo que Terapia en cuarentena nos servirá para reconocernos en la argentinidad, en la solidaridad, en el enojo y en esta necesidad imperiosa de los argentinos urbanos que necesitan de su reflexión semanal en la terapia”.
Más allá de la historia en sí, la serie es también un ejemplo de creatividad bien entendida en tiempos de pandemia. El desafío de poder planificar, grabar, editar y estrenar una ficción en pleno aislamiento no es un detalle menor, y demandó un esquema de producción especial e inédito, avalado por la Asociación Argentina de Actores. En principio, los productores diseñaron un sistema en el que tanto el elenco como el equipo técnico involucrado en las grabaciones recibieron los lineamientos y protocolos de prevención necesarios para rodar las escenas dentro de sus hogares, sin ningún tipo de traslado. Fueron las mismas actrices y los mismos actores quienes se grabaron a sí mismos, pero asistidos y dirigidos de manera remota por el equipo creativo de la productora NOS. Para ello, cada uno de los integrantes del elenco recibieron -por mensajería- un teléfono celular inteligente y un equipo básico de cámara y fotografía, además de elementos de prevención y seguridad (como barbijos, alcohol en gel, guantes). Todo ese material grabado remotamente, finalmente fue editado por el equipo de posproducción de la productora, con cada uno de los técnicos involucrados también desde sus hogares.
“Esta serie es una respuesta de los medios públicos a la crisis que afrontan las industrias culturales”, afirma Claudio Martínez, subsecretario de Medios Públicos de la Nación, de la que depende la plataforma Cont.ar. “Obviamente, no vamos a cambiar la ecuación dándole trabajo a cinco actores cuando hay cinco mil desocupados, pero es un modo de decir presentes frente al parate obligado de la actividad cultural. La cuarentena abrió un mundo de nuevas experiencias y de sensaciones inéditas para todos. La propuesta de esta serie es llevar esas vivencias al consultorio virtual de una psicóloga que, a su vez, tiene que lidiar con sus propias dificultades frente al encierro. La propuesta de Terapia en Cuarentena es explorar el costado divertido y hasta absurdo de esta situación para que todos nos reconozcamos en las historias de los pacientes y, por qué no, de la terapeuta”.