A fines de febrero fue la última vez que concurrí a la casa de fin de semana donde voy desde hace muchos años. El paisaje familiar se vio alterado, algo de lo siniestro se hizo presente, lo unheimlich, saqué una foto para poder localizarlo pero además porque me resultaba inquietante y atractivo. Era un chimango que parado en un mismo lugar durante horas, miraba. La titulé “Chimango al acecho. Sin prisa y sin pausa”.
Dude en clasificarlo: chimango, carancho, bueno… ave de rapiña, carroñera. Ese era el goce del “mal bicho”. Como enuncia Freud: lo que más perdura como siniestro a través del tiempo son nuestras relaciones con la muerte, haciendo hincapié en la relación con los cadáveres, los espectros y los espíritus.
Pasan unos días y el 11 de marzo se produce un accidente en una de las entradas a Rosario, lo televisan en vivo y otra vez la imagen inquietante. Un camión frigorífico que transportaba reses volcó. Al instante empieza a aparecer gente a ver si puede llevarse un trozo de carne porque ya se la supone en mal estado, “carroña”.
La imagen televisiva me lleva a la foto y me angustia. ¿Premonición? bicho de mal agüero, pero estos vecinos no son “malos bichos”. Vienen a esperar si el Senasa determina que la cadena de frío está rota, así pueden repartir y comer carne que últimamente no incluyen en su dieta, están a la espera “mirando a ver qué pasa”, su discurso es pacífico.
El tiempo transcurre lentamente y se va acercando gente que viene de más lejos, motorizada o a caballo, vieron la noticia y vienen a llevarse la carroña. Entrevistan a uno de ellos y me llama la atención que responde con monosílabos, casi como expresión de “lalengua” que aun no es lenguaje que sirve a la comunicación. Quizás alguien que no tuvo la oportunidad de alfabetizarse, casi deshumanizado.
El paisaje va cambiando, aparece gendarmería. La violencia aumenta y la represión está al acecho. Recuerdo el video clip de los fabulosos Cadillacs “Mal bicho”, “vos que andas diciendo que hay mejores y peores, vos que andas diciendo qué hay que hacer”… La situación me angustia, será porque está pasando tan cerca, y encima ya se habla de los primeros casos de coronavirus; otra vez la canción “mal bicho”. Lo siniestro no descansa.
Finalmente Senasa hace oír su voz, la carne sigue viaje a destino. No es para esa gente, que se vuelve sin nada, salvo alguna bala de goma. Otra vez vuelve a mis oídos la canción de protesta de los 90, “Mal bicho”, que como es pegadiza no te la olvidás. Freud en el mismo texto nos dice que también “puede decirse de un ser humano que es siniestro (o mal bicho) cuando se le atribuyen intenciones malévolas…, que se realicen para perjudicarnos con la ayuda de fuerzas particulares”.
A menos de un mes otra noticia, otra vez carne podrida. Es en el supermercado “La Anónima” de Venado Tuerto, que en realidad es parte de una empresa de algunas familias de apellido conocido, que gestionan supermercados. Encuentran una tonelada de carne podrida para ser vendida luego de pasarla por lavandina ¿será para que el consumidor ya la reciba con las medidas de prevención contra el coronavirus?, o para que se enferme y muera. Las imágenes de cómo van apilando los cuerpos sin vida comienzan a aparecer, fotos de trabajadores de un hospital en Detroit que los almacenan en unidades de refrigeración móviles, los geriátricos como lugares donde existe la mayor cantidad de mortalidad, las cárceles, lugares donde pronto podríamos ver el vuelo de los caranchos atraídos por el olor de los cuerpos.
La segregación junto con la muerte aparecen de manera obscena, la pandemia ha venido a levantar un velo. Freud rescata en el texto la definición de Schelling “lo siniestro es algo que debiendo haber quedado oculto se ha manifestado”.
*Miembro EOL Sección Rosario y AMP.