Una orquesta boliviana completó esta semana su segundo mes de confinamiento en la ciudad alemana de Rheinsberg. Los 25 integrantes de la Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos (OEIN) quedaron varados allí por la pandemia.
Los músicos, oriundos de La Paz, llegaron a Alemania el 10 de marzo para actuar en una serie de festivales, pero la irrupción de la Covid-19 cambió los planes: se suspendieron las presentaciones y quedaron imposibilitados de volver a su país.
El conjunto quedó alojado en la Academia de Música de Rheinsberg. Es parte de un complejo palaciego del siglo XVI, ubicado a las orillas de un lago en la pequeña localidad, distante cien kilómetros al norte de Berlín.
"Es una situación que nadie se esperaba," contó a la agencia EFE Carlos Gutiérrez, el director de la orquesta, que interpreta música contemporánea y de vanguardia con instrumentos tradicionales andinos. El grupo celebró el pasado 9 de mayo sus 40 años de existencia.
En lugar de festejarlo con un concierto especial en La Paz, tal y como estaba previsto, la orquesta empleó los instrumentos que tenía a mano y un repertorio distinto del previsto para llegar a su público con una interpretación a través de Facebook.
En estos meses, la OEIN pudo participar en varios proyectos artísticos desde Rheinsberg, gracias al ensamble alemán PHONIX16, que los ha acompañado desde el inicio de su odisea.
Sin embargo, esos proyectos ya han culminado y ahora buscan otra fuente de recursos para solventar sus gastos, al tiempo que Gutiérrez agradeció a las organizaciones que los acompañaron a lo largo de estos dos largos meses. Los gastos de alojamiento y comida de 25 personas rondan los 2 mil euros diarios (unos 2170 dólares). Para colmo, la única posibilidad de repatriación es que los propios músicos contraten un avión privado y se hagan cargo de los 14 días subsiguientes de cuarentena en un hotel determinado por el gobierno boliviano.
Ante esta situación, la OEIN, que ha recibido donaciones de ropa de verano de parte la comunidad boliviana en Alemania, lanzó una campaña de crowdfunding en las redes sociales para costear el viaje de regreso. "Tenemos un deseo grande y potente de retornar a nuestro país y volver a ver a nuestras familias," afirmó Gutiérrez, aunque señaló que son "conscientes de que no sería una vuelta a la normalidad", pues nada será igual que cuando se marcharon.
Los músicos, quienes se comunican todos los días con sus familiares y mantienen una "gran voluntad de trabajo", tienen entre 17 y 25 años y, además de ensayar con la OEIN, han organizado talleres de teatro, poesía y dibujo para "mantener la cohesión" y sostener los ánimos, aunque nada evita que de vez en cuando haya "días grises".
Gutíerrez destacó, sin embargo, que "también nos están pasando cosas muy lindas", por toda la solidaridad recibida de parte de sus colegas alemanes.