“Quieren desaparecer a la escuela pública y no lo vamos a permitir”, advirtió Roberto Baradel, el titular del sindicato de docentes de la provincia de Buenos Aires (SUTEBA), en el cierre de la movilización que sobrevivientes y familiares de víctimas de los centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo durante la última dictadura cívico militar realizaron ayer. La actividad tuvo como eje, en esta nueva edición, su décimo primera, a los trabajadores. “Los trabajadores y la memoria somos la patria”, rezó la bandera que encabezó la columna que recorrió el interior de esa dependencia del Ejército argentino.
El balance de los organizadores de la movilización, miembros de la Comisión por la recuperación de la memoria de Campo de Mayo, fue altamente positivo ayer por la tarde, cuando la caminata y el acto ya habían terminado. Calcularon la asistencia de más de dos mil personas. “Participaron muchos estudiantes secundarios, muchos jóvenes militantes, también docentes”, destacó Antonio Fernández, integrante del colectivo organizador, que también destacó la presencia de referentes de Abuelas de Plaza de Mayo, de Hijos y de “más de 35 sindicatos” bonaerenses.
Baradel estuvo a cargo del cierre del acto, que se llevó a cabo frente a la maternidad clandestina que funcionó en el hospital que aún trabaja dentro de Campo de Mayo. Allí llamó a “reflexionar” sobre “la llegada al poder” del presidente Mauricio Macri y su gabinete “mediante el voto, cuando antes lo hacían solo a través de golpes”. Convocó a la marcha nacional docente del próximo martes y miércoles y a la marcha por el Día de la Memoria del próximo viernes. Junto a Victorio Paulón, referente de derechos humanos de la CTA, quien hizo hincapié en la lucha de los trabajadores a lo largo de la historia del país y recordó los hechos de la Patagonia Rebelde, también convocó al paro de las CTA, el 30 de marzo, y al de la CGT, el 6 de abril.
La sobreviviente de Campo de Mayo Iris Avellaneda celebró la presencia de estudiantes secundarios y jóvenes militantes y recordó a su hijo, que fue víctima del terrorismo de Estado en ese predio. En representación de Abuelas de Plaza de Mayo y de Hijos participó Victoria Montenegro, que ya es participante asidua de las movilizaciones en el interior de la dependencia militar en el noroeste del conurbano bonaerense que año tras año se organizan para reclamar el avance de la justicia sobre lo sucedido allí dentro. En ese lugar funcionaron cuatro centros clandestinos y una maternidad y cuyas víctimas fueron, en su mayoría, delegados sindicales y obreros organizados. Raquel Camps, hija de desaparecidos, también fue de la partida, además de colectivos de derechos humanos de la zona.