“No tuvimos visita médica alguna. Y no queremos salir a la ciudad porque no sabemos cómo estamos”. La declaración es de las vecinas Gabriela Maizares y Nélida del Llano. Ambas viven en el paraje El Sauzal, ubicado a unos 8 kilómetros de la ciudad de Salvador Mazza, jurisdicción a la que pertenece este paraje. La pertenencia es difícil, como la posibilidad de llegar a esa localidad sin pasar por Bolivia. De hecho, el primer barrio de Yacuiba (del lado boliviano) les queda a 300 metros, por lo que antes de la pandemia, iban por ese barrio para cruzar el puente internacional y reingresar al país ya en Salvador Mazza.
Ante la declaración de la pandemia el agente sanitario Felipe Sánchez convocó a los vecinos del paraje. El objetivo era reabrir a pico y pala una huella del camino que une al Sector 5 (último barrio de Salvador Mazza con camino accesible) con El Sauzal. Sánchez comenzó solo a reabrir un trecho de la huella, de 4 kilómetros y medio. Luego llamó a los habitantes del paraje, que ayudaron a continuar el trabajo. Por tres semanas cerca de 60 personas se ocuparon de la limpieza. Con el camino reabierto, el municipio de Salvador Mazza llegó con máquinas para ampliarlo y permitir que pueda llegar una ambulancia.
Ese era el objetivo y la preocupación fundamental de Sánchez, que si bien está en la zona de El Sauzal desde octubre último, hace 35 años que es agente sanitario.
Sánchez contó que durante la cuarentena, y ante la falta de caminos, hubo cuatro personas afectadas por el dengue que tuvieron que ser buscadas por una ambulancia de Yacuiba, que las llevó hasta el paso internacional, en donde fueron trasladadas a otra ambulancia de Salvador Mazza para recién llegar al hospital y poder ser atendidos.
Fue Sánchez quien alcanzó el listado de los casi 160 habitantes de la frontera seca entre Salvador Mazza y Yacuiba. Afirmó que ya hay programadas visitas médicas a esos pobladores con el fin de conocer su estado de salud. Sucede que todos suelen cruzar e interactuar en la frontera. Con la muerte de un hombre de Yacuiba por Covid-19 aumentó el nivel de alarma. “Se está dando prioridad a las embarazadas y adultos mayores” para la revisión médica, dijo el agente sanitario.
Añadió que el problema es que “no se cuenta con el personal suficiente para hacer a toda la población”. Detalló que para 23 mil habitantes cuentan con 18 enfermeros y 5 médicos. Son 15 los cargos vacantes que quedaron tras jubilaciones o fallecimientos de trabajadores de la salud.
Sánchez describió que otro de los problemas es la falta de comunicación. El jueves pasado “cruzaba un señor vendiendo hojas de coca. Pero le dijeron (los mismos vecinos) que se vaya porque lo iban a denunciar. La brigada de Gendarmería estaba a dos o tres kilómetros y no teníamos señal para que la gente de Gendarmería vaya” para hacer el control, relató como ejemplo de los inconvenientes de no tener comunicación.
Del otro lado
Sánchez contó que en la frontera quienes residen del lado argentino son personas que “viven con la hora boliviana y con la moneda boliviana”. Incluso sus números de celular son con característica de Bolivia. Muchos cruzan a diario a Yacuiba porque es donde tienen su trabajo (sea como albañiles, trabajadoras de casas particulares, o peluqueras). “Su fuente de trabajo y toda su vida ha sido del otro lado”.
El agente entendió que “sería bueno que las autoridades tomen con mayor prioridad este lugar”, cuando se trata de salud. “A lo largo de la historia de Salvador Mazza la epidemiología nos dice que sí va a haber casos (de la Covid-19), acá”, si es que se da en Bolivia, advirtió.
Esto sucedió durante los años ‘80 con el brote de paludismo que duró hasta el ‘89: “Empezó en Bolivia y después pasó para acá”, dijo. “Con el cólera (en los ’90), pasó lo mismo”, recordó. También sucede con los ya conocidos brotes de dengue que empiezan en Bolivia y luego pasan a la Argentina por la zona de frontera. En su experiencia como agente sanitario, para Sánchez “es muy posible que (la Covid-19) ingrese por Bolivia”.
Indicó que si bien esta nueva enfermedad es una amenaza latente, la realidad que los acosa es la del dengue. Ya son 2.600 los casos sospechosos que se contabilizan en Salvador Mazza. “Como nunca antes se están dando”, dijo. Sostuvo que incluso hay personal de Gendarmería que dejó de trabajar porque dieron positivo para dengue. Sucede que si bien se espera el frío para que deje de circular el mosquito Aedes aegypti, que transmite el virus de esta enfermedad, en Salvador Mazza aún ahora hace calor.
Por último, Sánchez solicitó a las autoridades que acerquen mercadería a esta población de la frontera dado que hay gente que no tiene lo suficiente para poder subsistir durante la cuarentena. Su relato coincide con el de las vecinas que indicaron que pese a que hubo promesas de llevar alimento hasta la zona, “no hemos recibido nada”.