El aumento de las cifras de contagio y muertes de los últimos días coincide temporalmente con la flexibilización de la cuarentena y la apertura de los nuevos rubros económicos que se produjeron durante esta semana. Sin embargo, según el punto de vista de los especialistas, los efectos de las acciones políticas que el gobierno comunicó en la última conferencia recién se observarán en una o dos semanas. El presente indica que el epicentro del coronavirus es el AMBA y las villas porteñas concentran todas las miradas: de los nuevos diagnósticos en la Ciudad, casi el 70% pertenece a barrios vulnerables.
“Los números que representan la reapertura de los rubros económicos no los estamos viendo ahora. El aumento de los infectados y de las muertes del presente tiene que ver con la relajación que se produjo de hecho (por decisión de la gente) antes de esta reapertura. Me refiero a lo que ocurrió hace unos 10 o 15 días, cuando comenzó a haber más movimiento y mucho más tránsito, sobre todo, en la Ciudad de Buenos Aires. Las cifras que reflejarán lo que hoy sucede las veremos más adelante. Es terrible el desfasaje respecto del día en que el gobierno toma una medida y el momento en que es posible ver los resultados, pero así son las cosas”, plantea Juan Manuel Carballeda, investigador del Conicet en el Laboratorio de Virus Emergentes del Instituto de Microbiología Básica y Aplicada de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
Desde el mismo punto de vista, Mario Lozano --experto en virología y exrector de la UNQ-- apunta: “El impacto que tendrán las políticas que anunció el presidente junto al jefe de gobierno porteño y al gobernador bonaerense se verá recién en un tiempo. Ahora mismo estamos advirtiendo las relajaciones que ocurrieron previamente en el comportamiento de la gente. La normalidad hacia la que vamos es distinta de la normalidad de la que veníamos y nos vamos a tener que acostumbrar durante un lapso verdaderamente largo. Probablemente, durante los próximos dos o tres años requeriremos de distanciamiento social y cuidados personales más rigurosos”, asume Lozano.
La incertidumbre en la que el coronavirus colocó al planeta convierte a las sociedades en parte de un experimento social de enormes dimensiones. Una situación que se puede definir con responsabilidad estatal, como hasta el momento se hizo, y que depende de la voluntad y el compromiso de toda la ciudadanía. Sin embargo, el paisaje es muy distinto en el Área Metropolitana de Buenos Aires respecto de lo que ocurre en la mayor parte del territorio. “En CABA ya se están viendo tasas de duplicación en el número de contagios cada 14 o 15 días. Encima el virus se concentra en barrios populares y en instituciones cerradas como geriátricos, donde los contagios se vuelven muy difíciles de controlar. Por el contrario, el resto del país está bastante bien monitoreado. De hecho, se observa una tasa de reproducción menor a 1 en un montón de provincias”, explica Carballeda. Con “tasa de reproducción”, el especialista se refiere a cuántas personas infecta cada contagiado. El índice “R0” expresa la tasa de reproducción del patógeno, por ello, si se halla más cerca de 2 el país experimenta un crecimiento exponencial, cuando está en 1 (como en el caso de Argentina) se mantiene constante y cuando está por debajo de 1 (es decir, si cada persona contagia a menos de 1 individuo) el número de infectados disminuye. Para que una epidemia termine se requiere disponer de una tasa por debajo de 1, un espejismoa corto plazo.
Las villas constituyen el gran desafío para desplegar la estrategia epidemiológica porque allí se torna más difícil el aislamiento y porque, para peor, las condiciones básicas, como el acceso al agua potable, están insatisfechas. La puesta en marcha del programa Detectar (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Terreno de Argentina) constituye una acción fundamental que procura testear a personas con sintomatología de covid-19 para darles atención temprana y aislarlas en caso de ser positivas. Esta medida es clave pero llega con retraso: desfasaje que se exhibe por un crecimiento mucho más pronunciado de contagios en estos sectores (sobre todo en las villas 31 y 1-11-14) en relación a lo que sucede en otras latitudes domésticas. De este modo, en los barrios las curvas se desplazan con mayor pendiente. “En las villas se está yendo a buscar con mucha mayor intensidad a aquellas personas que están o estuvieron cercanas a quienes fueron detectadas como positivos. Por eso, hay una mayor detección de contagios en la medida en que existen más chances de identificar casos entre los convivientes respecto de la población en general. Pienso que la medida es adecuada porque permite aislar con una mayor precisión. Aunque Detectar llegó un poco tarde lo bueno es que no deje de aplicarse; el coronavirus nos enseña que hay que actuar. Si es antes mucho mejor pero no hay que dejar de hacerlo. De lo contrario las curvas se disparan como ahora le está ocurriendo a México, Perú y Brasil por ejemplo”, narra Lozano.
Durante la cuarentena el pico se pateó hacia adelante porque las restricciones de circulación eran totales y las medidas fueron acatadas de manera satisfactoria por parte de la sociedad. Los especialistas sostienen que para que haya un pico el número de infectados debería incrementarse de modo abrupto y luego disminuir. “Todavía no le podemos llamar ‘pico’ a esta situación. Durante muchos días nos estancamos en 160 casos aproximadamente. Uno podría pensar que 315 más o menos sería una nueva meseta y podríamos volver a estancarnos. Con este número el sistema de salud todavía ofrece buena respuesta pero sinceramente no creo que en este momento estemos viendo el máximo de contagios y muertes”, advierte Carballeda. Y continúa con su razonamiento: “Todas las grandes ciudades del mundo, cuando aflojaron un poco las medidas de restricción, tuvieron que ir para atrás. Lamentablemente creo que ese será el escenario y la Ciudad de Buenos Aires retornará a un aislamiento más estricto. Está demostrado en la práctica: cuando los gobiernos relajan demasiado, luego deben volver a restringir la circulación de una manera mucho más estricta y por más tiempo porque el virus ya se ha propagado más de la cuenta”.
No obstante, no todos los indicadores son negativos. Hay una cifra que los expertos siguen muy de cerca desde que comenzó la pandemia y, pese a no contar con tanta prensa, resulta fundamental. “El número que miro todos los días es el de pacientes en terapia intensiva y allí estamos siempre entre 145 y 150, con lo cual, no estamos mal. Mientras sigamos con este nivel estará todo bien. Lo mismo con la cantidad de testeos diarios: se están haciendo unos tres mil en una amplia red de cientos de laboratorios, con lo cual, es un buen número para tener referencia”, dice Carballeda. “A pesar de los últimos aumentos de estos días, si se observa a nivel mundial, Argentina tiene controlada la epidemia. Diez o quince días atrás Suecia estaba prácticamente igual que nosotros en cuanto a número de contagios y fallecimientos. Hoy en día se ha disparado muchísimo el número, por eso es que Alberto Fernández lo citó como ejemplo en su última conferencia. El paisaje que muestre nuestro país en un mes dependerá del modo en que se comporte la ciudadanía. Todos los días debemos ir aprendiendo qué medidas son correctas y cuáles no respecto de la progresión de la pandemia”, propone Lozano.