"Sería estupendo que viniese siempre". Corría septiembre 2012, Jürgen Klopp dirigía al Borussia Dortmund y, tras golear 3-0 al Bayer Leverkusen, el entrenador celebró la presencia en el estadio Signal Iduna Park de la hincha más poderosa del club, la canciller Angela Merkel, que también se fotografió con los planteles sub17 de ambos equipos. En aquel momento, la líder germana llevaba siete años en el poder, y su asunción coincidía con una época en la que el club de sus amores ("Echte Liebe", algo así como "Amor verdadero", es el lema del BVB) estaba a punto de caer en bancarrota.
Sin embargo, en coincidencia con su gestión, el Dortmund se levantó y, de la mano de Klopp, celebró dos Bundesliga consecutivas en 2011 y 2012, por delante del todopoderoso Bayern Múnich. El tercer nombre clave de la alianza simbólica era Hans-Joachim Watzke, tesorero desde 2001 y director ejecutivo del club a partir de 2005, artífice principal para que el BVB no cayera en quiebra. La analogía era perfecta: la Alemania moderna y pujante que proponía Merkel y que mandaba en Europa iba de la mano con el juego vertiginoso y audaz de su equipo preferido, guiado por Klopp desde el banco de suplentes y Watzke desde los despachos.
Integrante de la CDU (Unión Demócrata Cristiana), el partido que Merkel presidió desde 2000 hasta fines de 2018, cuando cedió el cargo a Annegret Kramp-Karrenbauer, Watzke fue el responsable de que la famosa cancha del Dortmund dejara de llamarse Westfalenstadion y pasara a ser el Signal Iduna Park, un patrocinio por lo menos hasta 2021 que permitió que el club recuperara un 41 por ciento del edificio, que había tenido que vender en los tiempos de crisis. Pero sobre todo, Watzke fue una de las primeras voces fuertes que pidió el regreso de la Bundesliga, más allá de que la pandemia mantiene unos 20 mil casos de coronavirus activos en Alemania, con un promedio de 100 muertos por día en la última semana.
"Si no jugamos en los próximos meses, el conjunto de la Bundesliga podría irse a pique. Dejaría de existir para siempre de la manera en la que la conocimos", alertó Watzke antes de que el Gobierno de Merkel se planteara el regreso del fútbol. "Presentamos un plan sanitario de 41 folios a la política e incluso estamos ampliándolo a su petición. Con cada semana que pase, todo será aún más crítico", insistió el dirigente.
Claro que mientras los equipos comenzaban con entrenamientos en grupos reducidos, sin contacto en los vestuarios y con condiciones de higiene extremas, Watzke enviaba un mensaje que podía abrir la puerta de lo que vendría. "Si logramos ser los primeros en volver, surtirá efecto en el mundo porque todos se quedarán mirándonos", vaticinó el CEO del Borussia, poniendo de manifiesto el significado simbólico que tendría el regreso de la actividad.
La relación de la Canciller alemana con el fútbol es de larga data. Durante el Mundial 2006 contó su pasión por el juego e incluso confió que usaba unos aros con los colores de la bandera alemana cuando jugaba la "Mannschaft", además de elogiar la organización que llevaba adelante su entonces amigo Franz Beckenbauer.
Después de la Eurocopa 2008 se animó a aconsejar a Bastian Schweinsteiger, expulsado en la final perdida ante España. "Me dijo que no debería repetir una tontería como esa", reconoció el ex volante. En Sudáfrica 2010 acompañó al equipo de Joachim Löw en todos los partidos mientras que en el Mundial 2014 se fotografió con el plantel después de cada victoria y celebró en el Maracaná la final del mundo que Alemania le ganó a Argentina. Un año antes, en cambio, había sufrido estoica en el palco de Wembley viendo como su Dortmund perdía la final de la Champions ante el Bayern Múnich.
A finales de abril y a través de sus primeros ministros, dos de los estados federales con más representación en la Bundesliga, Baviera (Bayern Múnich, Núremberg, Augsburgo) y Renania del Norte-Westfalia (Dortmund, Schalke, Colonia, Leverkusen, Düsseldorf y Mönchengladbach) parecieron recoger el guante que lanzó Watzke. "Un fin de semana con fútbol es mucho más soportable que un fin de semana sin fútbol", remarcó Markus Söder, líder de Baviera e integrante de la CSU, partido aliado del Gobierno de Merkel.
"El requisito previo es que haya un concepto bien pensado. Me imagino que podremos retomar los partidos a puerta cerrada", coincidió Armin Laschet, primer ministro de Renania y miembro de la oficialista CDU. A ellos se sumó el Ministro de Salud, Jens Spahn, que tampoco se opuso. "Los partidos a puertas cerradas son posibles nuevamente. Es decisivo que el riesgo de infección se minimice", alertó el funcionario.
Con el aval político y ante la necesidad de los equipos, la Liga avanzó para cumplir con el protocolo sanitario. Por eso se llevaron a cabo unos 1700 test entre futbolistas, entrenadores e integrantes de los staffs de los 36 equipos de primera y segunda división, de los cuales 10 fueron positivos de acuerdo a lo que se informó la semana pasada. Dos días más tarde de conocerse los resultados de los testeos, a Merkel y los primeros ministros de los 16 estados regionales no les importaron los positivos y dieron luz verde para que la Bundesliga pudiera reiniciarse. Veinticuatro horas después, los clubes ratificaron la vuelta para este sábado, sin saludos entre los jugadores, con controles sanitarios, mínimo personal en los estadios y distancia de una butaca entre los suplentes, entre otras medidas.
El obejtivo de todos los involucrados estaba cada vez más cerca de cumplirse, y Karl Heinz Rummenigge, presidente de la junta directiva del Bayern Múnich, lo expuso con crudeza cuando celebró que más de mil millones de televidentes en el mundo estarán pendientes de los partidos de este sábado. "No será sólo publicidad para el fútbol alemán y la Bundesliga, sino para todo el país y especialmente para los políticos alemanes que han hecho esto posible con un muy buen planteamiento", reconoció el astro de la selección alemana en los 70 y 80.
Seguramente, Merkel estará pendiente de lo que ocurra este sábado con la jornada de la Bundesliga, aunque por su corazón negro y amarillo, mirará con mayor atención lo que suceda entre su Dortmund y el Schalke 04 en "el clásico más inusual de la historia" , como lo catalogó Sebastian Kehl, manager del Dortmund. Después de todo, el fútbol volverá a mostrarle al mundo lo que sus políticas son capaces de hacer.
Así es el regreso
El cronograma de partidos de la fecha 26 de la Bundesliga que se reanudará el sábado es el siguiente, con televisación en directo para Argentina de los nueve encuentros:
Sábado 16:
10:30 Borussia Dortmund vs. Schalke 04 (ESPN 2).
10:30 Hoffenheim vs. Hertha Berlin (FOX Sports 2).
13:30 Eintracht Frankfurt vs. Borussia Mönchengladbach (ESPN 2).
16:00 Leipzig vs. Friburgo (ESPN2).
18:00 Fortuna Düsseldorf vs. Paderborn (FOX Sports 2).
20:00 Augsburgo vs. Wolfsburgo (FOX Sports 2).
Domingo 17:
10:30 Colonia vs. Mainz (FOX Sports 2).
13:00 Union Berlin vs. Bayern Munich (ESPN 2).
Lunes 18:
15:30 Werder Bremen vs. Bayer Leverkusen (ESPN 2).
Las principales posiciones de la Bundesliga cuando se interrumpió eran las siguientes: Bayern Múnich 55 puntos; Borussia Dortmund 51; Leipzig 50; Borussia Mönchengladbach 49; Bayer Leverkusen 47 y Schalke 37.