Frente a un contexto adverso, la creatividad artística no para de ensanchar los límites de lo posible a la hora de generar nuevas propuestas que permitan, de alguna manera, compensar la imposibilidad momentánea de salir a escena. Con ese objetivo como motor, la Compañía Amichis creó EntreActo, primer Festival Virtual de Teatro para Niños y Adolescentes, que todos los sábados a las 17.30, a partir de hoy, y a través de Facebook Live (Facebook.com/entreactofest), busca llegar a las pantallas con variedad de disciplinas y referentes de las artes escénicas.

“Desde el momento en el que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, y nuestro medio fue uno de los primeros en parar la actividad, empezó a rondar en mi cabeza de qué manera podíamos acercarnos al público con el que venimos trabajando, y decidí lanzarme a la pileta acompañada por la coordinación general de Nicolás Sorrivas”, cuenta Cecilia Miserere, actriz y directora de la Compañía Amichis que actualmente celebra 15 años de actividad. “El teatro es teatro, pero esto es un paréntesis, un simple entreacto mientras esperamos para volver a habitar las salas”, explica acerca de la iniciativa.

En la primera emisión, que contará con la conducción de Martín Palladino, miembro de la Compañía Amichis, se presentarán, durante una hora, la Compañía Criolla, con un fragmento de la obra Romeo y Julieta de bolsillo, interpretada por Emiliano Dionisi y Marina Caracciolo; Carolina Setton, con una canción de su último espectáculo 24 de septiembre, casi casi primavera; Irene Sexer, quien con su clown Marta jugará una escena de una de sus obras, y El ukelele de Luli, a cargo de una actriz peruana que desde Lima cantará canciones de películas. Además, actuarán Gustavo Monje y Giselle Pessacq, con una parte de Tanguitos, obra de Gastón Cerana; Javier Zain, que cantará canciones de sus obras y Daniela Fiorentino, que también se sumará a interpretar uno de sus espectáculos.

La propuesta inicial era espaciar los encuentros cada quince días, pero la decisión final es transmitir todos los sábados. “La respuesta de los artistas fue tan buena, y somos tan inquietos, que nos animamos a un encuentro semanal”, comenta Miserere, quien además anticipa que el sábado 23 visitarán el festival Los Cantayasos, Diego Lejtman, Ignacio Huang, la compañía Tres Gatos Locos y, en representación de la Compañía Amichis, Rodrigo Pedreira y Anita Gutiérrez. Y todo hace pensar que EntreActo llega para quedarse por un buen tiempo, porque “la idea es continuar hasta que podamos volver a vernos en una sala. Todo esto lo hacemos a pulmón, y trabajando en equipo junto a Nicolás Sorrivas e Iván Repicio, con su productora Matcha, y Agustín Adesso. Esta es una gran tarea, casi como producir un programa de televisión, y esperamos que las energías y las ganas sigan intactas”.

Armar a distancia la programación de un festival no es tarea sencilla, pero la pandemia, como cualquier otra crisis, impulsa la reinvención. “Cuando convocamos a los artistas, la premisa fue que armaran un material de lo que quisieran mostrar con una duración máxima de ocho minutos. El objetivo es que cada uno desde su hogar pueda generar un hecho teatral con lo que tenga a mano, ya que muchos no tienen la utilería y el vestuario de sus obras. Por lo tanto, tenemos que ponernos creativos y encontrar distintos recursos para contar lo mismo pero en estas circunstancias. Y de esta forma mostrar la cocina del teatro”.

La virtualidad, como único formato posible de acceso a la representación escénica en tiempos de distanciamiento físico, abre nuevos debates al interior de la comunidad teatral. “Creo que es una manera de reformularnos a partir de la imposibilidad del encuentro con el otro”, sostiene al respecto la directora. “El teatro es irremplazable y único, aquí y ahora. Pero teniendo en cuenta el contexto en el que vivimos, que seguramente se va a extender un poco más en el tiempo, esta es otra manera de crear y mantenernos en movimiento tratando de generar igualmente un hecho teatral. Y sí, esto realmente no es lo mismo, pero es algo que se acerca a poder mantener viva la llama, al menos hasta que volvamos a encontrarnos con la mirada cómplice del espectador que nos aplaude desde la platea”.