Canciones compuestas y dichas de manera íntima. Como si se tratase de un cuaderno o poemario personal. Seis citas sobre el amor y la existencia (BlueArt Records) –disponible en plataformas digitales- es el nuevo trabajo de Pichi De Benedictis; en verdad, las citas son siete: “El amor es un laberinto de malentendidos cuya salida no existe” (Jacques-Alain Miller) se lee junto a la fotografía (del propio De Benedictis) que integra el arte de tapa.
“No sólo yo, mi generación de compositores se ha fijado en el texto, en las letras. Y en este disco hay un 50 por ciento de letras mías. Me sentí un poco más escritor”, comenta el músico a Rosario/12.
“Cada canción tiene una cita que le da un poco de sentido. Con el tiempo, creo que con los textos me vuelvo cada vez más obsesivo para que digan algo, aunque estén enmascarados de canciones tontas, como digo por ahí (‘haciendo canciones bobas que cantaré’, se escucha en “A veces”), o en algunos casos muy crípticas, como sucede en (la canción) “Seis citas sobre el amor y la existencia””, señala.
Sobre esta canción, De Benedictis dice que “quería que la gente no entienda o entendiera algo diferente a lo que dice”. Entre sus estrofas y melodía, una de ellas dice: “Piel del río pardo, luz del cielo manso / dame lo que traigas para dar / agaves y paradojas, rojo de tu esencia / labios de tu boca cardinal”. “La canción tiene un sentido, está dedicada a una persona que sabe de qué hablo en cada línea. Porque cada línea es un jeroglífico, verdaderamente. Te lo aseguro, es imposible descifrarla. Sin embargo, cuando la gente la escucha cobra otro sentido”.
Lograr esta situación, en donde las palabras son en función de su sonoridad y pensamiento musical, de sentidos maleables, da cuenta de una trayectoria que a Pichi De Benedictis le valió, por ejemplo, ser interpretado por músicos como Juan Carlos Baglietto, Enrique Llopis y Jorge Fandermole. “Soy un tipo que ha trabajado mucho en la forma, desde ‘La censura no existe’, canción que va suprimiendo palabras, a esta canción donde la intención es la de una carta de amor entre dos personas, que saben de qué se habla. Pero quiero que tenga un valor periférico para los demás”, explica.
El afecto y la sensibilidad que se perciben en “Cristina y Nadia” tendrán que ver, tal vez, con que se trate de “una canción muy sencilla, de amor. A mí me cuesta cada vez más escribir sobre cosas que me molestan, y me molestan todas las fobias, todos los ismos, todos los fanatismos. Esta es una canción donde el amor podría ser entre dos hombres, dos mujeres, o como sea. Una canción donde el amor se manifiesta”.
--Es la canción que acompañás con un videoclip.
--Este disco y las cosas que he hecho tienen la complicidad de muchas personas importantes. Primero, Franco Mascotti, que ha sido mi cómplice, la persona que me ha contenido para hacer este disco, como un socio creativo. Porque mis canciones llegan de una manera y cuando pasan por su mirada salen de otra. Es un gran productor de canciones y a mí me gusta laburar así, con otros. Después Lautaro González de Cap y Emanuel Hernández, dos tipos que me han sostenido mucho todos estos años y me han ayudado con los videos. Es un trabajo colaborativo. Los videos son importantes, ahora están saliendo los del show privado de presentación que hicimos (en noviembre de 2019 en el Galpón de la Música). El video de “Cristina y Nadia” es un trabajo de Julián Pérez Cantón y Lautaro González. Yo siempre fui muy terco laburando, siempre fui de poner mi visión, pero veo que en este disco me rendí a ellos. Creo que le dimos una vuelta de tuerca al laburo colectivo, algo que siempre me gustó, desde tocar con Acalanto a componer con Maslíah o con Fander, con quien de paso te digo que la semana pasada, y después de veinte años, terminamos una canción. ¡La pandemia sirvió para que nos juntásemos como en los viejos tiempos! Tengo una melodía y se la mando, le digo cómo me suena el estribillo y él me manda una belleza.
En este trabajo colectivo, hay un gran ejemplo en la canción “Las flores de tu pollera”, compuesta junto a Rubén Devoto. “Yo quería una letra que no podía escribir, aunque veía la pollera floreada y las flores que subían al cielo. Él entendió que no se trataba de un tipo mirando a una mujer, sino de alguien hipnotizado por el amor, y lo expresó en una línea que dice “te veo bailando como si fueras la primera que vuelve de un sitio que alguien prohibiera”. Esa frase es fantástica. Fue una canción qué obligó a que trabajásemos días y días hasta encontrar la letra”, recuerda.
“Juan Carlos Baglietto me dijo que mi música, de alguna manera, se había simplificado; y yo pienso que mi música siempre fue la más simple de toda mi generación. No pongo más de cuatro acordes, no sé. Un periodista amigo me dijo que suena como un folklore nuevo, y eso es algo que no había pensado. Sin embargo, ‘Falta un año para el martes’ (junto a Adrián Abonizio) es una milonga hecha en décima y tocada como un rock and roll, o sea que a esta altura del partido las diferencias son como un cóctel al que le fuiste agregando cosas y lo seguís batiendo. No sé si es una buena metáfora”, agrega.
Una de las apreciaciones del músico resulta suficiente: “soy una persona que con el paso del tiempo no quiere explicar más. Cuando me siento a hacer una canción tengo que dejar que vaya a donde tenga que ir. Me gustaría hablar sobre los inmigrantes, sobre las fobias, los fanatismos, el hambre, la miseria. Pero termino haciendo un disco de amor”.
Seis citas sobre el amor y la existencia cuenta también con las participaciones musicales de Nahuel Marquet, Álvaro Manzanero, Iván Tarabelli, y Claudio Cardone.