Las autoridades de transporte de la Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires se pusieron de acuerdo en un plan de siete puntos de limitación del transporte interjurisdiccional, que sólo se pondrá en marcha si se verifica un crecimiento en la cantidad de pasajeros que pasan de CABA al Gran Buenos Aires o del Gran Buenos Aires a CABA. Uno de los instrumentos de la limitación será la SUBE y otro el mayor control en los pasos de ingreso y egreso de la Capital. Ninguna medida entró en vigencia ni entrará en vigencia en los próximos días: son instrumentos que se preparan para el caso de que se necesiten.

El Ministerio de Transporte, a cargo de Mario Meoni, anunció que se estudia limitar la SUBE, en los tramos interjurisdiccionales, para que pueda ser usada únicamente por quienes hacen trabajos esenciales o tienen permisos que les permiten circular. Fue uno de los siete puntos acordados en el encuentro entre los gobiernos, pero no se puso en marcha. La mirada está puesta esencialmente en los trenes y se aplicará sólo si la cantidad de pasajeros sube de manera importante. Por ahora eso no ocurre (ver nota aparte).

En un comunicado emitido este sábado, la cartera de Meoni aclara que "esta herramienta de dosificación del uso del transporte público permitirá, por ejemplo, descomprimir las horas pico. Se encuentra en etapa de planificación y desarrollo, y aún no tiene fecha de comienzo, por eso todos los pasajeros podrán seguir viajando de igual manera".

El comunicado aclara que no habrá limitación dentro de la misma jurisdicción. Por ejemplo, no se aplicará en el subte, por cuanto ese medio de transporte no cruza de CABA a Gran Buenos Aires ni viceversa. Tampoco habrá ningún obstáculo para quien viaje en colectivo dentro de CABA o dentro del conurbano.

El objetivo de toda la movida es que no haya aglomeraciones, o sea que cuando el personal de la salud, por ejemplo, viaje del Gran Buenos Aires a Capital pueda hacerlo de forma segura, sin inconvenientes. Por ahora viene siendo así, pero la perspectiva es que se seguirán abriendo actividades y en ese caso el transporte público volverá convertirse en el principal desafío.

En la reunión de funcionarios se acordaron otros puntos para poner en estudio:

* Coordinación de acciones en conjunto para lograr el mayor distanciamiento en el transporte público, incorporando refuerzos en los servicios de colectivos. Como es obvio, las empresas no quieren poner muchas unidades habiendo menos pasajeros. Deberá haber una presión del estado sobre las empresas.

* Mayor control en las estaciones de trenes y accesos con personal del Ministerio de Seguridad de Nación. Es uno de los puntos más preocupantes. La debilidad está en el sistema ferroviario donde no hay más formaciones para poner en circulación ni es seguro aumentar las frecuencias. Por lo tanto hay que poner el acento en la cantidad de personas que entran a las estaciones.

* Controles más estrictos a los autos que crucen accesos de distintas jurisdicciones. Las colas son cada vez mayores, pero el control se relajó. Está el criterio de que en el auto hay menos peligro de contagio que en el transporte público, pero también se quiere vigilar que no se mueva demasiada gente que no tiene motivos valederos para pasar de una jurisdicción a otra.

* Refuerzo de los controles a los pasajeros que circulen dentro de colectivos. Hoy en día se realizan muy pocas verificaciones.

* Desarrollo de una aplicación para la reserva del uso de los trenes según horario y mediante DNI. O sea que se podrá ingresar a las estaciones en hora pico sólo con una reserva previa.

 

Son todas propuestas. Nada está vigente ni entrará en vigencia en los próximos días. Los responsables de transporte de Nación, CABA y Provincia de Buenos Aires quedaron en analizar las distintas alternativas, pero la idea es prepararse para las etapas que vienen.