El Consejo Federal de Educación decidió por unanimidad que no haya calificaciones numéricas en el país por la situación de excepcionalidad que generó el coronavirus, en un contexto de clases presenciales suspendidas desde marzo. El encuentro entre los ministros provinciales de Educación y el titular de la cartera educativa a nivel nacional, Nicolás Trotta, se dio en el marco de una asamblea virtual.
De este modo, habrá evaluación de carácter formativo con el objeto de retroalimentar el proceso de aprendizaje, adaptar contenidos y hacer devoluciones orientativas al estudiantado y a sus familias. Además, se acordó realizar una encuesta nacional a directivos, docentes y familias para evaluar la respuesta del sistema educativo en el marco de la continuidad pedagógica. La encuesta, señalaron, será útil para tomar decisiones respecto de los procesos de enseñanza y el regreso a las aulas cuando se pueda hacerlo.
Silvina Gvirtz, actual secretaria de Ciencia, Tecnología y Políticas Educativas de La Matanza, y exministra de Educación bonaerense, defendió la medida por la eclosión de la pandemia. "No tiene sentido calificar con número en este momento, el docente no puede distinguir por qué un trabajo merece un 7 o un 8", afirmó a este diario. En su opinión, los chicos trabajan en el aula de modo sincrónico, por la simultaneidad, y lo pueden hacer fuera de la escuela, con herramientas como Zoom, pero hay también una comunicación ascincrónica, que se da básicamente con la tarea en el hogar. El coronavirus alteró todo.
"Hay familias angustiadas, y los padres, en gran medida, no son maestros", estimó Givrtz. "Por eso lo ideal no es hacer una calificación, sino una valoración", en un contexto en el que los docentes no pueden seguir el proceso como en el aula. "Lo que se puede hacer en este momento es reforzar los aprendizajes", añade."Y estar pendiente de los recursos de los hogares", subrayó, "en la selección de contenidos que se pueden enseñar". En ese sentido, la cuarentena es una etapa que juzgó propicia "para comprensión de textos complejos de estudiar, o incluso de producción de textos, así como matemática".
Por su parte, Adrián Cannellotto, rector de la Universidad Pedagógica, coincidió con la funcionaria en lo positivo de la medida y resaltó un punto también señalado por Gvirtz: "Se trabaja con herramientas digitales desde el hogar, y no en todas las casas hay acceso a Internet", dijo a Página/12. Para el rector de la UniPe, "la pandemia puso a prueba a muchas cosas, y en el plano escolar no es lo mismo el acceso para un pobre que para un rico, las familias cuentan con pocas herramientas y no todos los padres pueden acompañar del mismo modo".
Cannelloto estimó que "si no hay nota, no hay evaluación" y que "la formación implica un seguimiento" que se dificulta con los alumnos desde el hogar. "La nota aparecerá cuando se retomen las clases presenciales", dijo, y manifestó que "el sistema no es resultadista ni facilista, solamente se posterga la nota y se reabre el ámbito de la evaluación". La calificación, adujo, se "recuperará en el próximo cuatrimestre si se reabren las aulas. Y ponderó que "los 24 ministros y la Nación acordaron poner el foco en la evaluación como proceso".
Respecto de la vuelta a clases, ambos especialistas coincidieron en que deberá ser gradual. No hay un modelo único en el mundo y es factible un regreso que alterne días en el aula y en casa, con grupos chicos, si bien la realidad de cada distrito es distinta. "No es lo mismo la provincia de Buenos Aires que Misiones", ejemplifica Cannellotto, ya que "hay que ver la capacidad de infraestructura".
Gvirtz recalcó que "no es lo mismo la clase en la escuela que on line, entre otros motivos por el nivel de dispersión. El chico en su casa tiende a concentrarse menos" y resaltó que "la escuela no puede replicar por Zoom". En su opinón, "se deben seleccionar bien los contenidos" e incluso "repensar la secundaria, no se trabaja sobre alfabetización digital", al tiempo que deslizó que la situación sería más llevadera si se hubiera mantenido el reparto de computadoras de Conectar Igualdad con el ritmo que tuvo hasta 2015. Mientras "la brecha educativa se amplió" por esta situación y hoy la mitad del alumnado tiene acceso a Internet de alta velocidad, en un contexto en el que "los padres quieren que los chicos vuelvan al aula y se destaca el valor de la presencialidad".
Para Cannellotto, "hubo etapas" a lo largo de estas semanas. "Primero se habló de dos semanas de encierro, las escuelas buscaban contener, luego se desplegaron otras herramientas, aulas virtuales, Zoom. Ya se piensa en encarar la transición, y pasar de la virtualidad a la realidad no es tan fácil. Hay un proceso de enseñanza interrumpido, falta trabajo en el aula". Y eso fundamenta que en vez de la calificación numérica haya una orientación en cada alumno respecto de lo que puede corregir y mejorar.
En opinión de Gvirtz, "no volveremos a las clases tal y como teníamos antes de la pandemia. Hay varias posibilidades, un sistema mixto, que permita a su vez que los chicos que puedan seguir desde casa continúen así, pero los que vuelvan deberán hacerlo con distanciamiento dentro de las escuelas, y esto es para verlo localidad por localidad, escuela por escuela".
Los dos especialistas coinciden en que desde que se tomó la decisión de cerrar las escuelas por la covid-19 "se hizo mucho" y que "se pusieron muchos recursos desde el Estado", en un contexto en el que se proveyó de libros y cuadernillos y, en muchos casos, bolsones de comida. La situación, por cierto, es de alcance global. La Unesco calcula que el cese de clases por la pandemia afectó a unos 1200 millones de estudiantes en 160 países.