¿Cómo hacer ficción en cuarentena? La pregunta encendió el deseo y, casi en el mismo acto, disparó la idea que le dio forma. “Un minuto de ficción” es el nombre del proyecto que la productora Roxana Bordione y la realizadora audiovisual Maia Ferro iniciaron en sus días de cuarentena.
Desde el aislamiento invitaron a actrices y actores de la ciudad a enviar sus audios (textos propios o ajenos) para ponerle las imágenes. Las microproducciones se pueden seguir a través de un Instagram (@un.minuto.de.ficción). “El formato nos cerró por todos lados, porque puede sintetizar y contar una historia”, dicen.
En este tiempo en que actrices y actores están lejos de las tablas, de los set de filmación y sobre todo el encuentro con les otres que son sus públicos, este proyecto los convida a acortar la distancia pero con una particularidad: no hay exposición corporal ni presencia física. La cercanía es ni más ni menos que a través de la voz.
Artistas mandan los textos elegidos interpretando personajes y las realizadoras trabajan la imagen y la manera de ilustrarlo. Muchas veces con escenas que registran de su misma vida cotidiana en cuarentena, otras recurren a grabaciones viejas o imágenes de archivo.
En un minuto las ficciones navegan por tópicos como el cumplir años, entre el drama y la celebración, en “Fin de fiesta” (de Sole Gilmet escrito por Pablo Routin). En “Felicidad” la actriz Rocío Gómez se hace preguntas existenciales y se interroga: ¿Qué se hace para ser feliz? En “Calle”, un texto de Mariana Henríquez, Lorena Rey habla sobre imágenes de la calle San Luis vacía y con las persianas bajas, acerca de la mirada policíaca de la sociedad. Y la actriz Claudia Schujman lee “Hastío”, un texto breve que remite directo al aislamiento. El agobio, la lluvia que ve a través de la ventana, las horas que no pasan y hasta dice en su monólogo, casi como un lapsus: “Mañana voy a ir al cine”. Pero luego se rectifica: “Bueno, voy a ver una película on line”. Casi como esos monólogos que aparecen en nuestro propio celular cualquier día de estos.
“Seguir gestando cultura y sobre todo ficción aún desde el aislamiento”, sostienen las creadoras. Y poner a circular la palabra, esa herramienta que ante la falta del contacto, parece ser el tesoro recobrado.
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