"Fueron 12 años de un infierno en el que yo era de su propiedad", describe Melina sobre el calvario que duró más de la mitad de su vida. Tiene 23 años y dos trabajos para mantener a su hija. Desde los ocho a los veinte fue abusada por su progenitor. Ella le dice Juan José; no puede usar una palabra que la vincule al hombre que la sometió. Tras la denuncia de su madre, se inició la causa en 2016, y la semana pasada Juan José A. llegó a audiencia preliminar ante la jueza Silvia Castelli, donde la Fiscalía y los querellantes por el Centro de Asistencia Judicial (CAJ) adelantaron que pedirán pena de 18 y 20 años de prisión, respectivamente. Además de analizar las pruebas para llegar a juicio, la magistrada deberá resolver sobre la prisión preventiva que la defensa pidió revisar. "Tiene que quedarse ahí adentro. Yo no tuve niñez, no tuve adolescencia, no tuve felicidad. Es una bestia", dijo la joven que espera justicia.
Los abusos comenzaron cuando Melina era una niña. "Empezó como un juego. Él decía que eso era como 'un fantasma que aparecía y desaparecía'. Cuando lo dije no me creyeron, porque como era mi papá no podía ser posible. A la madrugada salía a trabajar, pero antes pasaba por mi pieza", relató sobre el accionar del hombre que trabajaba de camionero. Hoy tiene 68 años y está acusado de someter a su hija menor hasta los 20, incluso mientras estaba embarazada. Aunque la chica creyó que esa hija era fruto de una relación que tenía con un joven, cuando la Justicia hizo los análisis de ADN advirtió que tenía que ver con los delitos cometidos por ese "monstruo", como ella lo describe.
A los 15 se lo contó a su hermana mayor, quien enfrentó al acusado, pero él contestó que estaba loca. Negó todo. Melina describió el ambiente en el que vivía: "Él era violento con mi mamá. Había insultos, empujones. La trataba de loca y ella iba al psicólogo, donde le daban muchas pastillas". Tiempo después, A. echó a su hija más grande de la casa. "En ese momento yo tenía 18 y supe que ya no tendría forma de zafar. Cuando venía mi hermana era un alivio, porque ahí no me tocaba". Sin embargo, cuando quedaban solos, él se aprovechaba. Melina solía escaparse por una ventana durante la madrugada.
"Cuando me enteré que estaba embarazada, a los 20, yo salía con un chico", lo que la llevó a pensar que era fruto de esa relación. "Creí que de esa forma iba a salir del infierno, pero cuando Juan José se enteró, mientras estaba en un viaje, me llamó y me dijo: 'Mirá, hija de puta, a mí no me importa. Eso no te va a salvar'. Creo que él ya sabía de quién estaba embarazada", dijo. Poco más de un mes después, su madre lo descubrió. "Ella estaba cuidando a mis sobrinos en la casa de mi hermano, al lado. No sé qué se había olvidado y volvió a casa. Cuando entró a la cocina lo encontró abusando de mí".
Esa noche A. intentó disuadirlas, las golpeó, pero la madre llamó a la policía. "A él se lo llevaron preso a la comisaría 33° a las 2 de la mañana y salió a las 6 porque le dio plata a los policías para que lo larguen. Yo entré a la comisaría de la mujer a la misma hora, y salí a las 11 de la mañana, por todos los trámites y estudios que me hicieron. Hasta una sumariante me preguntó si yo lo provocaba", relató sobre lo que tuvo que padecer.
La causa llegó a la Justicia y quedó en manos de la fiscal Graciela Argüelles. Melina asegura que costó mucho que el acusado sea detenido. "Fue mi hermana la que movió cielo y tierra para que la causa avance, sino no sé qué hubiera pasado", dijo. "Yo estaba presa en casa y él andaba como si nada", recordó. Cuando se logró la imputación, el acusado recibió prisión domiciliaria con salidas laborales, "pero era mentira que seguía trabajando. Tuvimos que presentar papeles que guardaba mi mamá (con quien vive actualmente) como pruebas para demostrarlo".
En tanto, el estudio de ADN de su hija demoró un año, y los resultados arrojaron una prueba inequívoca contra el acusado. Poco después, se confirmó el incumplimiento de la domiciliaria y se ordenó la prisión preventiva, que la semana pasada se volvió a discutir en audiencia.
Después de más de dos años, Melina volvió a ver a A. en una audiencia de diciembre pasado. "Él negaba todo, con cinismo, después de todo lo que me hizo vivir", rememoró sobre los hechos que están cerca de llegar a juicio, donde será querellante con los abogados del CAJ, Gala Radich y Valentín Hereñú.