“Carnaval, langostas y drogas duras”. El distrito donde acontece Hightown (serie que ayer estrenó STARZPLAY) recibe a la audiencia con ese cartel de bienvenida imaginario. Drama policial de corte arenoso, compuesto de ocho episodios, centrado en lo que hay detrás de un idílico paraje veraniego de la costa Este norteamericana. La apertura retrata al lugar con una secuencia vertiginosa de frenesí sexual, pesca y parranda que culmina con su reverso de jeringas, golpes y redadas. La serie concebida por Rebecca Cutter (Gotham y The Mentalist), cabe agregar, tiene como protagonista a una oficial costera que intenta resolver un homicidio mientras lidia con sus problemas de adicción.
De la resaca al trabajo y del trabajo al bar. La agente Jackie Quiñones (Monica Raymund) se apega a ese lema con devoción. Vive en lo que para ella es el “Shangri-La de las lesbianas”, y para alguien interesado en las personas de su mismo sexo, la fiesta en la península de Massachussets es continua. Es una chica dura con una pasmosa ética autodestructiva. Esnifar cocaína, mostrar su placa para conseguir chicas, beber hasta desmayarse, y, de tanto en tanto, advertir a los pesqueros que no se pasen de la raya. La protagonista no cambiaría nada de su raid pero se va a topar con el cadáver de una mujer en la playa. El crimen a desentrañar, producto de un ajuste de cuentas del narcotráfico, la enfrentará a sus problemas. El relato entonces sigue su proceso de rehabilitación y la investigación policial mientras presenta toda una corte de personajes asociadas a lo más putrefacto del lugar. Entre ellos aparecen el policía de narcóticos Ray Abruzzo (James Badge Dale), el criminal Frankie Quiñones (Amaury Nolasco) y demás lugareños ligados a esa muerte.
Hightown tiene nexos con otros dramas de crímenes playeros como Bloodline, notas del procedural y hasta con el desenfreno de Euphoria. Más allá de esa combinación impensada, lo que más se destaca en esta ficción es su femineidad recia a la Kathryn Bigelow. La intención es clara: aplicar el filtro noir a la perspectiva de una protagonista lesbiana y latina. “Es uno de esos programas bien enraizados, con muchas mujeres vinculadas a la realización y de mucho estrógeno”, repasa uno de sus protagonistas, Amaury Nolasco, entrevistado telefónicamente por Página/12. El ex Prison Break encarna aquí al titiritero narco que maneja los hilos del negocio ilegal tras las rejas. “No soy yo quien va detrás de estos personajes, son ellos los que vienen a mí, supongo que es por la cara de hijo e’ una gran puta que poseo”, confiesa el actor nacido en Puerto Rico.
Para Nolasco Hightown posee la misma fibra que aquella recordada entrega de acción. “Sin dudas esa serie cambió lo que es la televisión hoy en día. Y jamás pensé que iba a tener que regresar a la cárcel, quizá esa sea la única similitud real que tiene Frankie con Fernando Cuevas; aquel era bonachón, y éste es el papel completamente opuesto. Es de esos tipos que pueden ser tu pana pero no es de aquellos con los que te quieres cruzar. Es carismático y con muchas capas, como una cebolla”, recalca Nolasco. Otra diferencia es que todos los personajes habitan en un limbo pesado, sin embargo, esta criatura disfruta de su presente en ese lugar de encierro. “Es muy hábil, maneja todo en la cárcel, es un titiritero, el crimen que desencadena la trama, todo lo que ata a los demás está vinculado a Frankie. Tiene su plan maestro, y de allí su rivalidad con la policía, porque siempre está un par de pasos adelante”, apunta el actor. ¿Hightown retrata un pueblo soñado para los ilícitos? “P-Town es uno de los protagonistas de la serie, definitivamente, y está el eco de la crisis de los opioides y las drogas recetadas que allí es un problema muy grande. El pueblo encarna a uno de esos personajes y no puedes evitar su presencia”, cierra Nolasco.