Si algo ha desenmascarado esta pandemia y el consecuente aislamiento, es el peregrinaje al que se someten año a año miles de salteños que por falta de trabajo deben abandonar sus familias o llevarlas con ellos a trabajar en la cosecha, o donde se presente la ocasión.

En esta cuarentena un gran porcentaje de esos trabajadores han atravesado una serie de complicaciones para volver a sus hogares, y aún son cientos los varados en el interior del país.

Ese es el caso de unas 72 personas que estaban trabajando en la vendimia mendocina cuando se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio y las provincias comenzaron a cerrar sus fronteras.

En la localidad de Maipú, son 24 salteños, 17 de ellos de la localidad de Los Toldos, otros cinco de Salvador Mazza, uno de Rivadavia Banda Norte y uno de Capital, que esperan hace más de un mes poder volver a verse con sus familiares.

Leonel Aleman es uno de ellos, junto a su esposa y su hija de seis años, partió en febrero, como hace más de 10 años, a cosechar uvas, ya que en la temporada de verano es muy poco el trabajo que hay en Los Toldos, “más que nada por las lluvias”, explicó.

En su pueblo quedó el hijo mayor de la pareja, de 13 años, al cuidado de su abuela, “pero ya queremos verlo hace rato”, confesó. Si bien siguen alojados en la finca donde realizaron sus labores, están sin trabajo desde el 10 de abril y gastando lo poco que habían ganado.

En la vendimia, el pago es a destajo, “unos $30 por cada tacho de 20 kilos”, informó Aleman, quien espera que alguien de la provincia o de su localidad pueda ayudarlos a volver, “no estábamos preparados para esto, vinimos por los dos meses que dura la cosecha nada más, ni abrigo teníamos”, dijo el trabajador a este medio.

Según Ricardo Valdiviezo, otro de los toldeños varados, se comunicaron con una abogada de la Gobernación de la provincia de Salta, quien les habría informado que la empresa Vía Rápida sería la que los trasladará de vuelta, “pero aún no tenemos fecha y nos cobraría $4500 a cada uno”. “En principio nos dijeron que podía ser recién para el 28 de mayo, pero después todo quedó en suspenso y no sabemos nada más”, añadió.

Valdiviezo también viajó con su pareja y su hija de tres años y realiza ese itinerario desde hace siete años, “porque en Los Toldos no hay trabajo en verano y no alcanza el dinero”. Durante el año se dedica a la construcción.

Mientras, en la capital mendocina, otros 42 trabajadores del mismo rubro, con seis niños, esperan en un hotel que les den permiso para circular. En este caso, todos habían emprendido el regreso el 8 de mayo desde distintas fincas, pero al llegar a la terminal les informaron que no podían continuar debido a que la empresa HM Tours no tenía la habilitación correspondiente.

Son oriundos de las localidades de Orán, Colonia Santa Rosa, Pichanal, Mosconi, Apolinario Saravia y Embarcación.

El docente e integrante de la Red de Derechos Humanos de Mendoza y de la Coordinadora del Agua y los Bienes Comunes, Pablo Massuti, informó a Salta/12 que en principio ya estaría todo resuelto para que las 48 personas retornen el 20 de este mes.

Massuti explicó que el trabajo de esta Red, integrada por organizaciones sociales y sindicales, comenzó el 10 de abril con unos 150 trabajadores migrantes varados en la terminal de esa ciudad, ante la ausencia del Estado para acompañar y garantizar su retorno, éste espacio de derechos humanos realizó un plan integral para visibilizar la problemática y acercar ayuda alimentaria y de abrigo.

Lo que hacemos es activar todo un trabajo para que la provincia les dé un lugar, pero a su vez demostrar su situación, sus condiciones laborales precarias, el abandono de las patronales, los sindicatos y el Estado en su conjunto”, contó el docente, y agregó que “hay un negocio enorme y un abuso en los precios de las empresas de transporte”.  

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el primer derecho que tiene una persona migrante es el de no migrar, es decir, poder contar con las condiciones suficientes en su entorno para poder desarrollarse y vivir junto a sus seres queridos sin la necesidad de abandonarlo todo en busca de mejores horizontes.

El segundo, es a migrar libremente y sin discriminación, algo que tampoco ha sucedido, habida cuenta de la estigmatización que sufrieron los dos trabajadores cíclicos que regresaron de Río Negro sin estar declarados en el registro de viaje, y la mujer en Rosario de Lerma, también trabajadora cíclica, cuando se confirmó que portaba el virus SARS-CoV-2.