La situación en Bélgica, uno de los países cuyos gobiernos activaron cuarentenas parciales para no afectar la marcha de la economía, sigue siendo grave. Así lo hicieron saber los médicos del Hospital Saint Pierre, de Bruselas, que organizaron una dura protesta contra la primera ministra, Sophie Wilmes, durante una visita que realizó a ese centro asistencial: la recibieron de espadas.
El hecho ocurrió en momentos en que la máxima autoridad de ese país sede de la Unión Europea arribó al lugar. Decenas de profesionales de la salud se formaron a los laterales de la calle de entrada y no bien ingresó la caravana de autos oficiales se pusieron de espaldas y en silencio.
La protesta fue la continuación de una larga serie de demandas por falta de insumos iniciadas desde que se desató la pandemia en ese país, que ya suma poco más de 9 mil muertos y 55 mil contagios.
Los médicos denuncian falta de guantes, barbijos, respiradores mecánicos y demás material de seguridad sanitaria, por cuya carencia crece la cantidad de médicos, enfermeros y pacientes contagiados por coronavirus.
A pesar de los altos índices de contagios y fallecimientos, el país está sumido en un levantamiento progresivo de las medidas de confinamiento. “La mortalidad en Bélgica es excepcionalmente alta, alcanzando niveles sin precedentes, sobre todo en el período comprendido entre el 1 y el 12 de abril", indicó la Universidad Vrije de Bruselas (VUB) en un comunicado.
El 10 de abril se registraron por ejemplo 639 muertes, el "doble" de lo esperado. Abril fue el mes " más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial, tanto en cifras absolutas como per cápita", según el estudio. Los investigadores calcularon una tasa en abril de 2020 de un 4 por ciento inferior a la de ese mismo mes de 1941.
El nuevo coronavirus golpeó duramente a Bélgica, que registró una de las mayores tasas de mortalidad per cápita del mundo, aunque el virus parece estar retrocediendo y el país de unos 11,5 millones de habitantes empieza a levantar algunas restricciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) elogió al gobierno por realizar un conteo de fallecidos más preciso que algunos de sus vecinos, lo que podría reflejarse en una mayor tasa de mortalidad.