El gobierno designó como Directora Nacional de Reciclado a María Castillo, integrante de una de las cooperativas de cartoneros del Movimiento de Trabajadores Excluidos. La referenta tiene una trayectoria ligada a la organización popular: dirige el MTE de Lomas de Zamora, donde hace casi 20 años armó las primeras cooperativas del movimiento que tiene como figura central a Juan Grabois. La convirtió en cartonera la crisis del 2001: era una madre joven, que estaba terminando el secundario y mandaba a sus hijos a un jardín privado cuando el papá de los chicos se quedó sin trabajo, y con toda la familia --marido y suegros incluidos-- tuvieron que comenzar a salir con el carro. Desde entonces, trabaja en cooperativas de reciclado. La nueva directora vive en Villa Fiorito. Apuesta a impulsar desde en su gestión un trabajo unificado de las cooperativas de recicladores, que les permita salir de las situaciones de explotación.
--¿Cómo está el cartoneo con la cuarentena? ¿Se paró por completo o hubo cooperativas que siguieron trabajando?
--Al principio se frenó en su totalidad, pero en las últimas dos semanas hubo sectores que volvieron a trabajar, obviamente por la necesidad de comer. Los que tuvieron más continuidad fueron las cooperativas que trabajan con grandes generadores, como supermercados o fábricas, que debieron que seguir prestando servicios porque tienen convenios firmados.
-¿El reciclado urbano fue declarado dentro de los servicios esenciales?
--No se entendía si estaba declarado o no… pero la realidad es que una cooperativa a la que le costó un montón llegar a firmar un contrato con una empresa, que en su mayoría son multinacionales como Mc Donald’s, Burguer o Carrefour, va a seguir prestando servicios, porque los compañeros no pueden perderlo. Las cooperativas que siguieron trabajando tomaron muchas precauciones, incorporaron el alcohol en gel, los guantes, barbijos, algunos empezaron a llevar los anteojos protectores que se usan para romper vidrios. Y en el caso de los recuperadores urbanos que hacen su trabajo de puerta a puerta, con su carrito, la mayoría no ha retomado, pero desde hace dos semanas empezaron, algunos, a salir a trabajar, en lo es la parte de logística, de juntar el reciclado. Pero no todos: salen los que no pueden seguir sosteniendo su situación económica.
--¿Cuál es la posición del MTE sobre si volver o no a cartonear?
-La mía, mirando lo que pasa en las organizaciones sociales e incluso con las cooperativas que no están dentro de los movimientos, que son trabajadores independientes, es que hay que trabajar tomando todas las medidas de precaución, con tapabocas y guantes. Hay que informar además a los vecinos cómo sacar lo reciclables, esperando 72 horas antes de llevarlos a la calle, y pedirles. Separar los reciclables para que los compañeros no tengan que abrir las bolsas de la basura. La decisión de volver a salir la está tomando cada cooperativa, y dentro de ella cada persona, no el MTE.
--¿Por qué le parece mejor salir?
--Porque es terriblemente difícil la situación y muchas cooperativas se pueden desarmar. La clasificación y venta de reciclados, por ejemplo, se tuvo que dejar de hacer, sólo se está volviendo a hacer algo de logística, en la calle. Y en todo este tiempo tenemos que seguir pagando gastos, pagarle a un contador para que mantenga la administración de la cuenta, seguir pagando los seguros de vida de los trabajadores que salen a la calle. El gasto administrativo de una cooperativa continua, está el seguro de los vehículos… Y después es terrible no poder darle ningún ingreso a los compañeros. Algunos cobran el salario social complementario, otro el IFE, pero el dinero no alcanza. Nuestras familias son numerosas.
--¿Qué opinan los intendentes? ¿Están de acuerdo?
--Depende de cada municipio. Las intendencias son las que tienen la potestad de decidir cómo gestionan sus residuos. Algunos ya han comunicado cómo hay que separar los residuos y con qué medidas de precaución, por ejemplo en Lomas de Zamora y Escobar. En San Miguel también se está avanzando hacia ese esquema. Hay mesas de diálogo entre los cartoneros y el estado para ver cómo se gestiona el reciclado de los residuos. Y ahora, desde la dirección nacional, la idea es ver cómo impulsamos esto de cada municipio organice la separación de los residuos, para que cuidemos tanto a los vecinos como a los trabajadores.
--¿Tuvieron casos de contagio dentro de las cooperativas cartoneras?
-No hasta ahora, no que conozcamos en el MTE.
-- ¿Cuál es hoy la mejor situación laboral en la que puede trabajar un cartonero?
- Cuesta muchísimo llegar a una situación laboral buena, porque para eso las cooperativas tienen que organizarse, sacar una matrícula, iniciar trámites para tener una cuenta bancaria y figurar ante la AFIP, hay que pagarle a un contador. Son gastos y es mucha gestión, porque hay que pensar de qué manera se quiere trabajar. Por ejemplo, para hacerlo con grandes generadores hay que encontrar cómo presentarse ante ellos, reunir requisitos, tener un certificado del organismo provincial para el desarrollo sostenible, que es quien le garantiza a las empresas que lo que recicle la cooperativa va a ir a un destino sustentable. Después tenés que acceder a otro certificado, que es industrial, relacionado con el transporte que va a usar la cooperativa y la trazabilidad de los residuos. Para llegar a un gran generador hay que dar todos estos pasos… por eso la mayoría se vuelca al puerta por puerta, que también lleva trabajo detrás… y todo es para ver dónde trabajar. Finalmente hay que encontrar dónde acopiar y cómo gestionar los materiales, si se va a trabajar en la calle o en la casa de un vecino. Hay compañeros que terminan viviendo en un basural, literalmente. Y otros que juntan en el basural y vuelven a su casa a dormir.
--¿No hay cooperativas que trabajen a cargo de los municipios?
-Hay cooperativas, pero no todas, que tienen una articulación con el municipio en el que trabajan, que les paga una colaboración por el trabajo que hacen. En otros hay cogestión de residuos: el municipio explica a los vecinos que tienen que separar los residuos y cogestiona estaciones de reciclado. Hay cooperativas que, dentro de estos esquemas, están construyendo su propio galpón.
--Entonces, ¿cuál es el derecho más fuerte conquistado en 15 años de organización?
--El salario social complementario, que es no sólo para cartoneros sino para los trabajadores de la economía popular. Eso ayudó un montón a compañeros que no están bien en cuanto a su situación de trabajo ni a su vivienda, pero a los que el salario social ayudó para mejorar el ingreso que se obtiene con el reciclado. Y ayudó además a tener una obra social, que antes no teníamos. Yo accedí hace dos años una obra social y pude ver cómo te cambia la vida: sólo tener un lugar donde te atiendan rápido cuando tenés un hijo con fiebre significa acceder a una vida mejor. Eso fue una lucha, hubo mucha organización para conseguirlo.
--¿Qué quedó a su cargo con el nombramiento?
-La Dirección Nacional de Reciclado, dentro de la Secretaría de Economía Social, en el ministerio de Desarrollo Social.
-¿Qué políticas quiere impulsar desde ese lugar?
-Unificar el sistema de reciclado: que todas las cooperativas de una región se puedan unir en un sistema único. Que puedan venderle directamente a la industria, porque los independientes terminan vendiendo a un galponero intermediario, a precio mínimo, con lo que siguen explotados. Si se arma un espacio unificado se puede además acceder a una obra social, tener el propio espacio, darle valor agregado a los materiales, vender a mejor precio. Hay que coordinarlo con el estado, con los municipios, y con los compañeros que están en el territorio y tienen que tener la disponibilidad de trabajar en conjunto. También hay que trabajar más en políticas de separación de residuos en los hogares. El reciclado es una economía circular, que beneficia a la sociedad porque disminuye la contaminación y puede generar trabajo digno para muchos compañeros.