¿Pueden las autoridades políticas decidir el tiempo que pasan los niños delante de las pantallas? La respuesta es negativa, según un adolescente japonés, que decidió luchar en los tribunales para defender su derecho a jugar a los videojuegos todo lo que quiera.
Wataru, de 17 años, decidió impugnar judicialmente, con el apoyo de su madre y de un abogado, una decisión de la prefectura de Kagawa para limitar el tiempo que los niños dedican a esta actividad lúdica -60 minutos diarios en los días de clase y a 90 minutos durante las vacaciones-.
En el marco de esta normativa, los responsables locales también quieren establecer una especie de toque de queda digital prohibiendo el uso de teléfonos después de las 21 a los niños de 12 a 15 años y después de las 22 a los de 15 a 18 años.
"El tiempo que los niños pueden pasar jugando o usando un teléfono está dentro de las reglas de la familia, no es competencia del gobierno", afirma Wataru. Agrega: "No es normal que una autoridad administrativa intervenga en la vida de las familias".
Aunque el joven asegura que no es un jugador compulsivo de videojuegos, explica que, debido a estas nuevas medidas, se le privó el acceso a servidores en línea a los que intentaba conectarse después de las 22. Agregó que esas medidas no se basan en "ninguna realidad científica. Se basan en la idea preconcebida que el videojuego provoca necesariamente un comportamiento adictivo y lleva al absentismo".
Unas 600 personas firmaron una petición contra estas reglas. Propuesta en enero, la medida fue apoyada por la asamblea local, que la validó en marzo, convirtiéndose así en la primera de este tipo en el archipiélago nipón.