“Yo toco el bajo”, responde Monoto Grimaldi cuando se le pregunta si ahora, con Club Cairo, se dedicó a explorar otros instrumentos o roles. “Lo mío es tocar el bajo: no voy a decir que soy guitarrista, por más que en Miranda! haya incluso grabado algunas violas”, dice. Es que si la de Miranda! siempre fue “la guitarra de Lolo”, el bajo ahí era el de Monoto, que fue fundamental en el sonido groovero de una banda que hizo bailar a un par de generaciones. Y también tiene pulso bailable y pop este nuevo proyecto del bajista junto a Juan Tortarolo y Ezequiel Silvapobas, ambos ex Los Animales Superforros.
En cuarentena, Monoto se queja de ya no poder salir a remar a Puerto Madero: “Suena re cheto, pero no es para tanto... La verdad es que tengo mis días, pero ya estoy harto”, acepta el músico que supo tocar con Chano, Natalia Oreiro, Los Tipitos, Juanes, Cerati, Julieta Venegas, Mike Amigorena y... Pimpinela, que confiesa que quizás fue “el más divertido” de todos: ”Me encantó y es algo que voy a compartir con mis nietos”.
Club Cairo se estrenó con tres canciones en plataformas digitales que brindan un sonido R&B latino y se completan con sensuales imágenes, virtualmente pero aquí y ahora, con un poco de ese flirteo y esa fascinación social que ahora, por tiempo indeterminado, parece tan inalcanzable como un sueño. Pero que antes del virus ya habían tenido oportunidad de exhibir, con sus primeras grabaciones demos, en el ciclo Camboriu en Soria, donde Monoto hacía de DJ y hasta llegó a producir una fecha de unos mariachis tocando temas de El mató a un policía motorizado.
“Comenzando el viaje acá/ Manejando tarde/ La ruta está desierta/ El sol cayendo arde/ Levantando polvo por el aire/ Las luces de mi auto se funden adelante/ La noche me revela ideas/ ideas que no logro dejar/ La noche prende mis ideas/ Que van/ Distrayéndome de todo”, canta Tortarolo en Distraído, cuyo inquietante video (hecho por Nati Loiácono y Sebastián Sarmiento ) comienza con la imagen de tres simpáticos zorritos comiendo al costado de la ruta. “Al principio la banda se iba a llamar Club FM, pero tuvimos que cambiarlo por una cuestión legal. Y cuando estábamos haciendo el video aparecieron esos tres zorros. Y como me copa la numerología pensé en las tres pirámides que hay en El Cairo y quedó Club Cairo, que era una de las opciones”, revela Monoto.
Un momento oportuno para saltar del caldo
Casi todo en Club Cairo remite a la interacción social directa, a esas afinidades electivas que generan la noche y sus refugios. “Me parece muy importante cuando se juntan tres o cuatro grupos con una postura, una moda o una ideología. No sé si es tan importante como la música, pero sí me parece muy importante“, señala Monoto. “Creo en la magia del caos y la anarquía: tengo 43 años y crecí yendo a lugares como Cemento, u otros más mainstream como Ave Porco o El Dorado. Todos sabemos que de esas situaciones sociales sale el caldo de cultivo de muchas creaciones”.
Monoto recuerda que los temas surgieron cuando se empezaron a juntar los tres en la sala de Los Animales Superforros: “El proyecto surgió desde ese espacio, a partir de zapadas de cinco o seis horas armando un groove o un sampleo. Ellos dos con la MPC y yo con el bajo”, dice. Y comenta que lo más importante para él ahora es sentirse cómodo. ”Toco desde los 16, y asocio hacer música al amor o a la amistad. Me cuesta tocar con cualquiera...”
Club Cairo busca hacer algo cercano al pop latino actual, pero con buenos arreglos –mención aparte el inconfundible saxo de Gustavo Buchiniz de Piscis Machine en Mosh– y sin letras vulgares, misóginas o simplemente guarangas. “Al reencontrarme con los temas y volverlos a escuchar veo que es algo bastante R&B y pop, pero también un poco de psicodelia y vapor wave”, revuelve Monoto. Pero además del elemento funky y cancionero, Club Cairo tiene esa cadencia latina que parece ser de rigor en el pop actual.
“El sonido que tenemos es muy actual: en las plataformas de streaming como Spotify, el cincuenta por ciento de la música que se está escuchando es hispanoamericana, y lo nuestro tiene esa cosa trapera latinoamericana, pero con armonías complejas y arreglos. Creo que, más allá de esta pandemia, Cairo Club apareció en un momento muy oportuno”.