Inglaterra se excluye de Europa pero es precisamente en su capital, Londres, donde tiene lugar una muestra notablemente inclusiva. Así es, en el Barbican Centre, acaba de abrirse una exposición fotográfica que pone en evidencia que también el concepto de “masculinidad” está siendo deconstruido con la caída, quizá lenta pero inexorable, del patriarcado. Y esta recomposición había ya comenzado a tener lugar en los 60 cuando el macho alfa perecía conjugarse como el modo natural y excluyente de ser “hombre”.
Masculinidades: liberación a través de la fotografía exhibe la obra de 50 artistas a través de 300 fotografías y stills de películas desde los mencionados 60 hasta la actualidad, destacando precisamente que desde siempre hubo eso que se podría denominar, sin duda entre comillas, los otros hombres.
No sólo pater familiae, guerreros, soldados, dictadores, playboys, maridos, jefes, tycoons, habitués de prostítulos o bares nudistas. El cuerpo de obra expuesta da cuenta, precisamente, de otres cuerpos, de una masculinidad que repetidamente se expresó de modos diversos: otros guerreros, otros padres, otres con otrxs, hombres disidentes del mandato patriarcal se encuentran aquí representados a través de trabajos de artistas consagrados o jóvenes jamás exhibidos.
Con la idea sobre masculinidad en crisis global y términos como "tóxico" y "frágil" en pleno debate, la exposición examina la representación de la masculinidad en todas sus innumerables formas: patriarcal, hiperestereotipada, habitando el mundo queer, latiendo en distintas razas, siendo parte del colectivo LGTBI y también incluyendo la visión de las mujeres. Así consolida un abanico multicolor, enriquecido en sus contradicciones y complejidadades.
Urdida con gran inspiración, te presentamos una pequeña selección de esta megaexpo que aspira a transmitir su espíritu: la libertad de ser.
Se cree que la mayoría de estas imágenes son de miembros talibanes que las tomaron a principios de noviembre de 2001, pero que no pudieron recogerlas ya que tuvieron que huir del avance de la oposición y del bombardeo de los Estados Unidos.
La interpretación talibán de las reglas islámicas indicaba que la fotografía o cualquier representación de seres vivos (humanos o mamíferos) era ilegal. Pero cuando se volvió a permitir la fotografía del pasaporte, algunos miembros del régimen Talibán lograron posar para un retrato retocado, carente de neutralidad y cargado de sexualidad. Fotografías secretamente tomadas en la trastienda de un estudio, fueron abandonadas como quien huye de una batalla que se está por perder, entre la vida y la representación, eligieron la vida, resignando sus retratos que un alemán recuperó para la historia.
Adi Nes
Nes es el fotógrafo israelí más cotizado de la actualidad y un militante de la fotografía analógica. Como todos los jóvenes israelíes, cursó los tres años obligatorios de servicio militar. Eso le permitió conocer de primera mano el flujo homoerótico que subyace en la vida castrense.
En su adolescencia, a través de su madre, tomó contacto con la cultura clásica griega y en ella encontró ese homoerotismo latente, un sentimiento que los griegos llamaban “amistad”. “En mi imaginación, la amistad siempre era algo más”, contó en una entrevista, este artista que dice de sí “soy hombre, soy gay, soy neurótico”. Soy.
Estos soldados que no son soldados ni modelos. Son tipos que posan para él. Son la imagen universal de los hombres atrapados en cualquier guerra, simplemente todos los soldados en la retaguardia de la vida.
Catherine Opie
Una joven Catherine Opie mira intensamente al espectador. Usa un bigote falso y tiene la expresión cómica y desconcertante de "un asesino en serie del Medio Oeste que es un vendedor de revestimiento de aluminio usado" dijo alguna vez medio en serio medio en chiste.
La obra pertenece a la serie Ser y tener. El trabajo es una representación lúdica de las ideas de Judith Butler de que el género es algo que se realiza, y en capas, en lugar de algo natural con lo que nacemos. Al crear a Bo como un alter ego, Opie subvierte la mirada masculina tradicional, en la cual los hombres crean imágenes "hermosas" de mujeres para que otros hombres las vean. En cambio, Opie crea una “muchacha macho” y asume el papel de fotógrafa y sujeto, creando una imagen ambigua de la masculinidad y del eterno femenino.
Rotimi Fani-Kayode
Figura fundamental en el arte contemporáneo británico y africano negro de los años 80, las fotografías atemporales de Fani-Kayode constituyen una exploración profundamente personal y política de complejas nociones de deseo, diáspora y espiritualidad. Hijo de una prominente familia yoruba que abandonó Nigeria como refugiades políticos en 1966, Fani-Kayode estudió en Estados Unidos antes de llegar a Inglaterra donde vivió y trabajó hasta su muerte en 1989.
“En sus retratos a gran escala, -explica la página homenaje que le dedica la ONG Visual Aids- el cuerpo masculino negro se convierte en el punto focal de una investigación fotográfica para interpretar imaginativamente los límites entre la fantasía espiritual y erótica, la diferencia cultural y sexual. Los rituales ancestrales y un simbolismo provocativo de varias capas se fusionan con motivos arquetípicos de las culturas y subculturas europeas y africanas, inspirados en lo que los sacerdotes yoruba llaman "la técnica del éxtasis".
Masahisa Fukase
Fukase transformó el ritual del retrato familiar en una fuente de juego y un recuerdo mori. El padre es la figura central, degradado por un cuerpo viejo que decae, rodeado de una suerte de pornografía mortuoria encarnada por mujeres semi desnudas o totalmente sin ropas, todos los integrantes lo miran a él. ¿Le obedecen, se despiden? Parece estar invitando al espectador a disfrutar de una especie de broma, al mismo tiempo tal vez realizando un tipo de auto-parodia de su propia familia. Fukase entendió, como él mismo escribió, que "cada miembro de la familia cuya imagen capture dentro de mi cámara morirá. La cámara los capta y en ese instante es un instrumento de grabación de la muerte. El tiempo pasa inexorablemente y la muerte nos llega a todos. Se trata de personas mayores, jóvenes, niños y yo. Para mí, todo es una fotografía conmemorativa, que finalmente quedará atrapada en un viejo álbum de fotos maltratado ".
Karlheinz
Weinberger
Trabajó durante toda su vida como mozo de almacén de la fábrica de Siemens, pero dedicó todo su tiempo libre a su pasión, la fotografía. Durante varios años siguió a estos jóvenes que reciclaban los códigos de Rebelde sin causa y creaban e inventaban unos trajes provocativos. Su serie dedicada a los bikers, rockers y jóvenes rebeldes ofrecen un retrato desconocido de una Suiza inconformista. Durante mucho tiempo ignorado, este trabajo revela la existencia de una generación de post guerra en búsqueda de identidad. En esta fotografía donde una herradura de caballo funciona como una hebilla que cuelga entre las piernas y roza la zona del pene, la rebeldía se concentra en inequívocos símbolos sexuales. Si la herradura enmarca el pene como una vulva, un colgante en forma de pene, como una cruz se incrusta en el pecho. Un cuerpo vestido de dennin y cuero sin pies ni cabeza, donde se intuyen unas botas texanas, parecen irradiar una masculinidad inapropiada, exhuberante y ambigua para un joven suizo de un pais de vidas cronometradas.
Karen Knorr
Las serie fotográfica Gentlemen (1981-1983) a la cual pertence esta obra, está compuesta por una serie de fotografías tomadas en clubes de caballeros ingleses en Saint James, en el centro de Londres. Allí consideran los valores patriarcales de las clases medias altas inglesas con un discurso construido a partir de los valores parlamentamentarios conservadores .
“Quería hacer un trabajo que utilizara el humor para explorar las actitudes prevalecientes en el stablishment inglés en la década del 80 -explicó Knorr-. A pesar de Margaret Thatcher que fue prmera ministra y presidenta del partido conservador, por ser mujer no se le permitía ser miembro de pleno derecho en el club de caballeros conservadores "The Carlton". Es en estos clubes donde la influencia detrás de escena aún se usa para intervenir en la política y en los negocios. No es raro es una tierra de reinas decorativas, nacionalismo isleño, brexit y orgullo como valor excluyente para caballeros que se convierten en lords y la misma consagración para una mujer se reduce a la denominación de “dame” (dama, la edad media que no termina de morir).