La Educación Sexual Integral (ESI) en la Ciudad de Buenos Aires vuelve a peligrar. Por primera vez en diez años, el Ministerio de Educación porteño no autorizó el inicio de clases del Postítulo que se dicta en el Instituto Joaquín V. González, y que en este nuevo ciclo tuvo 2.000 aspirantes y 200 personas inscriptas. Desde el Ministerio argumentan problemas administrativos pero además cuestionan “un predominio” de temas vinculados al género y que el marco didáctico sea la psicología social, una de las particularidades de la formación por las herramientas pedagógicas que brinda para las aulas en todos los niveles. “Nos quieren cambiar la propuesta formativa, y creemos que lo administrativo refleja una decisión política”, aseguraron en varios comunicados lxs docentes, que sostienen el espacio con sueldos bajos y contratos laborales precarios e inestables, y que cada dos años deben presentar una renovación del proyecto, en circunstancias repetitivas y desgastantes.
“Nunca a lo largo de estos diez años llegamos a la situación de que a la fecha de iniciar las clases no tengamos la resolución firmada y que no nos autoricen a empezar la cursada. Además es la primera vez que salen a discutir nuestros contenidos”, alertó la médica y docente Viviana Mazur, a cargo del Consejo Académico del Postítulo. "Hemos formado cientos de especialistas en ESI que hoy están en sus escuelas y en otros espacios de formación, de salud, comunitarios, implementándola, acompañando a niñas, niños y adolescentes en situaciones de abuso y violencia que detectan en las aulas, sacándoles de redes de trata, brindando información científica y actualizada sobre métodos anticonceptivos, Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), promoviendo prácticas de cuidado y garantizando derechos", enumeró.
“Decimos que es un retroceso en el marco de la pandemia que estamos transitando, pero con una terrible endemia de femicidios en la que los conflictos vinculados con la opresión de género, con la discriminación por identidades de género o sexuales, son un problema de nuestra sociedad, y en cuyas matrices está lo que justamente nuestro postítulo viene a desarmar, que es esa relación desigual entre los géneros.”