La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, les sugirió a los empresarios que consideren la implementación de una semana laboral de cuatro días con el objetivo de fomentar el turismo interno en el país y ayudar a los trabajadores a mitigar los diferentes problemas relacionados al equilibrio de vida y trabajo.
“Escucho a un montón de personas que proponen que tengamos una semana laboral de cuatro días. En definitiva es algo que tienen que debatirlo empleadores y empleados, pero el coronavirus nos ha enseñado muchas cosas, entre ellas la flexibilidad laboral y el teletrabajo y cómo la producción puede salir adelante de esa manera”, contó Arden en un video publicado en su cuenta personal de Facebook.
De esta manera, sostuvo que si las personas gozan de mayor flexibilidad en sus vidas laborales van a viajar más por el país. Esto fomentaría el turismo interno, una actividad que se vio golpeada desde que se cerraron las fronteras en el país con el objetivo de afrontar la pandemia del coronavirus.
Se trata de un modelo de trabajo que se inspirado en un sistema alemán llamado kurzarbeit, que significa “trabajo corto”. Este permite compatibilizar el empleo con un mayor tiempo libre, el cual se puede invertir en mejorar las capacidades laborales de los trabajadores. Algunas empresas de Nueva Zelanda ya tenían implantado este sistema desde hace varios años, según informa el diario The Guardian. Tal es el caso de la empresa Perpetual Guardian, una empresa dedicada a la administración de fideicomisos que en 2018 habilitó la semana laboral de cuatro días para sus 200 trabajadores.
El dueño de la compañía, Andrew Barnes, contó que el novedoso sistema significó un incremento en la productividad, así como también mejoró la salud mental y física de sus empleados. Además, aseguró que tuvo un impacto positivo en las familias de todos sus trabajadores e incluso ayuda al medio ambiente. “Necesitamos retener todos los beneficios que nos trajo el teletrabajo, que incluyen un aire más limpio y una menor pérdida de productividad derivada de una baja en los desplazamientos. Además, ayuda a las empresas a mantenerse a flote”, precisó Barnes.
El Fondo Monetario Internacional estima que la economía de Nueva Zelanda se contraiga un 8 por ciento para 2020, mientras que el desempleo puede ascender entre un 15 y 30 por ciento.