El bioquímico Diego Álvarez es uno de los científicos que desarrolló el primer kit de test nacional para medir los anticuerpos contra el coronavirus. Recibido en la Universidad de Buenos Aires, Álvarez realizó un doctorado especializado en dengue con Andrea Gamarnik y se perfeccionó con un postdoctorado en biología celular en la Universidad de Yale. En 2013, volvió a Argentina repatriado por el CONICET para trabajar en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), y hace unas semanas sus conocimientos fueron requeridos para colaborar con el desarrollo del test. El kit fue realizado en un tiempo récord de 45 días y representa un importante avance en la batalla contra el coronavirus.
- ¿Cómo surgió el proyecto?
- Lo que hubo fue un llamado del CONICET a través del que se reclutaron capacidades para buscar soluciones para enfrentar la pandemia. Una necesidad era el desarrollo de ensayos de diagnóstico para buscar anticuerpos. En el equipo que estaba liderado por Andrea (Gamarnik) también participaron otros investigadores que trabajaban en distintas áreas, como biología de plantas o química de proteínas, que dejamos nuestras tareas habituales para concentrarnos en este desarrollo.
- ¿Cómo se adaptaron a esta modalidad de trabajo interdisciplinaria?
- Lo que fue importante en este desarrollo fue tener un liderazgo fuerte, que es el que tuvo Andrea para organizar a la gente y ponerla a trabajar en algo que, si bien es nuevo, nosotros podíamos aplicar experiencias que teníamos con otros virus o para otros sistemas. Hay cosas que son comunes, la gente que sabe de bioquímica de proteínas sabe muy bien cómo purificarlas. Esa gente tuvo que estudiar las proteínas del virus para saber cómo tenerlas y son las que después nosotros usamos para desarrollar el test.
- ¿Y en su caso?
- Yo venía con la experiencia de haber desarrollado un test de dengue; entonces aporté esa experiencia para buscar la mejor condición para los anticuerpos en el kit que terminamos desarrollando. También fue muy importante el aporte de una empresa llamada Lemos que es referente en lo que son test de Chagas en Latinoamérica, que nos ayudó a llevar este desarrollo de laboratorio a una escala productiva.
- ¿Cómo impactó este cambio de escala?
-Implica para nosotros un cambio en la forma de trabajar, en la que no estábamos tan acostumbrados. Una cosa que nos gusta de nuestro trabajo es no hacerlo de forma repetitiva. Pasamos de tres semanas de optimizar la producción, a repetir los procesos como si fuera una fábrica en las últimas cuatro semanas y con vistas a seguir así por las próximas cinco, seis semanas. Fue estresante, pero teníamos que poner al servicio del CONICET y del Ministerio de Salud estas capacidades para brindar una solución.
- ¿Y la relación con el Estado cómo fue?
-El apoyo del CONICET y el Ministerio de Ciencia siempre estuvo. La comunicación con el Ministerio de Salud fue esencial para saber cuáles eran las necesidades de este desarrollo. Desde el primer momento contamos con apoyo del Estado.
Esa división que alguna vez se trató de marcar entre lo que son las ciencias básicas y aplicadas en realidad no es tan así. Nosotros somos todos investigadores de ciencias básicas, y gracias a las capacidades que desarrollamos pudimos crear en 45 días un kit de diagnóstico. Esa falacia que se estableció durante el gobierno anterior de que la ciencia básica no era tan útil o no brindaba tantas soluciones, o que la ciencia debía estar enfocada en el desarrollo de soluciones, no es tan así.
- ¿Cuál es la importancia de la ciencia básica?
-El desarrollo de soluciones siempre está basado en estudios de ciencia básica al principio, y el camino que tiene que recorrer es uno que no se recorre en un par de meses o un par de años, sino que pueden llevar 10, 15, 20 años también.
- ¿Qué se viene ahora?
- Ahora estamos enfocados en poder llegar a abastecer al Ministerio con los kits para diagnósticos. Estamos concentrados en aumentar la capacidad productiva de los tests. Queremos llegar a producir medio millón por semana. En ese sentido eso nos lleva bastante tiempo porque implica no sólo un aumento en la producción, sino en los recursos que se necesitan.