“ Más agachada que tero en quinta”, “tomar mate con cuero”, “no agarre ancha la melga”. Expresiones como estas fueron recopiladas por investigadores de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en la capital provincial y otras seis ciudades, para un emprendimiento que plasma cómo hablan los cordobeses y cuáles son sus características distintivas y huellas comunes.
Se trata de “Las hablas de Córdoba: registro, conflictos y proyecciones”, un proyecto cuali-cuantitativo que rescató refranes, palabras y variables fonéticas autóctonas de la ciudad de Córdoba, Villa de Tulumba, Marcos Juárez, Villa Cura Brochero, Villa del Rosario y Huinca Renancó; y así crear un corpus digital y diverso con las similitudes y contrastes de la lengua en esos lugares.
“Estas localidades representan los cuatro puntos cardinales y tienen sustratos lingüísticos distintivos por la conservación de los rasgos de pueblos originarios, las corrientes colonizadoras y la impronta de los inmigrantes”, explicó la directora general de la investigación, María Cristina Dalmagro, al Suplemento Universidad.
Además de participar del Congreso Internacional de la Lengua Española, desarrollado en Córdoba en 2019, los especialistas montaron un domo durante el Festival de la Palabra, donde propusieron actividades interactivas, con distintas definiciones y palabras, para “acercar” el trabajo a los visitantes de “una manera más lúdica”, explicó Dalmagro, titular del Centro de Investigaciones de la Facultad de Lenguas (CIFAL).
También crearon HablasApp, una aplicación para dispositivos Android y IOS, que permite jugar con un “criollito” (pan de grasa típico de Córdoba, también conocido como “librito”) a través de trivias de refranes. En tiempos de cuarentena utilizan la cuenta de Instagram de la Facultad para publicar entretenimientos tres veces por semana.
“Son recursos para ‘desacartonar’ la investigación, ya que este trabajo complementó lo académico con ‘bajar’ el contenido al mundo cotidiano. El material es muy rico y sería interesante seguir avanzado con esto”, subrayó Dalmagro.
El trabajo de campo para recoger las voces y expresiones llevó varios meses, lapso en el que los investigadores entrevistaron en profundidad a 96 cordobeses –12 por localidad y 36 en la capital–, en bibliotecas populares y museos de sus lugares de origen.
Equipos zonales relevaron esos datos, que fueron analizados desde los niveles morfosintáctico, léxico, fonético y fraseológico por otros cuatro equipos, bajo la coordinación académica del “alma máter” del proyecto, María Teresa Toniolo, quien “dedicó gran parte de su trayectoria” a la etnolingüística y la lingüística histórica, destacó Dalmagro.
Así registraron que “irse de un lugar” puede transformarse en “picar llanta” en Cura Brochero, Villa del Rosario y Huinca Renancó, donde también existe “alzarse el ocote” para el mismo significado. En Córdoba, puede usarse “alzarse a la bosta”, “tomarse el palo” o “hacer mutis por el foro”; y en Marcos Juárez, “irse a la bosta”. Variaciones similares existen para el vino tinto: “ñoña”, “nativo”, “sodeao”, “totín” o “tintillo”.
Todas estas expresiones, además de los resultados del proyecto y las entrevistas, están publicados en la web www.lashablasdecordoba.lenguas.unc.edu.ar, en la que hay juegos y microfilmaciones, con palabras como “baranda”, “apencarse” y “pritiado”, y sus significados.
“Tuvimos muchísima ayuda de los intendentes, pero sin el apoyo incondicional de la Facultad de Lenguas hubiese sido imposible”, remarcó Dalmagro. “Las hablas de Córdoba” contó también con financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología de esa provincia.