El encierro obligado y el aislamiento están multiplicando el consumo de Netflix, Flow y los canales de streaming para ver series, que están logrando desplazar a la piratería, el nuevo modo de acceso a la cultura audiovisual que la industria está logrando imponer, por un costo ínfimo para las clases medias y muy fácil de utilizar. La oferta es arrolladora y el feminismo está presente en muchísimas de las propuestas. Aquí un recorrido caprichoso por cinco de las que más nos gustan.
-Califato. Es una serie sorprendente sobre cómo el fundamentalismo islámico trata a las mujeres, desarrolla la intimidad de ese mundo desde el interior de la vida cotidiana de personajes femeninos. La serie es sueca y tiene una mirada occidental, pero intenta desentrañar la maraña de complejidad y opresión que se vive en el Estado Islámico. La trama se basa en la narración de la vida de dos mujeres: la sueca Pervin que intenta escapar junto con su beba de una ciudad siria a dónde viajo engañada y Fátima, una agente de la policía que intenta detener un atentado de ISIS. Las dos a su manera intentan enfrentarse a todo lo que les quitará su libertad.
-Poco Ortodoxa. Una de las series más vistas y comentadas de la cuarentena, tal vez porque tiene una trama simple, atrapante, un poco superficial pero con un ritmo y unos diálogos que la hacen muy disfrutable, además de sus paisajes de fondo que van de New York a Berlín, antes de que sus calles quedaran vacías por la pandemia. La miniserie de Netflix se basa en la autobiografía de Deborah Feldman que escapa de su vida encerrada en la religión judía ultra ortodoxa para intentar hacer las cosas que le gustan. El sueño americano pero al revés, ya que Berlín aparece como la ciudad que potencia su personalidad y la libera por fin para poder ser quién ella quiere.
-Bauhaus, la nueva era. La miniserie que se puede ver por Filmin se centra en la vida de una de las alumnas de la famosa escuela de arte alemana, Dörte Helm. La serie de seis episodios cuestiona a través de su protagonista el machismo arraigado en esos pintores y escritores que se decían revolucionarios, pero que no le daban ninguna posibilidad de espacio, ni siguiera de manifestarse, a quienes no eran varones. Dörte se atrevió a meterse adentro del despacho del fundador de la escuela para preguntarle por qué las mujeres tenían que seguir la carrera de costura, y no podían hacer pintura como el resto de sus compañeros hombres.
El cuento de la criada. La exitosa serie basada en el best seller de Margaret Atwood ya terminó la tercera temporada y se espera una cuarta. La historia está ubicada en un mundo distópico en el que las mujeres fértiles son condenadas a vivir dominadas por un régimen que privilegia la reproducción de unos pocos elegidos. Con cada nueva temporada, la crudeza se fue multiplicando y las mujeres se ven cada vez más despojadas de sus derechosy de la posibilidad de una vida digna. Aunque la consistencia de la primera temporada no volvió a repetirse después, las dos siguientes contribuyeron a cerrar una historia única.
Vis a vis. Es una de las series que integra el fenómeno de las producciones españolas, con La casa de papel y Merlí a la cabeza. Su éxito radica en la afición por el melodrama y un imaginario más cercano por el reconocimiento lingüístico y las costumbres. Vis a Vis tiene cuatro temporadas y cuenta la historia de Macarena, una joven que es enviada a prisión por malversación de fondos y en la cárcel se une con el resto de las prisioneras. Juntas se vuelven inseparables e invencibles.