Al final de este año unos 756.360 niños, niñas y adolescentes (NNyA) más habrán caído en situación de pobreza en relación al último semestre del año anterior por la crisis sanitaria desatada por el avance del coronavirus. Estas proyecciones forman parte de informe presentado por Unicef, basado en las estimaciones de la caída del PBI y de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.
En ese sentido, la representante de Unicef en la Argentina, Luisa Brumana, y la adjunta, Olga Isaza, llamaron a fortalecer las políticas de protección social a poco de cumplirse 80 días de conocerse el primer caso de covid-19 en el país y a dos meses de implementarse el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández.
El estudio “Efectos de la covid-19 sobre la pobreza infantil y la desigualdad en Argentina” plantea que, de cumplirse una caída del PBI esperada de 5,7 puntos, la cantidad de NNyA pobres pasaría de 7 millones en 2019 a 7,7 millones hacia finales de 2020; y la pobreza extrema, de 1,8 a 2,1 millones.
Por otro lado, el análisis muestra fuertes desigualdades, dado que la incidencia de la pobreza aumenta significativamente cuando las niñas, niños y adolescentes residen en hogares donde la persona adulta de referencia está desocupada (94,4 por ciento), con un trabajo informal (83,9 por ciento), con bajo clima educativo (92,9 por ciento), migrantes internacionales (70,8 por ciento) o con jefatura femenina (67,5 por ciento). Según destaca el informe, en los barrios populares la situación es mucho más crítica porque se combina la pobreza monetaria y la pobreza estructural.
La investigación de Unicef muestra que la ubicación de la vivienda es una de las características que más incide en la desigualdad. En el informe citan al Registro Nacional de Barrios Populares de la Argentina, que indica que 4,2 millones de personas viven en lugares con deficiencias estructurales en lo que hace a los servicios básicos. Casi el 90 por ciento no cuenta con acceso formal al agua corriente, el 98 por ciento no tiene acceso a la red cloacal, el 64 a la red eléctrica formal y el 99 no accede a la red de gas natural.
"Si se considera un indicador de pobreza estructural como el de necesidades básicas insatisfechas, en los barrios populares el 59 por ciento de las niñas y niños reside en viviendas con una carencia estructural", detallaron. Con respecto a este tema, la representante de Unicef en el país indicó que “preocupa la combinación de elevados niveles de pobreza monetaria y estructural. Si los niños y niñas residen en viviendas inadecuadas o están hacinados, es difícil aplicar medidas de contención efectivas”.
Mejorar la suficiencia y poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo como principal mecanismo de protección de ingresos a la niñez, disponiendo que sea eso universal y no condicionado, son algunas de las recomendaciones que presenta el estudio en el marco de la pandemia.
Además, si la vivienda está localizada en una villa o en barrios populares, la incidencia de la pobreza durante este año alcanzará a 9 de cada 10 niñas y niños, de acuerdo al informe.
“Los datos nos muestran que la covid-19 impacta con más fuerza en las poblaciones vulnerables, amplía las brechas de inequidad que ya había en el país y aumenta los niveles de pobreza entre las niñas, los niños y adolescentes, las víctimas ocultas de la pandemia”, señaló Brumana.
Ante este panorama, Unicef planteó tres recomendaciones. Por un lado, aumentar el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Sebastian Waisgrais, especialista en Inclusión Social de UNICEF, señaló que “proponemos que siga implementándose el bono extraordinario de $3103 a los titulares de la AUH y la asignación por embarazo para todo el 2020". "Esta medida implica que el monto total de la AUH supere la línea de indigencia”, agregó.
Como segunda recomendación postularon ampliar la base de los programas de protección social como la AUH, la Asignación por Embarazo y la Tarjeta Alimentar, flexibilizando las condicionalidades. Y en tercer lugar implementar políticas específicas que complementen estos programas y tengan en cuenta la situación de los NNYA que residen en hogares con una prevalencia de pobreza mayor.
El estudio sobre la pobreza infantil y la desigualdad en la Argentina se basa en datos oficiales y públicos del Indec. Unicef trabajó con el período 2004-2019, tratando de respetar la homogeneidad metodológica de la Encuesta Permanente de Hogares, que es de donde surgen los datos de pobreza general e infantil (total y extrema) que se emplearon en las estimaciones.