Los familiares de los cuatro jóvenes asesinados y la adolescente herida de gravedad en la Masacre de San Miguel del Monte, recordaron a las víctimas al cumplirse un año del hecho. En la causa principal hay 24 imputados, cuatro por “homicidio agravado” y el resto por “falsedad ideológica de documento público y encubrimiento”. El primer tramo de la investigación que ya está cerrado “involucra a 13 de los imputados y está en condiciones de ser elevado a juicio”, le dijo a Página/12 Roberto Cipriano, de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
Los familiares de las cinco víctimas participaron de un video y una transmisión en vivo organizada por la CPM. Luego hubo una nueva conferencia on line organizada por la Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi). La persecución del auto en el que iban los cinco jóvenes ocurrió en la madrugada del 20 de mayo de 2019. El auto en el que iban fue baleado por los policías sin motivo alguno y terminó estrellándose contra un camión que se encontraba estacionado sobre la ruta 3, en la entrada a Monte.
Las víctimas mortales fueron Danilo Sansone, de 13 años; Gonzalo Domínguez, de 14; Camila López, de 13, y Aníbal Suárez, de 22. La única sobreviviente es Rocío Quagliarello, de 13, quien se recuperó luego de estar internada más de un mes en el Hospital El Cruce, de Florencio Varela.
A las 10 de la mañana del día del hecho, el subcomisario Julio Micucci, jefe de la policía de Monte, dijo en conferencia de prensa que se había tratado de un “accidente” y que estaban “desconcertados por lo sucedido”. La mentira quedó al desnudo rápidamente, por el accionar de vecinos y empleados del Centro de Monitoreo de la Municipalidad local, que reunieron filmaciones oficiales, videos caseros y hasta vainas servidas en la escena del crimen, que dejaron al desnudo la responsabilidad de los primeros 13 policías acusados.
En el video realizado por la CPM, Gladys, la mamá de Danilo, sostuvo que necesita “que se haga justicia porque necesito recuperar ese amor, ese cariño y ternura que siempre tuve para mis hijos”, que con Danilo eran diez. Gladys, con infinita ternura, recordó que su hijo siempre le hablaba “rapeando” y hasta lo imitó al rítmo del rap: “Mami, vieja, preparame el té con las galletitas”. No pudo seguir por la emoción.
Yanina, la mamá de Camila, recordó que en la noche de la tragedia su hija y Rocío “salieron sin permiso” mientras ella dormía para juntarse con sus amigos y salir a pasear por el pueblo, de noche, como era habitual. Dijo que Camila “se hacía escuchar mucho, no le gustaban las injusticias, vivía enojada por todo lo que pasaba, tenía un carácter muy fuerte”. Yanina, al igual que Juan Carlos, el papá de Danilo, dijeron que van a seguir “hasta que se establezca la responsabilidad que le cupo al Estado” en la Masacre de Monte.
En una causa por separado, presentada por los abogados de las cinco familias, están siendo acusados por su responsabilidad como funcionarios públicos, la ex intendenta de San Miguel del Monrte, Sandra Mayol, y el funcionario del cuerpo de Bomberos Nelson Barrios, ambos sospechados de haber tenido participación en el encubrimiento. “Mayol apoyó lo dicho por la policía sobre el supuesto accidente”, es el cargo que le hacen los familiares a la ex intendenta.
Blanca, la mamá de Aníbal, estaba en Misiones, donde vivía, cuando tuvo la noticia sobre el asesinato de su hijo. “Cuando llegue a Monte fui al velatorio de todos los chicos y tenía miedo, porque pensaba que le estaban echando la culpa a Aníbal, porque era el único adulto y andaba paseando con los chicos, pero me equivoqué, todos sabían que había sido un crimen, que él también fue víctima”. Aníbal se había venido a Monte a trabajar, porque quería “ayudarme para que yo no trabajara más”, relató Blanca. El joven misionero tiene un hijo que nació después de su muerte.
Loana, la mamá de Rocío, la única sobreviviente, afirmó que todavía no puede creer lo que pasó. Ella vivió los primeros tiempos internada junto a su hija, en el Hospital El Cruce. Cuando llegó al hospital de Monte, donde habían llevado a su hija en los primeros momentos, “no podía entender nada, ví a mi papá llorando, me dijeron que Rocío estaba en estado crítico, no entendía nada de lo que estaba pasando”. Aseguró que todavía hoy “me cuesta asumir lo que nos pasó, veo el dolor de las otras familias, y también pienso que Rocío nunca se va a poder olvidar de lo que le pasó a sus amigos”.
Susana, la mamá de Gonzalo, recordó que su hijo “solía escaparse de casa para ir a buscar a sus amigos” que vivían en barrios alejados y que una vez se enojó cuando su marido lo fue a buscar y le reprochó que se hubiera ido lejos. “Se enojó, le dijo porque estaba discriminando a sus amigos porque vivían en esos barrios, cuando sólo le reprochábamos que se fuera sin avisar y que anduviera caminando por la ruta”. Gonzalo era “el amigo de todos, el que siempre estaba dispuesto para todo”.
Margarita Jarque, una de las abogadas de la CPM, que representa a dos de las familiares, resaltó el trabajo articulado que vienen realizando con el resto de los letrados querellantes, que son Dorina Bernades y Ricardo Minoli.