“Tombo, caspa, hijo e’ puta, le voy a matar”. “Respete, gonorrea”. “Usted la va a pagar, piro”. Cualquier espectador que le haya dedicado apenas un segundo a producciones como Escobar, el Patrón del Mal o Narcos, reconocerá estas expresiones inequívocamente colombianas. Las mismas, sin embargo, forman parte de Los internacionales, entrega que Telefe estrenó el miércoles (va a las 23.15) y cuya primera particularidad es que trata sobre una banda criminal de ese origen pero que hace de las suyas en la Argentina. Escenario diferente para un policial protagonizado por criminales astutos y en el que se muestran los chanchullos del poder. Tras su debut, la entrega compuesta de ocho episodios de cuarenta y cinco minutos, ya puede verse de manera íntegra por Flow y de manera lineal por el canal de aire.
Aunque tome prestado los bajofondos, color y coloquialismos, Los internacionales no es una obra perteneciente al narcoexploitation. Tampoco es una lata extranjera mellando la ficción local . Es más, esta coproducción (VIS, The Mediapro Studio, Telecom y Olympusat) tiene una fortísima raíz argentina desde lo temático, la producción, equipo técnico y elenco. Cecilia Roth y Rafael Ferro tienen dos de los papeles más trascendentes de la propuesta; Boy Olmi, Carlos Santamaría y Gustavo Garzón ocupan roles secundarios, mientras que Nancy Dupláa, Soledad Silveyra y Juan Minujín ofrecen pequeñas participaciones. La ficción, en sí, narra la historia de una banda de ladrones oriundos de Bogotá que busca aprovecharse de la eclosión del sistema financiero en la Argentina post De la Rúa. Y apegada a las convenciones del policial negro, en este retrato los villanos no son necesariamente los que están por fuera de la ley.
El protagonista es Fausto Montalbán, interpretado por Juan Pablo Shuk, actor de un extenso portfolio en el que se destacan Pasión de gavilanes, Fariña y Narcos. Aquí encarna a un perspicaz ladrón de guante blanco, de esos para los que la banda es su familia, y está apegado a una férrea ética de trabajo. Acaba de salir de prisión y quiere formar un nuevo equipo de “internacos”. Los suyos pueden usar “la cabeza, la malicia y la astucia” pero nunca armas; impera la lógica horizontal, reparte los botines de manera equitativa, y, sobre todo, nadie debe involucrarse con la mujer del otro. El target al recuperar la libertad suena algo excéntrico: aprovecharse de la Argentina post corralito. “Tienen los dólares en el cajón de la ropa sucia, detrás del calentador”, avisa Montalbán tentado por un trabajo tan servido.
Pero esta es solo un parte de la historia. Su objetivo verdadero es vengar la muerte de su pana a manos de Carlos Castillo (Rafael Ferro), un agente de inteligencia o sicario según su conveniencia. La serie, por otro lado, recurre a una podrida subtrama sobre las redes del poder judicial y político. Allí aparece Marta Costas (Cecilia Roth), una ambiciosa fiscal que quiere llegar a ocupar uno de los sillones de la Corte Suprema. Entre sus alfiles está justamente Castillo, de esos tipos que sabe cómo apretar a diputados y sacar siempre alguna tajada. Carpetazos, juicio político, mercado financiero, todos estos elementos también integran Los internacionales. “Un docuthriller que está basado en la vida real pero con un tono de género”, explicó Shuk.
Como buena realización de corte internacional, la producción detenta virtudes técnicas y de puesta en escena, junto con algunas fragilidades de ritmo y relato. Al menos por lo visto en el primer episodio, tantas tramas, personajes, problemáticas sociales y la seducción de los grises no terminan por hacer un buen plato. Demasiados sabores, sobreentrendidos y una dirección por encargo. A eso se acopla la persistente banda sonora (“Todo X guita”, del rapero Cejaz Negraz) que le impregna a la obra el filtro de videoclip.
La ficción está basada en La conexión Bogotá, el libro de crónicas de Nahuel Gallotta acerca de una banda de ladrones colombianos que efectivamente operó en la Argentina. Con una pequeña salvedad: este grupo lo hizo diez años después del contexto en el que se ubica la ficción (el cambio de fechas obedecería a fines narrativos). Por aquellos días de corralito, saqueo y podredumbre política, el cafetero más famoso por estos pagos era otro. Nada más y nada menos que Pedro, El Escamoso. Culebrón cómico (emitido por la misma señal) que intentaba ocupar el éxito de Betty, la Fea y estaba protagonizado por un actor argentino. En Los internacionales ya no suena el pegajoso “pirulín pon pon”, no hay meneo de caderas, sino sangre, corruptela y el ritmo pérfido de una realización for export.