La Covid-19 alteró la economía y, con ella, la vida empresarial y de los profesionales que prestan servicios allí como, entre otros, los contadores y auditores. Oscar Maiola, fundador y titular de la consultora Risk and Fraud Prevention y director del Comité de Gestión Integral de Riesgos del Instituto de Auditores Internos de Argentina cree que, en general, “las empresas globales y locales más fuertes ya tienen sistemas maduros de gestión de riesgos on-line, procesos de gobierno corporativo, programas de integridad y data analytics. Pero las Pymes no”.
Profesor de Auditoría Forense en varias universidades, Maiola recuerda que la auditoria abarca tareas como la de balances (externa), procesos de auditoría interna, forense, de sistemas, de gestión, compliance, pericias contables, entre otras. “Es indudable que todas ellas se verán impactadas por los efectos del coronavirus. Nada será igual en nuestra profesión”. Agrega que en el sector “ya tenían una creciente preocupación por temas ambientales y sanitarios. Procesos que antes se soslayaban, como los de impacto social (códigos de conducta, políticas de remuneraciones), ambientales (cuidado del ecosistema, amenaza de pandemias, etc.), deberán ser prioritarios a la hora de establecer el alcance de las tareas del auditor”.
Director de la Especialización en Detección del Fraude del Consejo Profesional de CABA, Maiola dice que, mientras en grandes empresas locales y globales se avanzó mucho con estos temas, en las Pymes “aún queda mucho por hacer para desarrollar procesos compatibles y alineados a las mejores prácticas y estándares globales”.
¿Se detectan en esta crisis sanitaria ejemplos, para bien o para mal, sobre la prevención -o su ausencia- del riesgo? ¿El mundo de los negocios estaba sospechaba que podía haber una crisis así?
- Las empresas y sus sistemas de gestión de riesgos generalmente receptan eventos negativos de tipo ambiental (y las respuestas). Pero esta vez muchas de las entidades, pública y privadas, fueron tomadas por sorpresa debido a la inmediatez del evento y rapidez de propagación.
¿Cómo es el costo/beneficio de la inversión para prevenir riesgos?
- Las estadísticas de ACFE (Association of Certified Fraud Examiners) muestran datos interesantes de ilícitos a nivel mundial, las que incluyen a nuestro país. Las organizaciones pierden un 5 por ciento promedio de sus ingresos anuales por fraude. Y en el 85 por ciento de los casos hubo al menos un alerta previa que, por falta de controles, se pasó alto. Hubiese bajado 50 por ciento la pérdida promedio, de 125 mil dólares por ilícito.
¿Y en cuanto a fraudes o situaciones irregulares desatadas por el virus? Se habla de una “guerra” por la provisión de insumos médicos entre países. Y de una suerte de carrera por alguna nueva vacuna, que quizá puede medrar con la desesperación y provocar procesos irregulares. ¿Qué herramientas globales o locales hay para enfrentar este tipo de escenarios?
- La llamada “guerra de barbijos” se podría analizar a la luz del efecto “puerta 12”. Muchos (en este caso países) queriendo luchar en forma despiadada por una salida (en este caso, la provisión de barbijos y el consiguiente colapso de los mercados de suministro). Eventos de guerras o pandemias son ejemplos claros en donde se dan estas situaciones. Y los riesgos de fraudes no son excepción. En circunstancias extremas, el escepticismo profesional de los auditores debe agudizarse. Nos entrenaron para discernir sobre la aplicación de la teoría del Utilitarismo, en cuanto a analizar qué fin justifica qué medio. En ámbitos de urgencias extremas se racionalizan decisiones que, en condiciones normales, nunca se hubiesen llevado a la práctica. Es aquí donde las herramientas de control, estándares y mejores prácticas que los auditores habitualmente utilizamos, deberán aplicarse en un marco distinto. Habrá que analizar muy finamente el soporte legal y ético de los medios utilizados (en un marco de excepción), ligados a cada una de las decisiones de bien común que se tomen.