El fútbol argentino volvió a tomar impulso propio en las últimas horas, con la confirmación de Claudio Tapia al frente de la máxima entidad por un nuevo período, y la designación del nuevo cuerpo directivo. Lo más trascendente será el flamante torneo que agrupará a los planteles de Primera División: la Liga Profesional. El encargado de conducir este proyecto será el presidente de San Lorenzo, Marcelo Tinelli, quien de esta manera retorna a la AFA con un cargo preponderante, después de que le quitaran la posibilidad de conducirla con el fallido acto eleccionario en el predio de Ezeiza, en diciembre de 2015.
Lo curioso será el destino que tendrá el campeonato de la máxima categoría, que durante dos años no contempla descensos. Si bien la intención de Tapia era reducir el número de participantes para regresar a 20 “como todas las ligas competitivas del mundo”, según expresó, lo que se avecina es totalmente apuesto.
La Liga Profesional contará con 26 equipos en su primera edición, y luego serán 28 en su segunda, ya que los ascensos desde la Primera Nacional se mantendrán. De esa forma, se estaría más cerca del certamen desarrollado con 30 conjuntos creado en 2015, y denominado “Julio Humberto Grondona”.
El cambio radical en las estructuras políticas del fútbol, que se reclamó desde el fallecimiento de Grondona, en 2014, no termina de vislumbrarse, y el pasado se vuelve a reflejar en el espejo. Con el arribo de Tinelli, alguien que conoce muy bien los réditos que otorgan las transmisiones televisivas, sumado a la voluntad del Gobierno Nacional de que se puedan ver partidos por la Televisión Pública, se empieza a ver el nuevo horizonte que tendrá la actividad.
El malestar con la Superliga Argentina (SAF) que fue disuelta era que tenía autonomía propia, y tomaba decisiones de manera independiente. La Liga Profesional estará dentro de la AFA, y será controlada por alguien que cuenta con el aval de Tapia, algo que no sucedía con Mariano Elizondo, titular de la SAF.
Lo que sucedió el martes pasado de manera virtual se asemejó más a un encuentro de amigos, en el cual tenían que formalizar algo que estaba sentenciado desde hacía rato. La división de poderes ya no trastocará el rumbo de la AFA, y todo quedará registrado en una sola caja. Con otros nombres, pero con un sistema similar al que viene ocurriendo hace más de 35 años. Los ciclos se cumplen, pero también se reciclan.