Una vez terminada la actual emergencia sanitaria todo el país, las Pymes en particular y la dirigencia en general tendremos el desafío de volver a consolidar políticas públicas de desarrollo, y también la misión de mantener viva la memoria, para recordar que los años previos a la pandemia fueron años de grave retroceso producivo y de industricidio que arrojaron cifras escalofriantes en tan solo 4 años: pérdida de 25.000 pymes y más de 200.000 puestos de trabajo.
El trabajo será arduo porque habrá que continuar enderazando políticas contrarias al crecimiento y al progreso. Cambiar un modelo económico por otro es algo más que una decisión que se toma en un escritorio, e implica un cambio de funcionarios, de tareas, de circuitos administrativos, normativas y rutinas burocráticas establecidas. Un cambio de modelo económico requiere sobre todo de la negociación con los nuevos ganadores y perdedores de la nueva configuración. Y esa es la tarea central.
La historia de los países que gozan de politicas públicas de desarrollo a largo plazo muestran que éstas no se consigue solo con la configuración de cuestiones estructurales, sino tambien con instituciones, agencias estatales y privadas, leyes, normas y un entramado social y político que acompañen y den sustento al desarrollo de las fuerzas del mercado.
Es importante entender la cuestión institucional porque desde ese ambito es que surgirán los dirigentes, las normas, los derechos, el sentido común, las opiniones y las reglas que luego sostendrán las políticas públicas de desarrollo económico de un modo sólido.
Dos ejemplos recientes en esta dirección se dan en China y en Inglaterra: en el primer caso cuando Deng Xiao Ping decidió sumergirse de lleno en el capitalismo, al mismo tiempo, el PC Chino tuvo que hacer sus respectivos cambios. Fue entonces cuando el PC declaro a los empresarios de la producción como parte del PC y dejó afuera a las fuerzas financieras “especulativas”. El segundo, y más reciente caso, es el de los esfuerzos del gobierno inglés por mejorar su performance industrial y organizar a sus empresarios de acuerdo al modelo alemán y logar así una mejor sinergia entre Estado-Empresas y Mercado.
Volviendo a nuestro país, la interrupción de las políticas de desarrollo, según muestra la historia con sus varios ejemplos, se concretaron en ambas dimensiones: la estructural y la instuticional.
Un ejemplo de reorganización económica e institucional contraria a un modelo de desarrollo nacional tuvo lugar en el '55, con la Revolución Fusiladora, la cual no solo inauguró un cambio de política económica, sino que se intervino la CGE (la entidad gremial de las pymes) y se proscribió a sus dirigentes, obligándolos a renunciar y prohibiéndoles volver a ocupar cargos directivos en cualquier entidad.
El caso me toca personalmente, ya que mi abuelo Esteban Pavloff, titular de una Pyme autopartista, fue obligado a renunciar a su cámara de base en La Matanza, y a su cargo dirigencial en la CGE.
En paralelo a esta proscripcion, que no sólo fue gremial empresaria sino que tuvo alcances políticos generales, en los años siguientes años de gobiernos de derecha se fortalecieron instituciones de pensamiento económico aperturista y con acento en lo financiero. Por caso, Fiel y Fundación Mediterránea son ejempos de entidades que representaron al capital concentrado. El famoso pendulo que va del desarrollo a las políticas aperturistas parece haber tenido mucho más éxito, no solo en lo económico, sino también en lo institucional.
La Fundación Fiel (financiada primero por la Fundación Ford y luego por bancos), surgida en 1964, tendrá importante protagonismo durante los gobiernos militares, al aportar funcionarios y argumentos económicos en los años de terror. El objetivo era elaborar análisis y estadísticas propias y tener un staff de técnicos preparado para pasar a manejar resortes clave del Estado. Por caso, Pedro Pou, Daniel Artana, Juan Carlos De Pablo, Adolfo Sturzeneger, Ricardo López Murphy, José Alfredo Martínez de Hoz, Roberto Alemann. Referentes de Fiel, discípulos y descendencia han ocupado importantes cargos en los gobiernos militares y también en gobiernos democráticos.
La Fundación Mediterranea surgió en 1977 por iniciativa de importantes industriales del interior (particularmente de Córdoba). Arcor, Astori, AGD, entre otras, son las empresas fundadoras, aunque más tarde se sumarán empresas transnacionales y de diversos sectores. Igual que Fiel su estrategia de penetración en el poder político fue la promoción y la financiación de técnicos y dirigentes con capacidad de influir en la elaboración de políticas públicas. Domingo Cavallo fue el mejor alumno y representante de esta entidad. Tanto él como Juan José Llach, Tomás Liendo (h) ejecutaron políticas que devolvieron con creces la confianza depositada en ellos por los empresarios que controlaban la Fundación. Estatización de deudas, regulaciones favorables en comercio exterior, subsidios, promociones industriales.
Hoy, en 2020 muchos de esos nombres aun resuenan en nuestra sociedadad, incluso como miembros de alternativas políticas, en calidad de consultores y opinadores seriales de planes que no han podido llevar a cabo, aún cuando han tenido su oportunidad y todas las condiciones a su favor.
La institucionalidad aperturista y neoliberal caló fondo en nuestra sociedad y tiene aún a varios de sus representantes dando vueltas entre nosotros y exhibiendo capacidades asombrosas para reciclarse social y politicamente. Es necesario profundizar el debate y poner en perspectiva histórica los fracasos de la derecha política, que fueron muchos, y han generado efectos devastadores que aún estamos sufriendo. ¿Cómo es posible que una parte importante de la sociedad sostenga que el problema de los excluidos “planeros” sea responsabilidad de los gobiernos que generan puestos de trabajo y no de los gobiernos que los destruyen sistematicamente? Algo está funcionando muy mal en el sentido común de nuestra sociedad. Y hay que corregirlo si queremos avanzar como Nación.
Como se dijo al principio, la nueva Argentina del desarrollo post Covid-19 requerirá de fucionarios capacitados y compenetrados con políticas de desarrollo nacional, y un poder político fuerte para negociar la reconfiguración de poder que tendrá lugar. Pero, fundamentalmente, también será necesaria la creatividad institucional, nuevos marcos legales, nuevos espacios dirigenciales y nuevos dirigentes políticos, porque la pelea por la economía, como nos lo demuestra el mundo cotidianamente, tambien es la pelea por el sentido común.
Si queremos una Argentina desarrollada económicamente no llegaremos muy lejos con dirigentes gremiales que lo único que saben hacer es quejarse por los altos impuestos y por el tamaño del Estado. El debate del desarrollo debe ampliar los horizontes de la discusión pública y política y para eso harán falta, más que nunca, nuevos espacios políticos y sociales capaces de ofrecer una alternativa válida, profesional, seria y, sobre todo, con evidencias de que otras direcciones son posibles, y que los repetidores seriales de fórmulas económicas fracasadas deben cambiar de género mediático. Quizá hacia el lado del vodevil.
* Dirigente empresario. Consejo Productivo Nacional.