Ayer a las siete de la tarde, Wos publicó una noticia en sus redes sociales: en 24 horas estaría disponible por todas las plataformas digitales Tres puntos suspensivos, su nuevo EP de cuatro tracks, “creados y producidos a la distancia durante esta cuarentena”. La sorpresa fue grata para millones de seguidores, que ocuparon el espacio virtual para alimentar la ansiedad por algo nuevo de uno de sus artistas favoritos, a siete meses del lanzamiento de Caravana, su único larga duración hasta el momento.
Llegó la hora. “Ojeras Negras” disuelve la espera en una neblina nocturna, melancólica y ochentera, que -al igual que el resto del disco- ratifica el universo lírico existencialista del cantante: “Y no te creas todo lo que escribo/ A veces es sólo una charla que tengo conmigo/ Después me olvido/ Quisiera no hablar tanto, sobrevivir/ Quisiera tener más en claro qué voy a decir/ ¿Qué te iba a decir?/ Ah, sí, que cuántas cosas hago para olvidarme de que voy a morir”, desliza la voz sobre una cinta hipnótica que le permite moverse entre el rap, el dark y el pop.
La parálisis global instada por la covid-19 detuvo parcialmente el funcionamiento de la máquina aceitada que el año pasado el músico había hecho funcionar junto a su excelente banda, que integran Natasha Iurcovich en bajo, Guillermo Salort en batería, Fran Azorai en teclados, y Facundo Yalve en guitarra. Juntos se habían destacado entre artistas de renombre, en festivales como el Mastai, o el legendario Cosquín Rock. El escenario actual cortó esa racha y le imposibilitó, entre otras cosas, ir a tocar a España.
A la luz azul de la Luna, una suerte de animal transgénico y mítico, de corte rocanbolesco, cruza la calle a través de un cable de luz en el dibujo que ilustra la portada de Tres puntos suspensivos, un EP que carga con la indeleble marca de la pandemia, y que viene acompañado de una particular propuesta visual realizada por los directores Kevin Zeta y N4rf, como promete la producción: “Una pieza de 10 minutos que combina los aspectos del mundo moderno y condicionado que habitamos con el imaginario del subconsciente”. Wos adelantó que su nueva música iba a ser “hecha en la choza, en este mood particular”, y así sigue “Alma Dinamita”, una proto-balada con su sello, también de corte más pop, por estilo y producción.
Las cuatro piezas del combo fueron creadas y producidas a la distancia junto a Evlay Beats, el alias de Facundo Yalve, quien también oficia de guitarrista en la banda, y que como productor trabajó con otras figuras necesarias y en ascenso, como Louta, Ca7riel y Paco Amoroso. El material se suma al repertorio del músico de 22 años, que cuenta con un larga duración y un puñado de simples esenciales para decodificar su estilo, como “Púrpura” o “Terraza”.
El tercer track, presentado como un interludio, se titula “40”, y no sorprende en temática -una alegoría sin rodeos de la cuarentena-, sino en concepto. Una voz distorsionada sólo se junta con una guitarra eléctrica todavía más distorsionada, para escupir, en un minuto y unas gotas, una pastilla de punk sucio, llano y cancionero: “Estoy loco y no me dejan salir de acá/ Ya no hay nada pa’tomar/ Y no pienso ir a comprar/ Si salgo la puedo quedar”. Es abiertamente conocida la familiaridad del rapero de 22 años con el rock, pero seguramente pocos vieron venir un lanzamiento con tanto de Pity Álvarez en su núcleo.
Surgido de familia de artistas y conocido a través de las competencias de freestyle, donde levantó algunos de los más importantes títulos nacionales e internacionales -Freestyle Master Series, Red Bull Batalla de los Gallos-, Valentín Oliva había resuelto este año dedicar su tiempo por completo a la música. Así se convirtió en uno de los artistas más relevantes del panorama argentino, por calidad de oferta y números, lo que incluso llamó la atención de colegas consagrados, como Divididos o Andrés Ciro Martínez. En diciembre del año pasado, luego de pasar fugazmente por la Red Bull internacional en Madrid, el rapero había agotado dos funciones en el estadio Luna Park en pocas horas.
Con la participación de Manu Oliva, hermano de Wos, “Algo del Vacío” redondea sonora y conceptualmente el EP –“Hay algo del vacío que conquista”-, con un tempo medio bajo, un estribillo dulce y pegajoso, y el hip hop como un ya lejano punto de partida. La fina producción redunda en un sonido más oscuro pero menos agresivo que el ofrecido en Caravana, su otra gran cosecha discográfica al momento, y vuelve a proyectar a Wos como uno de los artistas más interesantes surgidos en el país en los últimos años.