La violencia policial recrudeció en plena pandemia en Río de Janeiro, donde en menos de dos meses 65 personas han perdido la vida a manos de los uniformados que, según las organizaciones civiles, se han convertido en "instrumentos de matanza y terror".
Tan solo en la última semana han muerto a manos de agentes del Estado al menos 14 personas, entre ellas un menor de edad, João Pedro Mattos, de 14 años, quien fue baleado en su propia casa durante un operativo que ocurrió en la zona metropolitana de esta icónica ciudad brasileña.
El menor murió tres días después de otra acción de los uniformados que dejó trece muertos en el Alemão, un deprimido complejo de favelas ubicado al norte de la capital fluminense. Aunque las muertes de civiles durante operativos policiales cayeron drásticamente en marzo, al comienzo de la pandemia, aumentaron en abril y mayo cuando perdieron la vida 65 personas, superando las cifras del año pasado en el mismo período (49).
Así lo muestra un estudio del Observatorio de Seguridad Pública de Río de Janeiro que, con base en información publicada en medios de comunicación, grupos de redes sociales y otras fuentes, monitorea las operaciones policiales desde 2019.
Mientras que en marzo la letalidad a manos de los uniformados bajó en un 82,6 por ciento, con apenas cuatro muertes, en abril aumentó un 57,9 por ciento hasta las 30 muertes y en los primeros 19 días de mayo, con 35, creció un 16,7 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior pese a la cuarentena "blanda" impuesta en el estado. Las muertes violentas a manos de la policía han sido fuertemente cuestionadas por diversas organizaciones civiles y por el Observatorio que considera ineficaz el proceder de las fuerzas del orden a las que ha calificado como un "instrumento de matanza y terror".
"Ese modo de actuar de la policía en los operativos en Río de Janeiro es técnicamente muy cuestionable porque no solo produce mucha letalidad y mucho sufrimiento para todos los habitantes de todas las regiones, sino que además es muy poco eficiente", aseguró Silvia Ramos, coordinadora del Observatorio.
Según la investigadora, la falta de trabajo de inteligencia por parte de las fuerzas del orden impide poner freno a la criminalidad que continua fortaleciéndose en las favelas.
De acuerdo con el Observatorio, el modo de actuar de los uniformados en tiempos de la pandemia "es incompatible" con el papel que deben cumplir garantizando seguridad a la población en momentos en que el coronavirus ha sacado a flote las dificultades de las favelas, donde la propagación de la covid-19 es más rápida porque prevalece el hacinamiento y la pobreza.
Brasil, epicentro latinoamericano del coronavirus con más de 21.000 muertes y alrededor de 330.000 casos confirmados, es el segundo país del mundo con mayor número de infectados, y se consolida como uno de los focos globales de la crisis sanitaria.
Según el estudio, entre el 1 de marzo y el 19 de mayo fueron identificados 120 operativos policiales, mientras que solo se realizaron 36 acciones de combate al coronavirus. Esto se dio por el incremento en el número de operaciones para enfrentar la lucha contra el narcotráfico que este año aumentó un 63 por ciento en relación con 2019.
Mientras que en la mayoría de los casos la policía atribuye las muertes a respuesta de ataques recibidos o intercambio de disparos durante enfrentamientos, los familiares de las víctimas denuncian abusos de los uniformados. Además de las muertes, los agentes son acusados de agresiones físicas, invasión de hogares y robo de mercados donados a los habitantes más pobres de las comunidades, hechos que han sido denunciados por los moradores de las favelas.
Aunque las autoridades responsables ya abrieron las correspondientes investigaciones, para el Observatorio, el directo responsable de estos índices de letalidad es el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, que asumió el poder el 1 de enero de 2019.
Ese año, bajo la política de mano dura impartida por el gobernante, la policía de Río de Janeiro mató 1.810 personas durante operativos, un récord nunca antes visto.
Witzel, un exjuez y exfusilero naval, ha legitimado públicamente la letalidad policial contra delincuentes en las favelas y defiende que francotiradores de elite abatan a criminales que porten fusiles e incluso que los uniformados puedan disparar contra las barriadas desde helicópteros.
"Las operaciones policiales, que es el estilo de seguridad pública presente en Río de Janeiro, en la historia de la seguridad de Río, con muchos enfrentamientos, muchos tiroteos y muchas muertes, tiene poca eficiencia, porque esas operaciones no impiden el crecimiento y enraizamiento de los grupos criminales", alerta Ramos.