La vida cotidiana cambió. ¿Pero cómo y en qué? Ya se ha dicho que la pandemia no afecta por igual para todos y todas, tampoco se percibe igual y hay muchos factores que entran en juego. Una encuesta indagó sobre cómo vamos llevando los días de encierro en la Región Metropolitana. Encontró algunas sorpresas y confirmó hipótesis y vivencias. El aislamiento social preventivo tiene alto grado de aprobación (96,6 por ciento), sin embargo, si se levantara, la gente no estaría dispuesta a incorporar algunos hábitos de distanciamiento social como no darse la mano o un beso (72,5%), el no compartir el mate (70,4%). Las mujeres, como se viene repitiendo, tienen la mayor carga de las tareas reproductivas y de cuidados y esto se acentúa cuando la familia es más grande. Lo que más se extraña es el encuentro, salir a comer y a boliches, hacer deportes afuera. Las compras on line, a pesar de lo imaginado, no aumentaron. Una posible explicación: el 28 por ciento vio reducidos sus ingresos. La ciudad vacía para el encuentro, da miedo.
La investigación “Cambios en los usos y valoraciones de los espacios públicos y privados en la Región Metropolitana de Buenos Aires: la vida cotidiana en tiempos de aislamiento obligatorio por covid-19”, fue desarrollada por un grupo de sociólogos y sociólogas del Conicetque integran el Grupo de Estudios Culturales y Urbanos (GECU) del Instituto Gino Germani --Juliana Marcús, Martín Boy, Joaquín Benítez, Martina Berardo, Agustina Márquez, María Agustina Peralta y Diego Vázquez-- con financiamiento de UBACyt. Se trató de una encuesta online implementada entre el 8 y el 21 de abril (tercera y cuarta semana del aislamiento). La muestra estuvo conformada por 2.878 casos de los cuales el 73% fueron mujeres, el 26% fueron varones y el 1% restante se identificó con otro género o prefirió no responder. “Este tipo de herramienta tiene su sesgo, uno de ellos es que no llega a la población sin internet. Y otra cuestión que también nos llamó la atención es el alto porcentaje de respuesta de mujeres. Esta feminización de la muestra también la vimos en otros estudios. No es representativa pero sí nos sirve para explorar estos usos del espacio público y privado”, explicó Juliana Marcus.
Los principales resultados de la encuesta son:
* La medida del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) fue valorada positivamente por el 96,6% de los/as encuestados/as residentes de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA).
* El 86,5% de las personas encuestadas evaluó su experiencia del ASPO de manera positiva (esto es, en una escala del 1 al 10, 6 puntos o más).
* Hay dos prácticas que parecerían contar con un alto consenso para ser incorporadas luego del levantamiento del ASPO: el lavado frecuente de manos (82,9% lo incorporaría) y estornudar o toser en el pliegue del codo (79% lo incorporaría). Luego, el 53,8% de las personas encuestadas manifestó que evitaría la asistencia a espacios con aglomeraciones y el 52,7% señaló que incorporaría el uso de alcohol en gel.
*Sin embargo, la población encuestada se mostró resistente a cambiar prácticas culturales y que implicarían un riesgo de contagio después de levantado el aislamiento obligatorio: el 72,5% manifestó que no dejaría de saludar con un beso o con la mano a otra persona, el 70,4% sostuvo que no dejaría de compartir el mate y el 70,2% de las personas no estaría dispuesta a mantener el distanciamiento social de un metro y medio con respecto a un otro. El 90,8% refirió que no regularía su tiempo de permanencia en espacios públicos tales como la calle, las plazas y los parques; el 77,2% manifestó que no evitaría el uso de ciertos transportes públicos y el 82,5% valorizó la realización de actividades presenciales por sobre la modalidad virtual.
*Lo que más se extraña es el contacto con familiares, amigos/as y parejas (el 88%). Este fue el motivo que más impulsó el quebrantamiento del aislamiento, aunque solo en el 5,6% de los casos.
En cuanto a las actividades, un 35,9% extraña más la asistencia a restaurantes, bares y/o boliches y un 32,6% la práctica de deportes fuera de la vivienda. Luego, los/as encuestados/as se inclinaron por prácticas como transitar libremente por la ciudad (25,7%), ir al trabajo (25%), pasar el tiempo en plazas y parques (24%), caminar por las calles del barrio (21,5%) y asistir a la escuela y/o universidad (21%).
*Para el 82,1% de los/as encuestados/as la vivienda es el lugar donde más seguros se sienten, mientras que sólo un 1,1% contestó sentirse inseguro dentro de ella. Cuando los miedos e inseguridades son analizados de acuerdo al género, se ve que las mujeres sienten más miedo al salir a la calle que los varones (28,9% contra el 16,1%) y también experimentan más situaciones que les provocan nervios (40,2% en ellas frente al 30,7% en ellos). A su vez, las mujeres se sienten más inseguras en el supermercado que los varones (40% ellas y 33,3% ellos). “Por lo tanto, se puede inferir que, también en tiempos de pandemia y aislamiento obligatorio, el espacio público y semipúblico resulta más amigable para los varones que para las mujeres”, dice el informe.
“En el corredor norte de CABA y Gran Buenos Aires tienen más miedo e inseguridad que en el corredor sur. Eso también llama la atención y queremos seguir investigando, si es porque se refuerza la condición social, si es porque en el norte se iniciaron los primeros casos…”, explicó Marcús.
*Buena parte de los/as encuestados/as aumentaron el tiempo dedicado tanto a cocinar como a realizar tareas de limpieza (63% y 61,1% respectivamente).
Cuando los hogares son unipersonales, los varones encuestados respondieron que cocinan más que antes (66%) al igual que las mujeres (68,7%). Lo mismo ocurre con las tareas de limpieza. Sin embargo, cuando la cantidad de integrantes del hogar aumenta, quienes le dedican más tiempo que antes a las tareas reproductivas son principalmente las mujeres. Cuando los hogares cuentan con dos integrantes, el 64,8% de las mujeres manifestaron dedicarle más tiempo a cocinar (contra el 55,3% en los varones) y a las tareas de limpieza el 67,8% (contra el 58,1% de los varones). En hogares con tres integrantes o más, la brecha entre mujeres y varones se amplía.
*La mayor presencia de personas en el hogar es un obstáculo para el desarrollo de actividades al interior de las viviendas. El 57,9% de las personas que cumplen el ASPO en hogares sin hacinamiento trabajan más que antes desde sus viviendas. Este porcentaje disminuye al 31,8% cuando se trata de encuestados en hogares con hacinamiento. El ocio también se resiente en hogares con más cantidad de personas.
* El 44 por ciento dijo que come más y el 43 por ciento que duerme más. Las actividades de ocio más elegida, fueron ver películas y series (59 por ciento) y realizar actividad física (48 por ciento). En cuanto a las prácticas sexuales, en el 50 por ciento de las y los encuestados la frecuencia sexual no se modificó. En el 40 por ciento de los casos decayó y solo en un 10 por ciento de los casos aumentó.
Marcús insistió con que los datos fueron obtenidos al comienzo de la cuarentena y podrían cambiar. De hecho tienen previsto repetir la encuesta con los mismos grupos en distintos momentos del ASPO, la última será cuando se levante, para profundizar y evaluar los cambios.
--¿Qué dato les llamó la atención?
--Aparte de preguntar sobre usos, preguntamos por frecuencias. En compras por internet, el mayor porcentaje dijo que compraba igual que antes. Y un 45 por ciento pide menos que antes, eso se relaciona con que mucha gente cocina más que antes. Al mismo tiempo un 28,8 vio disminuidos sus ingresos por hogar, un 37,5 no disminuyó y el resto no percibe ingresos. Entonces también puede haber una correlación con no pedir comida. Pero en ninguno de los casos aumentó el delivery ni la compra por internet, que quizás está en el imaginario nuestro.
--¿Cómo se reconfiguraron los espacios domésticos y exteriores?
--Vemos espacios intersticiales, entre el afuera y el adentro. El ASPO vacía el espacio público suspendido para el encuentro, y esos encuentros se recrean en el espacio virtual, que aumentó mucho y también en los espacios exteriores: se recrea en el espacio intersticial como balcones, terrazas. Algunos se empezaron a recuperar y a conectar con el vecino desde estos espacios; mientras que antes eran más decorativos. Eso tiene que ver con cómo se reconfiguran y reapropian espacios domésticos al tener que estar las veinticuatro horas en casa. Se reconfiguran los espacios para ser más habitables, para que dentro de tu hogar puedas estar más cómoda, con una experiencia urbana. Hay montones de pequeñas prácticas, pequeños movimientos, como correr un mueble, una mesita… todo esto lo estamos complementando con entrevistas en profundidad.
--¿De qué modo se dan los cambios sociales?
--Los cambios sociales o de cómo se valoran ciertos espacios, no son inmediatos. Lo podemos ver en hábitos que estamos dispuestos a modificar y cuáles no. No se estaría dispuesto a cambiar los más vinculados a prácticas profundas. Los cambios sociales y culturales son lentos. Una pandemia no va a cambiar de la noche a la mañana esas prácticas y al mismo tiempo profundiza las desigualdades. A veces se dice que vamos a ser más solidarios cuando termine. No, hay ciertas cuestiones que no cambian.