El Gobierno anunció la semana pasada un aumento de 6,12 por ciento para todos los jubilados y pensionados que regirá a partir de junio. Con esa cifra confirmada, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaboró un informe donde destaca que si se toman los montos mensuales destinados desde diciembre del año pasado hasta agosto de este año la erogación total de Anses ascendería a 1673 millones de pesos, mientras que con la formula previsional anterior –derivada de la reforma previsional de 2017- el gasto hubiese sumado 1670 millones, unos 3 mil millones de pesos meses.
El mayor monto se explica por el refuerzo otorgado a las jubilaciones más bajas en la primera etapa del gobierno. Entre 2015 y 2019 el poder adquisitivo del haber mínimo se retrajo 19,1 por ciento. Esto significa que por cada 100 pesos que cobraba un jubilado de la mínima en 2015 pasó a cobrar el equivalente a 80,90 pesos en 2019. Desde diciembre, ese haber experimentó una recuperación que suma 7 puntos porcentuales respecto del promedio del año pasado al trepar a 87,9 pesos. No obstante, aún la brecha con el poder adquisitivo de 2015 se mantiene en torno de 12 puntos menos.
El esfuerzo estatal cobra mayor relevancia si se toma en cuenta el deterioro que vienen sufriendo los recursos de la Anses en el contexto actual. El sueldo de los trabajadores registrados es la principal fuente de recaudación de la seguridad social. Los salarios registrados privados se redujeron 15 por ciento promedio entre 2015 y 2019. A su vez, el coronavirus ha tenido un impacto significativo, no sólo por los numerosos casos de atrasos salariales sino particularmente por los acuerdos de reducciones salariales orientados a evitar despidos.
A la par de la caída del salario, se percibe una importante reducción del empleo registrado privado. Si se compara febrero de 2015, donde se computaban 6,1 millones de trabajadores y febrero de 2020, donde se estimaban 6,0 millones de trabajadores, la reducción del empleo significó 165 mil puestos de trabajo menos. Es decir, no sólo no aumentó el empleo a la par del crecimiento de la población económicamente activa sino que se redujo sensiblemente. Además, a la par de la reducción del empleo registrado se vislumbra un incremento del monotributismo, cuyos aportes al Sistema de Seguridad Social resultan sensiblemente menores a los del trabajo registrado.