El Gobierno unificó un protocolo a seguir en todo el país para los operativos Detectar, que a partir de este lunes serán intensificados como estrategia para frenar el avance del coronavirus en los barrios populares. Estos operativos de búsqueda casa por casa comenzaron a hacerse a principios de mes en dos villas de la Ciudad de Buenos Aires donde la Covid-19 encontró condiciones para avanzar, haciendo estragos entre sus habitantes. En la provincia de Buenos Aires, los rastrillajes arrancaron inicialmente en un asentamiento de Quilmes y luego fueron extendidos a muchos otros del Conurbano, donde hasta ahora la situación aparece mucho más controlada. Los operativos Detectar se debieron ir amando sobre la marcha, corrigiendo un rastrillaje con la experiencia del anterior: ahora, el ministerio de Salud de la Nación formalizó un procedimiento de actuación.
En su punto más sensible, el protocolo da varias recomendaciones para hacer los testeos cuidando dar contención a las personas que deban dejar sus casas para ir a un centro de control. Por ejemplo, pide que se garantice la comunicación con sus familiares aunque no tengan un celular, que los niños y adolescentes estén acompañados por un adulto de su confianza y que en los lugares de espera haya alcohol en gel, agua potable, comida, bebidas frías y calientes y, en lo posible, acceso a la electricidad y conexión de internet.
El protocolo se conoce a pocos días de que, en la Ciudad de Buenos Aires, los movimientos sociales denunciaran que las unidades febriles de los hospitales porteños estaban funcionando como depósitos de gente. Las organizaciones contaron que, luego de ser hisopados, los vecinos de las villas fueron llevados en micros escolares a salas de los hospitales donde pasaron horas sin recibir información, compartiendo un mismo espacio y baño, sin elementos de higiene ni alimentos. El reclamo cobró especial fuerza porque la situación fue grabada en el hospital Ramos Mejía. Luego, referentes barriales de la Villa 31 fueron recibidos por Alberto Fernández en Olivos, donde le plantearon lo que estaba sucediendo.
En el país hay 4.400 villas y asentamientos, con una población estimada de cuatro millones de personas que, sin dudas, son más vulnerables ante el virus debido a las condiciones de hacinamiento y dificultades para acceder al agua potable. El dato sobre el número de urbanizaciones precarias surge del Relevamiento Nacional de Barrios Populares, actualizado a 2018. Se trata de un censo realizado por organizaciones sociales y Cáritas desde 2016, que es utilizado como un insumo para definir políticas públicas. El criterio para incluir a un barrio en este listado es que en sus viviendas falten dos o más de los servicios de agua, electricidad y cloacas. La carencia más frecuente es no tener una buena conexión a la red de agua potable.
El protocolo redactado por la cartera de Salud a cargo de Ginés González García marca que, si bien cada barrio tiene características propias, deben cumplirse una serie de pautas para hacer los operativos Detectar. Básicamente, en las visitas casa por casa se toma la temperatura de las personas y se les formula un cuestionario. Como es clave peinar al barrio sin dejar viviendas sueltas, la recomendación es integrar los equipos con actores que tengan inserción en la comunidad y consigan que se abran todas las puertas. La indicación es incluir, por ejemplo, agentes de salud locales, referentes de los movimientos territoriales y personas vinculadas a las actividades de Desarrollo Social.
La guía señala que es estratégico empezar la búsqueda por las personas que hayan sido contactos estrechos de casos confirmados y los lugares del barrio con mucha circulación, como comedores populares e iglesias.
A los promotores les remarca que deben informar a cada persona el objetivo del operativo y explicarle que, ante la posibilidad de ser un caso confirmado, deberán permanecer en seguimiento y aislamiento en el lugar establecido y por el tiempo necesario (por ejemplo, durante 14 días). Para esto, el protocolo señala que “es importante que la persona se dirija al área de testeo con mudas de ropa, teléfono y cargador y cepillo de dientes”, así como recibir un barbijo quirúrgico y alcohol en gel para higienizarse las manos. El ministerio indica que la toma de muestras puede realizarse en un camión sanitario, pero recomienda en cambio que se prevean espacios para esperar el turno del hisopado, mediante la habilitación de escuelas u otros edificios amplios y con espacios diferenciados para mantener el distanciamiento físico. “En ese momento es recomendable realizar una evaluación de la situación familiar de la persona, identificando si es el único responsable al cuidado de menores o si en su casa hay otras problemáticas”, agrega. Como se ve, son operativos que necesitan de muchos agentes con capacidades para el trabajo comunitario.