El consumo se derrumbó en abril 22,4 por ciento interanual y acumula 22 meses en caída. La baja con respecto a marzo fue de 4,8 por ciento, según el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala. Se trata del mes donde la cuarentena se extendió durante todo el período y sólo estuvieron abiertas las actividades esenciales. El comercio electrónico de los rubros no esenciales recién fue posible desde el 20 de abril, cuando se permitieron los despachos. Pese a flexibilización del aislamiento, el consumo no repunta y se mantendrá muy por debajo de lo habitual.
Alberto Fernández se refirió al tema el sábado durante la conferencia en la que anunció la extensión de la cuarentena: "La Ciudad habilitó el 60 por ciento de la economía. Decidió funcionar el 40 por ciento y vendió el 30 por ciento de lo habitual. El problema no es que no se los deja abrir. Muchos abrieron y se dieron cuenta que no tienen consumidores. La principal crisis del capitalismo hoy es esa".
La nueva fase de la cuarentena que comenzó el 7 de mayo permitió que los intendentes y las provincias pudieran solicitar al poder ejecutivo la apertura de distintos rubros en caso de cumplir requisitos y protocolos. En la Ciudad de Buenos Aires se habilitaron en un primer momento librerías, jugueterías, bicicleterías y locales de electrodomésticos. Los comercios facturaron un 25 por ciento de lo habitual, según Fecoba. En una segunda etapa se habilitaron mueblerías, inmobiliarias, concesionarias y joyerías. El promedio de facturación fue del 31 por ciento.
Desde el 20 de marzo hasta el 25 de mayo la caída promedio de la facturación fue del 50 por ciento. Aunque la cifra asciende al 100 por ciento para los que nunca pudieron abrir, como la indumentaria o el calzado. “Desde hace dos semanas habían empezado a repuntar los rubros no esenciales”, indicaron desde Fecoba a PáginaI12. Anticipa que la determinación de la Ciudad de volver atrás y cerrar 25 mil comercios podría ser dramática. “Para cuando se decida retomar la actividad, entre el 25 y el 35 por ciento de los comercios habrá desaparecido”, dijo Fabián Castillo, presidente de Fecoba.
La cuarentena tuvo como consecuencia en Argentina evitar millones de muertes, pero con un impacto sin precedentes en la economía. Sin embargo, terminar con la cuarentena y flexibilizar las distintas actividades podría no traducirse en una mejora económica y en el consumo. Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, explicó los factores que podrían estar influyendo: “Primero está la caída del salario real, si bien no hay una aceleración de la inflación, hay un pago menor del salario de alrededor del 75 por ciento. Los trabajadores informales directamente no tienen ingresos. Y segundo, está el efecto de ahorro precautorio: personas que tienen más dinero del que utilizan para consumir, pero tienen miedo a quedarse sin trabajo o enfermarse y tener que pagar un tratamiento”.
En la misma línea opinó Facundo Aragón, gerente comercial de soluciones para Nielsen, consultora que estudia el consumo masivo: “Una realidad que siempre ocurre es que cuando la gente tiene temor al futuro, compra lo indispensable para el momento”. Y agregó: “El consumo impulsivo que sería comprarte una golosina o bebida en el kiosco está frenado porque hay menos gente en la calle”. Aragón informó que una de las pocas categorías que se mantiene estable en ventas es la de limpieza.
A la baja de ingresos producto de despidos o suspensiones y rebajas se suma el endeudamiento. La recesión en el 2020 podría ser tan profunda como el 2002, según la consultora Cerx, y una de las razones es por el peso del consumo en el PBI. “Los altos niveles de endeudamiento bancario y no bancario son impagables. ¿De dónde sacarán las familias 1,7 billones de pesos para cancelar sus deudas?”, explica el informe dirigido por la economista Victoria Giarrizzo.