“Éste es el primer esquema de trabajo que se hace en la Argentina para abordar el coronavirus en un barrio popular, y por eso también es un ensayo de cómo hacerlo. Tenemos una visión integral a poner en práctica, pero no existe un manual. Hacemos reuniones todos los días y vamos corrigiendo, modificando, también para armar un protocolo que podamos pasarle a otros municipios. Lo que sabemos hoy es que hay que cuidar la vida de la gente: en la provincia de Buenos Aires tenemos 1500 barrios vulnerables y si el virus se extiende en varios a la vez, el sistema de salud se va a saturar. Por eso el tema es atender y que no se propague a otros lugares", dice Jorge Ferraresi. El intendente de Avellaneda definió este fin de semana, junto al gobernador Axel Kicillof y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, aislar Villa Azul (un territorio compartido por ambos municipios) tras detectar allí el primer brote de contagios del Conurbano. Los testeos realizados en las últimas horas muestran cómo la covid genera más contagios y se expande a más velocidad en el asentamiento que en las manzanas urbanizadas.
"Es un dato que se ve muy claro y que comentamos con Mayra (Mendoza)", dice Ferraresi. "Villa Azul es el lugar más injusto de la Argentina: en una vereda la gente vive urbanizada, con agua y cloacas, electricidad, gas natural, todos los servicios, luces de led, y del otro lado es la nada. Ayer, de cien testeos que se hicieron, hubo 70 positivos en la villa y apenas 4 en la zona urbanizada. También vemos que mucha más gente tiene síntomas del lado no urbanizado, donde el avance del virus es mucho más dinámico".
--¿La principal diferencia es que falta agua potable?
-Falta todo: agua, cloacas, luz, hay hacinamiento, no hay calles. Esto hace visible la necesidad de trabajar en su urbanización.
-- ¿El foco se considera controlado o está creciendo?
-- Va a aumentar, el tema es atenderlo y que no se propague a otros lugares. Hacia el lado de Quilmes, Villa Azul está pegada a la Villa Itatí, que es una de las más grandes de la provincia de Buenos Aires. Si el efecto de Villa Azul se dispara sobre Villa Itatí, vamos a tener un brote con una velocidad y una complejidad muy alta. Por eso se planteó la necesidad de aislarlo.
-- Hay organizaciones sociales que criticaron el operativo. Advierten que las fuerzas de seguridad llegaron a cerrar la villa cuando no se habían siquiera distribuido alimentos entre las familias que quedaron aisladas.
--Si esos que hablaron hubiesen estado en el lugar hubiera sido maravilloso. No los vimos, no apareció ninguna referencia en el barrio de ninguna organización social. El estado estuvo muy presente: al otro día de hacer el aislamiento ya estábamos repartiendo alimentos al cien por ciento de los vecinos. Y hubo una presencia sanitaria muy fuerte, por eso la detección. Nosotros determinamos al tercer día de trabajo hacer el aislamiento... Muchas veces hay una fantasía sobre que los referentes de un barrio pertenecen a determinado movimiento, pero en este lugar la representación de los que han criticado es inexistente. En el barrio son tres mil familias; hemos tenido alguna voz que se alzó, pero hay que tener en cuenta que en un consorcio de cuarenta hay dificultades… cómo no va a pasar con tres mil. El estado estuvo presente y el desafío que tenemos en estos 14 días es justamente dar respuesta a todas las necesidades que tenga la gente, que no es sólo de alimentos: es de elementos de limpieza, medicamentos, pañales, toallas femeninas, preservativos… hay problemas laborales, porque tenemos que resolver con el Ministerio de Trabajo que se dé cobertura a los que tienen un empleo para que no sufran reprimendas de sus empleadores. Y hay que coordinar políticas con Vivienda y Hábitat para empezar a hacer obras dentro del barrio y que la gente pueda tener trabajo sin necesitar desplazarse.
-¿Cuáles son las reglas del aislamiento? ¿Nadie va a poder salir, excepto los trasladados al hospital?
--Los que sean trasladados o los que tengan alguna necesidad de salud, como de hacerse diálisis, o las embarazadas que deban hacerse tratamientos, sí. Hay algunos chicos operados que tienen que ir a hacerse curaciones. La seguridad es necesaria porque las personas que se trasladan tienen que tener el resguardo de sus propiedades, que no tengan ningún saqueo ni ocupación. Hay una visión integral a poner en práctica. Nosotros todos los días nos reunimos y la vamos corrigiendo, modificando y aprendiendo. No hay un manual al respecto. Lo que sí sabemos es que tenemos que cuidar a nuestra gente y al sistema de salud para que no se disparen los casos.
- Hace quince días, usted criticó la flexibilización de la cuarentena en CABA ¿Cree que la apertura de los comercios en la Capital Federal tuvo que ver con este crecimiento del virus en Avellaneda?
-Lo aceleró. Nosotros veníamos con una tasa de duplicación de los contagios cada 20 días, pasamos a 9, después pasamos a 6. La verdad, era desesperante verlo, porque vivimos en una ciudad que tiene 360 mil habitantes, pero pasan por ella un millón doscientos mil. La apertura comercial de CABA hizo que tres millones de bonaerenses tuvieran que ir todos los días a la ciudad a trabajar. Era claramente una decisión equivocada y, de hecho, el jefe de gobierno porteño tuvo que reverla. Está claro que el transporte es uno de los factores con los que más circula el virus.
-¿Tienen una hipótesis de cómo entró el virus a Villa Azul?
--Los primeros casos fueron de gente que vino del exterior, pero no generaron contagios. El gran porcentaje se dio con vecinos que venían de la Ciudad de Buenos Aires, y luego eso se multiplicó dentro del barrio con los cercanos. Adentro hubo falta de cuidado, sabemos que se hizo un partido de fútbol. Lo concreto es que ya tenemos al virus en nuestro lugar, en cada uno de los municipios del conurbano y por eso se tomó esta decisión de aislar a Villa Azul. Hay 1500 barrios populares en la provincia de Buenos Aires y si esto se repite en otros barrios va a ser de otra dimensión, muy pero muy complicado. También para ir transmitiendo a otros municipios protocolos de qué hemos hecho bien y qué hay que corregir para que el próximo al que le toque tenerlo lo haga mejor que nosotros.
- ¿Qué opina sobre la difusión en TN de imágenes falsas sobre protestas por el aislamiento?
--Uno no termina de asombrarse. La palabra puede manipularse, pero manipular las imágenes es complejo. Esas imágenes falsas en la televisión generaron angustia. La gente que trabaja en estos lugares estaba angustiada por lo que mostraba la pantalla.
--¿Qué va a pasar de ahora en más con la zona aislada? ¿Se podría ampliar o achicar en los próximos días?
--Nos planteamos ir achicándola. Hemos dividido el barrio en 50 sectores, vamos a ir monitoreando cada uno. Donde se disparen casos se va a mantener el aislamiento y en los que no haya contagios se van a ir habilitando la circulación. Además vamos a organizar que se hagan obras dentro de la villa para que más gente tenga trabajo sin tener que viajar.
Repercusiones en las organizaciones sociales
La decisión de aislar a las villas con brotes de coronavirus, como ocurrió con el cierre de todos los accesos a Villa Azul, está generando fuertes debates en las organizaciones sociales. A los movimientos les molesta el despliegue de las fuerzas de seguridad para cercar el barrio. Al mismo tiempo, valoran que el Estado se haga presente rápidamente.
“Es muy difícil definir si uno está a favor o en contra. Nosotros no tenemos una buena experiencia con las fuerzas armadas, que son represivas, y en cuanto cerraron Villa Azul estuvimos debatiendo un montón, porque tenemos compañeras y amigas que viven ahí. El esposo de una compañera dio positivo y son una familia con cuatro chicos, el menor de 25 días de nacido, que ni siquiera tiene puesta la primera vacuna. Más que preocuparnos el aislamiento, lo que nos preocupa es que primero haya llegado Seguridad y no alimentos y atención médica, porque este no es un problema de seguridad, sino de salud”, señaló Dina Sánchez, del Frente Darío Santillán.
Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, coincidió en que “lo desesperante no es la cuarentena, porque la mayoría de la gente está convencida de que es una buena medida, sino la posibilidad de que falten alimentos. A nosotros nos ha costado tener otro gobierno y no queremos que se atrasen más, no queremos que vayan detrás de las necesidades de la gente”. El dirigente consideró que el aislamiento de los barrios no es una medida rechazada en sí misma. Contó que el lunes estuvo en el asentamiento 25 de mayo, “cerca de La Plata, que también está cerrado porque el mismo delegado municipal bloqueó sus entradas con tierra, y lo mismo están preparando en El Peligro el delegado municipal, donde la queja de la gente era que el Estado solo llega una vez por semana. La preocupación es que no falten los alimentos ni el agua”.
Gildo Onorato, del Movimiento Evita, cuestionó el cierre de los ingresos con fuerzas de seguridad. “En una pandemia como esta nadie tiene la fórmula, pero nosotros con Nación veníamos trabajando de otra manera. Creemos que se necesita menos policía y más organización comunitaria trabajando con los ministerios de Salud y Desarrollo Social, porque si a los problemas sanitarios los abordamos con las fuerzas de seguridad, nos parece que retrocedemos”.
Nicolás Caropresi, del Movimiento de Trabajadores Excluidos, contó que en la organización “para tomar una postura, hablamos con compañeros que viven en Villa Azul y el planteo en general fue que las medidas no les parecieron ni bien ni mal en sí mismas; los compañeros creen que hay que controlar el movimiento dentro dentro del barrio, pero que sí o sí esto tiene que estar acompañado de la distribución de alimentos, elementos de higiene, contención y comunicación para que no se trate de un despliegue de la policía cerrando los accesos. Medidas de estas características tiene que ser pensadas en coordinación con el barrio”.