Las negociaciones continúan sin mayores cambios y los bancos colocadores salieron a la busqueda de bonistas no agrupados, que representan más de la mitad de los tenedores de deuda argentina total, tanto en pesos como en dólares y con legislación local o extranjera.

La calificadora Fitch, en tanto, ignorando la dinámica de la negociación con los acreedores le bajó la nota a la deuda argentina y la ubicó en el rango de "default restringido". Otra agencia de rating que también emitió su informe, siempre por detrás de los acontecimientos y con intencionalidad política, fue Standad & Poor´s con un recorte en la calificación de cuatro bonos: los tres que no pagaron intereses este viernes y Bonar 2024, emitido bajo legislación argentina pero en dólares. 

El viernes pasado finalizó el plazo de gracia para el pago de intereses de tres series de Globales por 503 millones de dólares. El Ministerio de Economía no pagó esos vencimientos y extendió las negociaciones con los acreedores de este tipo de bonos bajo legislación extranjera hasta el 2 de junio, que incluso puede continuar diez días más si son necesarios. 

Las acreedores aceptaron explícitamente mantener el diálogo abierto aunque técnicamente no haber cobrado los intereses de esos bonos. Mantienen el canal de negociación y no activaron clausulas que acelerarían el efecto de un default. 

Sin embargo, las calificadoras se sumaron al juego y este martes dos de las tres agencias de rating (Moody´s por ahora no se expidió), que monopolizan el negocio de las calificaciones de deuda, salieron en tándem a alertar sobre la situación de default selectivo o "restringido", según la definición de Fitch. Esta última redujo la nota a "Default Restringido" desde "C". Standard & Poor's recortó la nota de los cuatro bonos argentinos a "D" desde "CC". 

Pese a la comunicación de las calificadoras, los precios de los bonos argentinos siguieron subiendo y este martes treparon hasta 7,1 por ciento, lo que contrajo el riesgo país en 9,3 por ciento hasta ubicarse cerca de los 2500 puntos. La expectativa es que habrá un cierre de la reestructuración de la deuda, aunque desde el Palacio de Hacienda reconocen que podría llevar más allá del 2 de junio. Aclaran que en la última comunicación y prórroga se adelantaba la posibilidad de otra extensión en el plazo para la negociación. En los próximos días el Gobierno presentará una adenda a la oferta inicial con los cambios producto de estas conversaciones.

Hasta el momento las negociaciones permitieron acercar posiciones entre la oferta que realizó el equipo económico que lidera el ministro Guzmán y los tres principales grupos de bonistas (Ad-Hoc Bondholders Group, el  más grande y que incluye Blackrock, Ashmore y Fidelity), los Bondholders Group  y los  Exchange Bondholders Group. En estas conversaciones habría un punto intermedio en una oferta en torno a los 50-55 dólares por cada cien valor presente que el Gobierno estaría dispuesto a aceptar al igual que estos fondos de inversión.

Desde Economía informaron que los bancos colocadores HSBC y Bank of America comenzaron a contactar de manera más exhaustiva a los tenedores de deuda argenitna que no pertenezcan a los anteriores grupos. Fuentes oficiales aseguraron a este diario que cerca del 60 por ciento de los acreedores, sin importar el tamaño, no está agrupado. Por ejemplo, el  fondo de inversión Templeton aclaró públicamente que cuenta con una porción muy chica de bonos argentinos con legislación extranjera que están sujetos a la operación de canje que lleva adelante el gobierno nacional.