“Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es”.

                                                                        Jorge Luis Borges. El Aleph

 

Cada principio de año, ya como rutina, la sociedad argentina se ocupa, como excepción estacional, del tema educativo. El escenario principal es la Provincia de Buenos Aires. El debate se concentra en una cifra o en un porcentaje, siempre vinculado al salario inicial del maestro de grado. Se suma la incertidumbre sobre el comienzo de las clases y la controversia acerca de la justicia del reclamo gremial y la situación salarial (no siempre el interés se extiende a las condiciones laborales) de los docentes. La importancia de que los chicos no pierdan clases y el repudio a que se los tome como “rehenes” de una disputa político-sindical completa el cuadro. Algunos repetidos “lugares comunes” amplían, muchas veces, la cuestión. Demasiada simpleza para un tema muy complejo. Miradas particulares y limitadas que impiden observar el conjunto del universo.

El Aleph es un cuento de Jorge Luis Borges publicado en la revista Sur en 1945 y en el libro homónimo por la editorial Emecé de Buenos Aires en 1949. En él, el protagonista –el propio Borges- relata el encuentro de un Aleph en el ángulo de un sótano de una casa de la calle Garay. Aclara que un Aleph es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos. Se pregunta “¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?”, y agrega “Por lo demás, el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito”. Al verlo, dice “sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo”.

¿Qué diría aquel que pudiera ver “el inconcebible universo” del sistema educativo bonaerense?Seguramente relataría una larga lista –como el Borges del cuento- que quebraría la simpleza de una cifra, de un porcentaje, de un desconocimiento o de un prejuicio.

Vería alrededor de 20.000 escuelas, unos 400.000 docentes, más de 4 millones de alumnos. También auxiliares, administrativos, preceptores, profesionales. Supervisores y equipos directivos. Consejos escolares y secretarias técnicas.Muchas escuelas de más de 2.000 alumnos y muchas otras de 1 a 10 alumnos. Maestros y profesores enseñando en hospitales, en casas particulares y en cárceles. En el conurbano, en las grandes ciudades del interior, en cada rincón rural, en las islas. Al Estado contratando combis, remises, lanchas. Estudiantes haciendo educación física en patios escolares, polideportivos, clubes o terrenos baldíos. Bibliotecarios trabajando en bibliotecas de aula, bibliotecas itinerantes y salones biblioteca. Cooperadoras. Cientos de Centros de Estudiantes. Docentes enseñando a sus alumnos a ordeñar vacas en una escuela agraria, y a producir quesos o dulce de leche. La alegría de los chicos de una orquesta escuela abriendo los estuches de los violines nuevos. Escuelas de Arte, Centros de Educación Física, Centros Educativos Complementarios,todos a contraturno, gratuitos y optativos. Centros de Investigación Educativa en todos los distritos. Escuelas de Educación Técnica, de Educación Agraria,Centros Educativos para la Producción Total, Terciarios Técnicos, Centros de Formación Profesional. Prácticas profesionales en empresas. Ferias de Ciencias. Educación Especial para atender discapacidades intelectuales, visuales, auditivas, motoras, emocionales, múltiples. Maestras integradoras y acompañantes terapéuticos. Equipos interdisciplinarios compuestos por psicólogos, licenciados en Trabajo Social, psicopedagogos. Adultos aprendiendo a leer y escribir, terminando la escuela primaria o la formación secundaria. Desayunos, almuerzos y meriendas para miles de niños. Nuevas reglamentaciones producidas por gremialistas y funcionarios en enriquecidos debates. Equipos técnicos revisando planes de formación de enfermeros, policías, técnicos en informática, en industria textil, en industria naval y en biotecnología. Formación docente en institutos terciarios y capacitación en toda la provincia. Problemas de ausentismo y mayoría de docentes que excepcionalmente “faltan” y que prolongan su jornada laboral en un sistema que no contempla el pago de “horas extras”. Vería un recibo de sueldo que incluye un salario básico, sumas remunerativas, no remunerativas, bonificables, no bonificables, antigüedad, pago por funciones, ruralidad, zona desfavorable, incentivo docente.

Una visión simultánea de una actividad que se inicia antes de las 8 de la mañana y se prolonga, en muchos casos, hasta más allá de las 10 de la noche.

Ver un Aleph es, en definitiva, una posición ideológica. Estar dispuesto a mirar más allá del detalle. Ver la complejidad. Lo diverso. No hacer, como alguna vez señaló la destacada socióloga argentina María del Carmen Feijoo, “de la excepción el promedio”. No abordar el tema como una simple disputa, ni desde el prejuicio o el desconocimiento de la totalidad. Una totalidad inabarcable para este limitado relato.Ver un Aleph es buscar la solución al complejísimo problema educativo observando el “inconcebible universo”.

(*) Ex director general de Cultura y Educación bonaerense, ex diputado nacional FPV.