Por decreto, el gobierno francés prohibió los tratamientos con hidroxicloroquina para enfermos de covid-19, luego de que la OMS suspendiera los ensayos clínicos y estudios científicos alertaran por la alta tasa de mortalidad y poca eficacia asociadas a su uso en estos casos. La decisión oficial consideró las opiniones negativas dictaminadas por el Comité de Salud Pública y la Agencia de Fármacos de París, que, a su vez, acompañaron las observaciones de la OMS.
En un comunicado, el Ministerio de Sanidad francés advirtió que los médicos no deberán recetar esa droga -usada para tratar la malaria- a pacientes positivos por covid-19, y que tampoco deberá utilizarse en los hospitales para los pacientes internados.
La única excepción, informaron las autoridades sanitarias francesas, serán los ensayos clínicos.
El nuevo decreto modificó otro del 26 de marzo que permitía su uso en pacientes de gravedad internados en hospitales, y siempre que mediara una decisión colegial de los médicos y se aplicara una "vigilancia médica estricta".
El ministerio justificó este cambio por el dictamen emitido por el Alto Consejo de Sanidad Pública (un órgano consultivo), que considera que, con los datos disponibles, no solo no está demostrado que la hidroxicloroquina sea beneficiosa, sino que además puede suponer un riesgo cardíaco.
También se refirió a los estudios publicados en las últimas semanas sobre el uso de la hidroxicloroquina para el coronavirus como tratamiento único o en asociación con otros medicamentos. En ese sentido, el decreto refiere particularmente un trabajo publicado a fines de la semana pasada en "The Lancet", según el cual se registró mayor mortalidad e incremento de arritmias cardíacas entre los pacientes a los que se había administrado el medicamento.
En Francia, el uso de hidroxicloroquina para casos de covid-19 es fuertemente defendido por Didier Raoult, director del Hospital Universitario IHU de Marsella, que cuestionó públicamente las observaciones del estudio publicado en "The Lancet". Raoult asegura que la hidroxicloroquina, cuyo uso también es defendido por los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Donald Trump y Jair Bolsonaro, "salva vidas" y que lo comprobó en el centro médico a su cargo.