Los jóvenes de entre 18 y 25 años serán los más golpeados por la crisis socio económica derivada del coronavirus. Uno de cada seis en el mundo perdió el empleo desde que comenzó la pandemia. Se encuentran más expuestos, dado que cuatro de cada diez trabajan en los sectores más afectados, como comercio y hotelería. 

Tendrán un triple impacto: a la pérdida del empleo se suma el freno en la formación académica y las mayores dificultades para volver a reinsertarse al mercado laboral. Así se desprende de un informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ya habla de una “generación de confinamiento”.

“La crisis de la Covid-19 está afectando a los jóvenes, en particular a las mujeres con mayor gravedad y rapidez que a cualquier otro grupo. Si no tomamos medidas inmediatas para mejorar su situación, el legado del virus podría acompañarnos durante décadas. Si su talento y energía son marginados por falta de oportunidades, esto ocasionará un daño al futuro y hará que sea mucho más difícil reconstruir una mejor economía post-Covid”, aseguró Guy Ryder, director general de la OIT.

Desempleo

El 17,1 por ciento de los jóvenes de todo el mundo de entre 18 y 29 años dejaron de trabajar desde el comienzo de la pandemia. Los que mantuvieron su empleo tuvieron una reducción de horas del 23 por ciento, por lo que su nivel de ingresos también se vio afectado en casi la mitad de los casos (43 por ciento). Los datos surgieron de una encuesta de la OIT con la Iniciativa Mundial sobre Empleo Decente en 112 países.

Una de las razones que explica el desempleo tiene que ver con que los sectores económicos donde se encuentran la mayor proporción de jóvenes son los más impactados por la pandemia. Se trata de comercio, fabricación, inmobiliaria/administración y hotelería/alimentación, que en febrero empleaban a 178 millones de jóvenes de todo el mundo. La proporción del empleo juvenil sobre el total del empleo alcanza hasta el 17 por ciento. En cambio, en los rubros menos afectados, como servicios públicos o actividades sanitarias, la proporción del empleo juvenil no alcanza el 4 por ciento. Por otro lado, al disponer de menores niveles salariales, y por ende de ahorros, son más vulnerables a las repercusiones en sus ingresos.

Casi tres cuartas partes de los jóvenes que trabajan en los sectores económicos más afectados (131 millones) tienen un empleo informal. Si bien las mujeres jóvenes representan menos del 39 por ciento del empleo juvenil a escala mundial, constituyen el 50,0 por ciento del empleo juvenil en los servicios de hotelería y alimentación y el 41,7 por ciento en el comercio al por mayor o al por menor.

Además, el desempleo juvenil aumenta más rápido. En Canadá, el índice de desempleo subió de febrero a abril 6 puntos porcentuales para las personas adultas, pero en los jóvenes se incrementó 17 puntos porcentuales. “En otros países como Estados Unidos, Australia, China o Suiza se registraron tendencias análogas”, dice el documento. Los jóvenes menores de 30 años integran el 70 por ciento de los flujos migratorios a escala internacional. "Muchos padecieron las consecuencias del cierre de lugares de trabajo y de fronteras, y no pudieron retomar su trabajo ni volver a su país de origen", agrega.

Triple impacto

La crisis afecta a los jóvenes con la ola de pérdida de empleos, pero también por la interrupción de educación, “que podría mermar sus oportunidades profesionales en el futuro”, dice el informe. Alrededor de la mitad de los encuestados manifestó que concluirá sus estudios con retraso y el 10 por ciento prevé que no podrá terminarlos. El 98 por ciento informó del cierre íntegro o parcial de las instituciones educativas. Más de dos terceras partes tiene actividades a distancia. No obstante, la cantidad de centros académicos cerrados completamente es más elevada en regiones que no poseen medios adecuados para implantar programas de formación a distancia.

El tercer impacto tiene que ver con las mayores dificultades que tendrán para reincorporarse al mercado laboral. “Las pruebas empíricas muestran que la incorporación de los jóvenes al mercado laboral en períodos de recesión puede repercutir adversamente en su situación relativa durante una década”, anticipa la OIT. “Los grupos que concluyan su enseñanza secundaria o universitaria en el 2019/2020 es probable que padezcan pérdidas salariales a largo plazo, y en los próximos años deberán afrontar una mayor competencia y una menor cantidad de puestos de trabajo disponibles”, alerta el documento.