El Gobierno volvió a rechazar una oferta de los acreedores por insuficiente pero mantendrá abierta la negociación diez días más despúes del martes. "Hoy se venció uno de los acuerdos de confidencialidad de esta semana. Hay otro que aún está vigente. De este último aún no podemos hablar. Con respecto al que venció hoy, el resultado es que nos hemos acercado pero aún hay un camino importante por recorrer”, afirmó este jueves el ministro de Economía, Martín Guzmán. La declaración del funcionario coincide con trascendidos de las propuestas que presentaron los principales grupos acreedores, entre los que se encuentra el gigante de Wall Street, Blackrock. Esta oferta es presentada por los fondos como una mejora sustantiva respecto del inicio de las negociaciones. La respuesta de Guzmán valoriza el acercamiento pero deja en claro que sigue siendo insuficiente para sellar "un acuerdo que cuide a la Argentina".
La negociación discurre claramente por dos carriles. Por un lado la discusión de números (tasas, plazos, instrumentos y quitas) y por el otro la mediática. En esta última es donde los fondos de inversión hacen su juego para mostrarse como los grandes "perdedores". Son fondos que, como le dijo este jueves el ex titular de YPF Miguel Galuccio al ministro, tomaron deuda argentina a tasas del 7 por ciento anual en promedio cuando el mundo ofrecía cero.
Este jueves dos grupos de bonistas presentaron una propuesta conjunta, en la que aseguran un "alivio de flujo de caja de más de 36.000 millones de dólares durante nueve años". La propuesta fue elevada por Ad Hoc Bondholder Group (Blackrock y Fidelity), con bonos emitidos durante el macrismo, y Exchange Bondholder Group (tenedores de deuda nacida en las reestructuraciones de 2005 y 2010). "La propuesta conjunta cuenta con el respaldo de los grupos de acreedores más grandes y se encuentra en términos más favorables para el país que las anteriores", machacaron los acreedores en el comunicado para mostrar voluntad.
Guzmán reconoció el gesto pero se plantó en que no es suficiente. La propuesta oficial que presentó el Gobierno implicaba el reconocimiento de 38-40 centavos por dólar de valor presente. Se espera que el equipo económico entregue en breve una adenda con una mejora en su oferta. Por lo pronto, la que dieron a conocer los acreedores se ubica en torno a los 53 centavos por dólar. Cabe recordar que Blackrock había hecho punta en la negociación exigiendo que no haya quita de capital ni de intereses y que sólo se reprogramaran vencimientos.
Luego se sumó a una propuesta conjunta que llevaba a 60 centavos el valor presente y en medio de la negociación dejó trascender que les aconsejaba a otros fondos aceptar una quita mayor.
El Gobierno también se movió. Es parte de la dinámica de toda negociación. La propuesta argentina se acerca actualmente a un promedio de 45-48 centavos. Pero Guzmán considera que es lo máximo que se puede comprometer en el contexto de pandemia para "poner a la Argentina de pie". Respecto de los dos universos de bonistas (tenedores de deuda K y M), desde Economía reconocen que hay mayores avances en el primer grupo porque las condiciones son más favorables, al haber soportado ya una quita en las reestructuraciones de 2005 y 2010.
“El grupo de acreedores llamado Ad Hoc se movió en la dirección correcta con respecto a su oferta previa, pero el movimiento fue corto, insuficiente para las necesidades del país. Esperamos seguir trabajando con los acreedores que componen ese grupo, que al día de hoy son quienes tienen una posición más alejada de las restricciones que enfrenta nuestro país. Hay otros acreedores con quienes hemos recorrido un camino que nos acerca más, pero aún es temprano para hablar de ello, cuando estamos bajo acuerdos de confidencialidad”, sostuvo Guzmán en un comunicado que se conoció a última hora del jueves.
Fuentes vinculadas con la negociación anticipan que el martes, cuando vence la última prórroga que aceptaron las partes para seguir negociando, se ampliará diez días para continuar afilando el trazo de la propuesta. El ministro remarcó que el Gobierno enfrenta dos desafíos. “Uno es el de llegar a un entendimiento con todo el conjunto de acreedores. Y otro es el de reconciliar las posiciones de los distintos acreedores, que son bien diversas, pues todos tienen distintas tenencias de instrumentos, y por lo tanto tienen distintas preferencias y visiones”, detalló. “Como en toda reestructuración, la coordinación entre acreedores siempre es una cuestión central”, añadió el funcionario.