La UBA asignó los fondos destinados a gastos de funcionamiento para distribuir entre sus trece facultades. La distribución se aprobó por mayoría en el Consejo Superior, aunque sectores de la oposición advirtieron que los recursos son insuficientes: la decana de Filosofía y Letras, Graciela Morgade, y el decano de Ciencias Exactas, Juan Carlos Reboreda, votaron en contra del reparto, entre otros consejeros. El presupuesto total de la UBA en 2017 es de 13 mil millones de pesos, de los cuales 11.150 millones se destinan a salarios de docentes y no docentes. Los 1850 millones restantes son para gastos de funcionamiento de la universidad: según se aprobó, el 11 por ciento se destinará a las facultades –es decir, el 1,68 por ciento del total del presupuesto– y el resto será destinado en parte al rectorado y en parte a funciones específicas (hospitales, escuelas). En la próxima sesión del Consejo Superior se discutirá cuánto dinero se dirige a cada facultad.
Desde las facultades de Exactas y Filosofía exigen que el monto que se destina a las facultades sea mayor, que sea al menos el 2 por ciento del presupuesto total. “El aumento para gastos de funcionamiento fue del 177 por ciento, pero a las facultades nos aumentaron un 49 por ciento”, se quejó la decana Morgade. “El presupuesto no nos alcanza para garantizar obras y reparaciones del edificio. Necesitamos modificar los techos del museo etnográfico; hoy la obra está suspendida y sin aviso. Hay material arqueológico que cuidar, la obra no puede estar parada, y este aumento no nos garantiza que la facultad pueda hacer las obras necesarias”, explicó a Páginai12. Antes de la votación del Consejo Superior, el consejo directivo de Filosofía y Letras solicitó que se elaborara otro proyecto de reparto, con “una distribución que garantice la atención de las emergencias de infraestructura edilicia y el funcionamiento de las facultades”.
Desde el rectorado, Matías Ruiz, subsecretario de Hacienda de la UBA, dijo que “el incremento conseguido para este año es casi 50 por ciento superior al de 2016, permitiendo garantizar el normal funcionamiento de nuestra universidad”. Aunque afirmó que no se conformarán sólo con eso: “Desde el Consejo Superior dejamos en claro que, si bien los recursos conseguidos representan una mejora sustancial en nuestro presupuesto, seguiremos insistiendo en la necesidad de incrementar la inversión en todas las áreas de nuestra universidad, para ponerla acorde con los presupuestos de universidades de similar envergadura y calidad a nivel internacional”. Ruiz detalló que “se aprobó un plan de obras que, sumado a otras partidas específicas, asciende a más de mil millones de pesos, lo que serviría para avanzar y terminar obras en las facultades de Sociales, Exactas, Agronomía, Psicología y Filosofía. Se incrementaron en un 150 por ciento las partidas de programas comunes; se actualizó un 100 por ciento la inversión en Ciencia y Tecnología, destacándose particularmente un crecimiento del 500 por ciento para el refuerzo de los gastos de funcionamiento de los institutos de investigación”.
Entre los más críticos al reparto de fondos estuvieron los representantes estudiantiles de las agrupaciones que conducen la FUBA. “Se pretende que las 13 facultades, que es donde los estudiantes cursan y participan todos los días, funcionen con tan solo el 1,68 por ciento del presupuesto total. No se entiende en qué usa el rectorado el 60 por ciento de los gastos de funcionamiento que van para la administración central”, dijo a este diario Ezequiel Galpern, consejero superior por La Mella. Julián Asiner, consejero superior y copresidente de la FUBA por el PO, señaló que “esa redistribución de fondos no resuelve ningún problema real. Y coincide en aprobar un presupuesto al margen de los docentes. Una propuesta que no toca las cajas negras de la UBA, los recursos propios que manejan las distintas facultades”.
En la misma sesión del Consejo Superior, el cuerpo resolvió manifestar la necesidad de alcanzar “un acuerdo paritario justo y rápido para los trabajadores docentes y no docentes”, así como respaldar las acciones de los sindicatos en su defensa. No obstante, los sectores opositores al bloque de radicales y aliados que conduce la UBA reclamaron una postura pública más fuerte ante los avances del gobierno nacional sobre la educación pública. “Dejaron solos a los docentes en medio de su lucha”, se quejó Asiner. “El gobierno nacional deja claro cada día que busca ejecutar un ajuste contra la educación en general –dijo Galpern–. Y la UBA como institución no critica al gobierno. Propusimos que la universidad participe de la marcha docente del miércoles, pero votaron en contra.”
Informe: Gastón Godoy.